La práctica lleva a la perfección cuando
se trata de recordar cosas, pero cómo se consigue eso ha sido un
misterio desde hace mucho tiempo. Un estudio publicado en Science esta
semana indica que reactivar patrones neuronales una y otra vez puede
hacer que las cosas se fijen a la memoria.
Para la gente es más fácil recordar
cosas cuando el material se les presenta de forma repetida cada poco
tiempo que cuando se le presente todo de una vez. Por ejemplo, es más
probable que recuerdes una cara que has visto en numerosas ocasiones en
vez de una que has visto una vez en mucho tiempo. Una razón por la que
podría ser posible que una cara vinculado a muchos contextos -como el
colegio, el trabajo o el hogar- sea más fácil de reconocer que una
asociada sólo con un lugar, como una fiesta, podría ser que hubiesen
numerosas maneras de acceder a esa memoria. La idea, llamada hipótesis
de variabilidad del código, fue propuesta por los psicólogos hace 40
años.
Cada contexto diferente activa un
conjunto diferente de regiones cerebrales; la hipótesis sugiere que son
estas diferentes respuestas neuronales las que mejoran la memoria. Pero
la investigación con escáneres neuronales liderada por Russell Poldrack,
un neurocientífico cognitivo de la Universidad de Texas, sugiere ahora
que lo contrario es cierto -los objetos se recuerdan mejor cuando
activan el mismo patrón neuronal con cada exposición.
Ensayo neuronal
El equipo de Poldrack midió la actividad
cerebral en 24 personas utilizando resonancias magnéticas funcionales
(fMRI). Los sujetos vieron 120 caras no familiares, cada una repetida
cuatro veces en intervalos variables durante el escáner fMRI. Una hora
más tarde, les mostraron las caras de nuevo, mezcladas con otras 120 y
se les pidió que valorasen la familiaridad con cada una.
Los investigadores observaron entonces
las respuestas cerebrales que habían sido grabadas cuando a los sujetos
se les mostraron las caras por primera vez, centrándose en 20 áreas
cerebrales asociadas con la percepción visual y la memoria. Las caras
que se reconocieron luego evocaron patrones de activación similares en
nueve de las regiones, particularmente en aquellas asociadas con la
percepción facial y de objetos; las caras que luego fueron olvidadas no
evocaron ese patrón del mismo modo.
En un experimento diferente, se
mostraron 180 palabras a los sujetos en el escáner fMRI, cada uno
repetido tres veces. Seis horas más tarde, realizaron dos tests de
memoria. Las palabras recordadas activaron patrones similares en cada
repetición en 15 de las 20 regiones que se examinaron.
Explicando nuestro cerebro
Sin embargo, Marvin Chun, un
neurocientífico cognitivo de la Universidad de Yale en New Haven,
Connecticut, dice que los resultados no invalidan la hipótesis de
variabilidad del código porque Poldrack y su equipo estaban en una
situación diferente. Para comprobar la hipótesis de forma directa, los
autores deberían haber presentado objetos en contextos diferentes,
comentó.
Es más, palabras o caras que atractivas
pueden provocar más patrones reproducibles de activación cuando se
presentan varios objetos que cuando se presentan menos, comentó Rik
Henson, un neurocientífico cognitivo de la MRC Cognition and Brain
Sciences Unit en Cambridge, Reino Unido. Este efecto podría explicar los
resultados sin refutar la hipótesis de variabilidad del código.
“No podemos descartarlo”, dijo Poldrack.
Para tratar este problema, tendría que analizar de forma más profunda
el cerebro del sujeto y sus respuestas a objetos individuales. “Puede
ser que haya una versión de la hipótesis que sea compatible con estos
datos”.
“Si exprimimos a los teóricos para que
piensen un poco más e intentamos incorporar datos neuronales en estas
teorías, creo que es algo bueno, tanto si la hipótesis se refuta como si
no”, añadió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario