Un mensaje enviado desde el
fondo de la mina San José cuatro días después del contacto que permitió
saber que los 33 trabajadores permanecían con vida, tras el colapso del
yacimiento el pasado 5 de agosto. El riesgo aún es alto y no se puede
cantar victoria.
Un mensaje escrito por uno de los 33
mineros atrapados en el fondo del yacimiento San José de Copiapó, da
cuenta de una realidad muy distinta a la que se ha proyectado respecto
de lo que ocurre a 700 metros de profundidad con el grupo de atrapados.
La nota, a la que tuvo acceso El Ciudadano,
corresponde a la serie de misivas que fueron enviadas por los
trabajadores atrapados a partir del contacto conseguido el pasado 26 de
agosto, cuatro días después de que el país y el mundo supo que los 33
mineros permanecían con vida tras el colapso del yacimiento, ocurrido a
principios de agosto.
En ella, uno de los mineros -cuya
identidad mantendremos en reserva- le advierte a su ex mujer: “El cerro
está muy malo aquí abajo. Nos queda muy poca mina para arrancar si pasa
algo”, y le explica que sus condiciones físicas y de salud no son
buenas.
La realidad indica, y el sentido común
también, que los mineros no están completamente a salvo y que aún están
sometidos a un peligro que escapa a las condiciones que puedan manejar
desde el Gobierno o los equipos de rescate.
“A PURA AGUA”
La nota, según revelaron nuestras
fuentes, fue escrita por un minero con experiencia, “un viejo que es
minero de ese tipo de viejos reservados, tímidos, que conoce la mina y
lo único que entiende, es que está atrapado, poco y nada sabe lo que
ocurre arriba”, revela un minero de la San José.
En la misiva, el minero atrapado narra
que luego del colapso de la San José permanecieron durante 15 días
comiendo “una cucharada chica de atún cada 2 días”. El resto de las
adversas jornadas que debieron enfrentar antes del contacto, la
sobrevivencia fue “a pura agua”.
“A diferencia de algunos viejos que son
de la ciudad y han venido a trabajar a la mina, esos viejos zorros
perciben su drama de una manera distinta. No quieren televisión ni
fotos, menos farándula”, agrega el minero que nos entregó la misiva.
“TOMAR CONCIENCIA”
Fueron
estos mineros, hoy apostados en la superficie a la espera del regreso
de sus compañeros desde el fondo de la mina, quienes expresaron que
darnos a conocer la nota es consecuencia de la necesidad que tienen
ellos de no pasar por alto la preocupación que existe por lo que sus
compañeros están viviendo en el fondo del pique.
De todos modos, aclaran que después de
conocer este mensaje las condiciones de sobrevivencia de los atrapados
han mejorado gracias al envío de alimentos, vestimentas y otros insumos
básicos, “pero las cosas abajo siguen siendo de una adversidad brutal.
El cerro se sentó en el lado sur y los viejos están en el lado norte,
pero los mineros con mayor experiencia saben que en cualquier momento
puede ocurrir cualquier cosa, porque conocen la mina”, recalca un
trabajador.
Según expresaron al hacer pública la
nota no pretenden generar mayor preocupación ni alarma entre las
familias y la comunidad, sino por el contrario, hacer conciencia de que
“abajo los viejos están confinados, están viviendo una adversidad que
dista mucho de la idea que se ha querido instalar, casi al borde de la
farándula”, sostienen.
A LA USANZA DEL AMARILLISMO
Y no andan lejos en su preocupación. Los
matices de este primer mes con los 33 en el fondo del yacimiento es un
guión de cine que se escribe por sí solo. En poco más de una cuadra de
extensión, donde se ha asentado el campamento “Esperanza”, ha surgido
una suerte de micro sociedad, en la que conviven familiares,
trabajadores, voluntarios, autoridades, policías, parlamentarios,
fotógrafos, traductores, terapeutas de reiki, feriantes, grupos
folclóricos, payasos, líderes religiosos, periodistas… y varios
“turistas”, que no pierden la ocasión de tomarse una instantánea como
diciendo “yo estuve en la mina San José”.
La gran cantidad de profesionales de
medios de comunicación apostados en las afueras de la mina San José ha
dado para todo, casi en el límite del surrealismo. O para ser más
exactos, a la usanza del amarillismo.
Tras 17 días de incertidumbre respecto
de la suerte del los 33 atrapados, el escenario en las afueras del
yacimiento cambió radicalmente. Del malestar que habían provocado
algunos titulares e informaciones entregadas por cierta prensa durante
las primeras dos semanas de ocurrido el colapso, se pasó a una relación
algo más amena luego del ya mediatizado mensaje “Estamos bien en el
refugio los 33”, la noticia que Piñera quiso demorar sin mucho éxito.
Sin embargo, esa “buena onda” que devino
tras la certeza de que los mineros de la San José sobrevivieron al
derrumbe, podría variar con el transcurso de los días. La preocupación
se deja ver ya, a propósito del tipo de “noticias” que buscan algunos
medios, especialmente extranjeros.
Como botón de muestra ya está escrito el
desagrado que causó la información entregada por un medio español que
hablaba de problemas de salud causados por síndromes de abstinencia
alcohólica y de drogas entre algunos mineros, cuestión que fue
desmentida de inmediato por el ministro de Salud, Jaime Mañalich.
Ni hablar del acoso que significó para la familia del minero Ariel Ticona,
oriundo de Illapel, luego de que éste no apareciera en los primeros
videos de los 33 en el fondo de la mina, liberados por el Gobierno. Fue
tal la insistencia en “sospechas de lo mal que estaba”, que el minero
que las hizo de vocero al fondo del pique, se vio obligado a aclarar que
Ticona no había salido porque “es tímido”.
A tal punto ha llegado la incomodidad ante la “cacería noticiosa” emprendida por ciertos medios, que la familia del minero Luis Urzúa
tomó la decisión de no hablar con la prensa. “Nosotros vinimos aquí a
sacar a los mineros, no a contar nuestras vidas”, dijo a El Ciudadano la
hija del obrero.
La nota de la fotografía se condice con
ese escenario. A 700 metros de profundidad hay 33 trabajadores que
lidian su más importante batalla de sus vidas. Arriba, otros cientos de
ellos trabajan con incansable premura para traerlos de regreso.
Mientras, “plumas” al servicio del periodismo basura creen estar
contando 33 buenas historias, cuando en realidad ésas se están
escribiendo en las entrañas del desierto de Atacama.
fuente, vìa :
http://www.elciudadano.cl/2010/09/07/a-un-mes-de-la-tragedia-de-los-33-el-mensaje-que-pinera-no-usara-para-la-foto/
Fotografía: Lorenzo Moscia
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