¡Ejemplar antisocial! Coludido entre las partes, o mafioso. Con
todos sus derivados. Más lo que sigue. Así resulta el sistema retrógrado
proempresarial, antilaboral y explotador, que se aplica en México. Esa es la característica primordial del modelo neoliberal, por cierto muy a la mexicana, tramposo porque va con todo y contra todos.
Casi
el Paraíso, como la novela de Luis Spota. Ideal para los reyes, los
príncipes, los hombres del dinero, pues. Con terreno fértil. En donde la
creación de riqueza y su falaz distribución en la modalidad de renta,
ha profundizado durante los últimos 30 años —o, digamos, los últimos
cinco sexenios, para ponerle nombre y apellido; desde Miguel de la
Madrid hasta Felipe Calderón, pasando por Carlos Salinas, Ernesto
Zedillo y Vicente Fox— la polarización entre ricos y pobres.
El
gobierno “es de empresarios y para empresarios”, de plano lo dijo Fox
en su momento. Y hubo de todo; incluso “manos libres” para los narcos.
Los otros no lo dijeron, lo defendieron a manos llenas. Léase la
privatización dirigida de Salinas para los prestanombres.
El lastre Fobaproa-Ipab de Zedillo contra la nación a cuenta del fisco.
Los negocios en Pemex para los cuates de Calderón y los
panistas. Y la riqueza nacional es el botín. No expuesto, pero sí
dispuesto para el más avezado en los negocios. El resto, así sean las
mayorías, que se jodan.
A grado tal, que el
nuestro es el país con las mayores diferencias distributivas en este
terreno en Latinoamérica. Aquí está la elite de muchos de los
empresarios más ricos del mundo, comenzando por Carlos Slim [¡y el
sonado Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias El Chapo! Barón de la droga a quien gusta enlistar la revista Forbes
entre los potentados. Más no el gobierno mexicano, quien nada sabe de
él desde su fuga del penal de Puente Grande, en los tiempos de Fox, como
tampoco de su escondite y de sus inversiones ilícitas, o de su
cuantiosa fortuna. Pero anda libre], como igualmente el mar de pobres.
La
pobreza que avanzó desde la desintegración de la clase media
empujándola hacia abajo, orillándola a confundirse con el resto de las
clases pobres; empleados, trabajadores de fábricas (nacionales o de
maquila), campesinos e indígenas, quienes ganan un salario cada vez más
ingrato que no alcanza para lo básico (donde lo básico
llega hasta la tortilla y los frijoles). También los indigentes, sector
de la pobreza extrema en donde se está arrinconando a los adultos
mayores, que cada vez aumentan con pensiones raquíticas y sin atención
médica; peor con una política social inexistente o que los reivindique.
Nada. Porque el Estado es un instrumento para los menos.
En
pocas palabras: crecen los ricos, aumentan los pobres, bajo la simple
fórmula de + ricos + pobres. Ese es el saldo neoliberal en México. Se
puede revisar cualquier dato estadístico, y la percepción no cambia. Al
contrario, se aclara. Cierto que el saldo tampoco es exclusivo de aquí,
pero es ejemplar. Es el modelo clásico de los Chicago boys,
pero peor que en Chile. Es mejor aquí para los inversionistas, los
especuladores, los grandes empresarios (por cierto que los
“nacionalista” ora están acá, donde les conviene; ora navegan para allá,
pero nadan casi siempre en la indefinición) y los políticos aliados o
simplemente amigos de los hombres más ricos del país. El resto no les
importa.
Para ello, útil resulta el proceder
aplicado. Muy propio de la clase político-empresarial de este país, que
es arremeter en contra de los creadores de riqueza —un principio que con
regularidad se olvida—; es decir, de los trabajadores. Ahí está el
asunto ahora de Mexicana de Aviación. Pero es sólo un ejemplo como
tantos otros del actual y los anteriores sexenios indicados.
Golpear
a los trabajadores en aras de conseguir el objetivo primordial:
mayores ganancias. Un proceder absurdo. Porque en realidad, los
trabajadores que se venden como mano de obra, son los creadores de valor
y por tanto de ganancias. No al revés.
