Basados en el causalismo científico, vemos que las
relaciones humanas están determinadas por la estructura económica
fundamental de explotación que impera en la sociedad capitalista, por
ello hay una clase propietaria de los medios de producción (burguesía)
que le impone a la clase no propietaria (proletariado) las condiciones
para desarrollar la actividad económica (relaciones de producción).
En
este contexto social de explotación, el proletariado (clase
trabajadora) vende su fuerza humana de trabajo y se somete a las reglas
del comprador; de modo que en el capitalismo ningún trabajo es
enteramente libre, sino el medio para sobrevivir. Desde nuestra óptica,
la prostitución jamás podrá se considerada como una relación bilateral,
voluntaria y acordada entre adultos, al margen de factores como la
pobreza, la exclusión, la mercantilización del sexo y la falta de
oportunidades para el desarrollo. Es en verdad un fenómeno causado por
la desigualdad social y no un servicio liberal prestado a cambio de
contraprestación económica, ni el acto comercial de entrega de mercancía
por pago de dinero. EE.UU., a pesar de su gran desigualdad social, castiga penalmente este modo de explotación, tanto la compra como la venta de “servicios sexuales” (menos en el estado de Nevada); sin embargo altos personajes han estado en escándalos como clientes del negocio, los más recientes: Ted Haggard, líder de la Asociación Nacional de Evangélicos, involucrado en prostitución gay (2006); Randall L. Tobias, Director de la Usaid (2007); David Vitter, Senador de Louisiana (2007) y Eliot Spitzer, Gobernador de New York (2008). Todos admitieron los hechos y renunciaron a sus cargos.
En nuestra experiencia de investigación y lucha social por la igualdad de género, al lado de feministas internacionales como Alba Carosio, comprobamos que las prostitutas son las grandes víctimas del negocio y por ende merecen protección jurídica frente a esta industria capitalista que genera grandes ganancias para los criminales proxenetas del mundo de explotación globalizada.
Nos adherimos al feminismo revolucionario, convencidos de que éste nunca puede ser organocéntrico, pues conoce que la causa de la desigualdad no es el sexo (constitución orgánica de mujer u hombre) sino el género (superestructura cultural yuxtapuesta por la clase social dominante). Por tal razón, la adecuada lucha feminista no es excluyente ni exclusiva (no execra de su vanguardia al hombre con conciencia de género), sino que más bien, incorpora democráticamente a todas las mujeres explotadas y a todos los hombres explotados, a las sensibilizadas y a los sensibilizadas a la problemática sociohistórica de la discriminación fundada en género.
Finalmente subrayamos que urge promover leyes penales para combatir la prostitución y sus implicaciones delictivas: esclavitud, degradación del ser humano, narcotráfico, enriquecimiento ilícito, lavado de capitales. En palabras de Carosio: La opción para ejercer la prostitución no sucede en un vacío (sin circunstancias) ¿Cuales son los parámetros de libertad para mujeres en sistemas capitalistas y sexistas?
(*) Abg. Constitucionalista y Penalista. Profesor Universitario.
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
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