No se requiere derrochar mucho sentido común para concluir que la
entrega del galardón se debió más a sus ideas políticas que a su obra
literaria. Grandes escritores son recordados más por sus textos que por
sus premios, como el caso de Jorge Luis Borges, Franz Kafka, James
Joyce, Marcel Proust, León Tolstói o Paúl Valery que alcanzaron la
universalidad sin gozar del reconocimiento testamentario de Alfred
Bernhard Nobel, inventor de la nitroglicerina (dinamita) considerado el
padre de la industria bélica moderna e inspirador de la teoría del
Balance del Terror, quien murió horrorizado por las múltiples
aplicaciones de su invento en el desarrollo de la carrera armamentista,
situación que lo llevó a ser un fervoroso “luchador por la Paz” con una
inmensa fortuna puesta al servicio del mito altruista de su Fundación,
que tiene más de un siglo recompensando a los genios y no tan genios,
por sus aportes a la humanidad en física, química, fisiología o
medicina, literatura y a los pacifistas dedicados a la noble labor de
hermanar a los pueblos, abolir los ejércitos y organizar Congresos por
la Paz.
La decisión de la Academia sueca en favor del escritor peruano
nacido en Arequipa y naturalizado español no podía ser más oportuna, en
momentos en que la extrema derecha internacional hace lo imposible para
derrocar a los gobiernos de izquierda latinoamericanos que han
representado un serio peligro a las rapaces oligarquías saprofitas
enquistadas en el continente.
Ello explica porqué que Mario Vargas Llosa en mayo de 2009, comparó
con el sida y el cáncer terminal a Ollanta Humala del Partido
Nacionalista y a Keiko Fujimori de la Alianza Fujimorista, potenciales
candidatos a la presidencia del Perú en el 2011, convirtiéndose así en
un personaje de sus propios libros, como bien lo describiera el
congresista peruano Isaac Mekler quien dijo que el escritor asumió el
papel de Pedro Camacho, personaje de la novela La Tía Julia y el
Escribidor, que por escribir varios guiones de radionovelas a la vez,
termina desquiciado y confundiendo la ficción con la realidad, creando
ficción dentro de la ficción para vengarse del pasado ejerciendo todo su
poder en el presente.
Esta es una razón para creer que la geopolítica ha marcado la ruta
de los premios Nobel con su historia negra celosamente guardada por los
albaceas de una Fundación auspiciada por un misántropo con piel de
filántropo que alguna vez se definió (según su epistolario) como “un
monstruo que debió haber sido estrangulado al momento mismo de nacer” . Y
dijo más: “Es una idiotez pretender ser algo o alguien en esta manada
de mil cuatrocientos millones de monos bípedos y sin rabo que deambulan
por este descontrolado proyectil que es el planeta Tierra”
Pero Mario Vargas Llosa es ahora el Premio Nobel de Literatura
2010, veinte años después de que Alberto Fujimori, (encarcelado por
corrupción y graves violaciones a los Derechos Humanos) lo derrotara en
las elecciones presidenciales de 1990 y el autor de Pantaleón y las
visitadoras, dolido por su fracaso electoral, llamara a bloquear la
economía del Perú, obviamente sin éxito, mientras su amigo Octavio Paz
recibía el premio de la Academia sueca.
A Mario Vargas Llosa podrán quererlo por sus novelas más no por sus
ensayos políticos que nada tuvieron que ver con la interpretación de la
realidad peruana que José Carlos Mariátegui dejó como referente
obligado frente al colonialismo literario. El tránsfuga peruano, más
panfletario que retórico, un día ensaya un ataque al gobierno de Hugo
Chávez desde las páginas del diario español El País, llamándolo
“matonesco y sin escrúpulos” y otro día ensaya en Caracas, junto con un
centenar de escritores, intelectuales, periodistas y políticos, la
defensa de la democracia y el libre mercado, olvidándose de los años en
que se declaraba “marxista radical”, fiero defensor de la Unión
Soviética y la revolución cubana, sin cansarse de gritar: «Nadie volverá
a saquear ni a explotar a América Latina!» en tiempos en que viajaba a
La Habana (1965) para integrar el jurado del Premio Casa de las
Américas.
Pero la “Nobel oligarquía” le echó el ojo al “escribidor
mercenario” y como El Pez en el Agua empezó a mover sus nuevos ensayos
en todos lo mares del mundo: censuró la obra cultural de Mao Tse Tung en
China por sus efectos devastadores; condenó a Pinochet sin hablar de
sus crímenes de lesa humanidad; describió al PRI como la dictadura
perfecta y nunca dijo que le sirvió de inspiración en su carrera
política; golpeó la parte izquierda del rostro de Gabriel García
Márquez, acaso por la amistad inalterable del colombiano hacia Cuba y
Fidel Castro; defendió las masacres en Yugoslavia y Afganistán,
justificó la intervención de Bush, José María Aznar y Tony Blair en Irak
y calló vergonzosamente ante el saqueo de los tesoros de las
bibliotecas y museos de Bagdad.
No sorprendería a nadie que Mario Vargas Llosa, pretenda ahora en
nombre de dios y la libertad, con el millón de euros en su bolsa que
recibirá en Estocolmo la noche del 10 de diciembre, y sobre todo, con el
respaldo de los grandes explotadores del Club Bilderberg convertirse en
el Vaclav Havel del Perú del Inca Garcilaso donde la literatura, como
en toda América es lujo, no es pan.
Fuente, vìa :
http://www.lajornadaaguascalientes.com.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=17496:mario-vargas-llosa-cortesano-del-imperialismo&catid=24
Excelente análisis contrario a la miel aduladora destilada por los explotadores y su atmósfera de perfumes..
ResponderEliminar¡Felicidades a Nora Ruvalcaba Gámez!
Sencillamente excelente artículo de Nora Ruvalcaba Gámez, profesora de Aguascalientes, México.
ResponderEliminarME IMPRESIONÓ ESTE ARTÍCULO...TIENE TANTA RAZÓN
ResponderEliminarEN CUÁNTO A QUE MARIO VARGAS LLOSA HAY QUE QUERERLO POR SUS NOVELAS, MÁS NO POR SU ENSAYOS POLÍTICOS...