Pero
como el precepto neoliberal, atentatorio de sus principios de “libre
mercado”, indica que correr a los empleados o presionarlos para que se
“amarren el cinturón” y así no presionen por un aumento salarial,
coadyuva a la eficiencia y la productividad —porque reduce los costos—,
pues entonces la meta es golpearlos y no precisamente por motivos de la
crisis económica.
Para lograrlo hay muchas
maneras. Pero entre las más favorecidas están al menos tres: 1) Amenazas
y cumplidos de despidos para aligerar la plantilla laboral. 2)
Incumplir los acuerdos previos, de contratos colectivos de trabajo, de
revisión al alza de las cotizaciones salariales anuales. 3)
Desconocimiento de los acuerdos sindicales internos, como la “toma de
nota”. Esta última medida corresponde a la secretaría del Trabajo. Y la
negativa se ha convertido en desestabilizadora de la representatividad y
con ello de la legitimidad de los liderazgos sindicales.
Pero con dedicatoria para aquellas empresas que se pretende desintegrar
con fines económicos o de los propietarios. La minera, la eléctrica y
ahora la de aviación son ejemplos claros.
Con
una acotación importante. Recuérdese que los famosos “topes” del
salario, de por sí muy bajos, para contener la inflación son viejos.
Datan desde el primer gobierno neoliberal de Miguel de la Madrid. Bajo
la promesa de regularlos en tanto se contuviera el alza inflacionaria, a
la fecha es tiempo que la recuperación duerme el sueño de los justos.
Al gobernó se le olvidó, y a los líderes sindicales también. Ese es uno
de los déficits de los “representantes”.
El
haberse coludido con el poder en beneficio propio y en perjuicio de
los trabajadores y de la sociedad en general. La colusión neoliberal de
los líderes charros. Serviciales al sistema. Crías de los
gobiernos del PRI. Lo reconozcan o no, pero así es. Serviciales en
agravio así del poder adquisitivo del salario. Más bien, enemigos de los
trabajadores. Tremendo peso cargan sobre sus espaldas. Por útiles que
parecen luego.
Finalmente, lo que acontece hoy
con Mexicana de Aviación, más que crisis de subsistencia de la empresa,
porque es muy rentable, va contra los trabajadores. Amenaza para
pilotos y azafatas; la nómina del personal de tierra, administrativo,
mecánico y de tráfico, en cuestión. No obstante, en 2006 la negociación
entre dueños (Grupo Posadas) y pilotos (ASPA) garantizó para cuatro años
no aumentar el salario, reducir la plantilla, aumentar las jornadas,
reducir los descansos, ajustar el aguinaldo y la prima vacacional, pagos
por hora nocturna y aterrizaje. ¿A quién le sobra voluntad? La
voracidad primero.
Dicho acuerdo contaría con las bendiciones políticas de Egipto, Rusia, Siria e Irán y
como colaboradores económicos necesarios en la reconstrucción de Gaza a
Arabia Saudí, EEUU, UE, Japón, y Emiratos Árabes ( con un costo
aproximado de 2.000 millones de $) y debería ser global y vinculante
para todos los países del área geopolítica de Oriente Próximo y lograr la instauración de un nuevo "status quo" en la zona (" Pax obamaniana"),
una vez resuelto el contencioso nuclear de EEUU con Irán y el
restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países .
Dicha operación contará con la inicial oposición del influyente lobby judío de EEUU (AIPAC), pero lo
terminará aceptando al recibir Israel como contrapartida las
bendiciones de EEUU a la culminación del Muro de Cisjordania (que
incluiría aproximadamente el 10% del territorio de Cisjordania, incluida
Jerusalén Este) y el incremento de la ayuda económica cifrada durante
la Administración Bush en unos 3.000 millones de dólares de ayuda,(
monto que representa casi el 2% del PIB de Israel) hasta los 5.000
millones, pero la paz será inestable y su duración dependerá de las
negociaciones de Israel con Siria para la devolución de los Altos del
Golán y de la futura actitud de Hisbolad y Hamas, pues si ambas
formaciones persisten en sus ataques a territorio israelí violando la “
sacrosanta seguridad" exigida por la población judía, podría incrementarse la tensión en la zona y reeditarse en la próxima década la Guerra de los Seis Días.
fuente, vìa :
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