MÉXICO, D.F., 30 de julio (apro).- La empresa estadunidense
Blackwater, la primera contratista de Washington en la guerra en
Afganistán y en Irak, también realizaría operaciones encubiertas en
Pakistán.
La empresa fundada por el exmarine Erick Prince y cuyas ganancias,
según el excongresista demócrata Henry Waxman, dependerían en un 90% por
los contratos otorgados por el Departamento de Defensa (DD) y por la
Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, se encuentra
operando a lado de las tropas de la OTAN y protegiendo a funcionarios de
Estados Unidos desde 2002.
Aunque tanto Prince como el gobierno de Estados Unidos desmintieron
la versión de la presencia de la empresa privada en Pakistán, fuentes
anónimas de inteligencia estadunidense revelaron el año pasado al
rotativo The Nation que Blackwater estaría presente en Pakistán
en “operaciones especiales dirigidas por el Comando de Operaciones
Especiales (JSOC)”.
Según la fuente, dichas operaciones utilizarían a “aviones no
tripulados (drones)” en misiones secretas para eliminar miembros de
Al-Qaeda en Pakistán. Lo anterior, revela la fuente, “porque (los
contratistas) no son sujetos a la supervisión del Congreso” de Estados
Unidos.
Dicha versión fue confirmada por el mismo Erick Prince, quien el
pasado 14 de enero, en una ponencia ofrecida a “cadetes, comandantes
militares, gente de negocios y veteranos (de guerra)”, cuyo título fue Superando las adversidades: el liderazgo en la punta de lanza, describió en detalle las actividades de Blackwater en los países del centro de Asia.
En la conversación reservada, cuya grabación consiguió el periodista de The Nation
--el estadunidense Jeremy Scahill--, el dueño de Blackwater comentó que
quien le pregunta si está consciente de que sus empleados, “están
exentos (de ser sancionados) por las leyes internacionales, como la
Convención de Ginebra, en sus operaciones en Irak, Afganistán y
Pakistán”, él siempre contesta que sabe de ello y que “ellos (los
enemigos) son gente que se arrastró desde las cloacas y tienen una
mentalidad medieval”.
Añadió: “Son bárbaros, no saben siquiera dónde está Ginebra. Dejemos en paz esa convención que se hizo allá.”
Scahill refirió que Prince, “con tono confiado y conocedor”, ofreció
un largo análisis de la situación en Irán y propuso que “soldados
privados”, como los de Blackwater, sean empleados en países en donde
Irán tiene cierta influencia: Yemen, Somalia y Arabia Saudí.
“No vas a resolver el problema metiendo ahí (en dichos países)
soldados regulares, es una pista demasiado sensible políticamente”. En
su lugar, afirma, “el sector privado puede operar con una muy, muy
pequeña y muy baja huella”.
El dueño y fundador de la mayor compañía de soldados privados del
mundo añadió en su ponencia que muchas tropas de la OTAN, cuyas
nacionalidades no mencionó, “no tienen ganas de pelear (…) Muchos hacen
(su trabajo), otros no. Es como un mosaico de distintos comitentes
internacionales de los cuales algunos pueden hacer su parte y otros no”.
Sostuvo: “Muchos de ellos (fuerzas de los países de la OTAN) deberían empacar sus cosas e irse a su casa.”
Más adelante, en el mismo discurso, Prince se ufanó del entrenamiento
que su empresa realiza todas las semanas con “mil 300 afganos”.
“Los agarras (a los ciudadanos afganos) y descubres que para ellos es
la primera vez que se encuentran en algo de primera clase, algo que
funciona”, detalló. “Los primeros días tenemos que darle clase de
‘introducción al uso del toilette’, pues –explica-- muchos de estos jóvenes nunca han visto un escusado antes”.
Prince señaló el “elevado número” de “líderes mundiales” que han sido
objeto de atentados. En particular, se refirió al ataque contra el Papa
Benedicto XVI realizado por una mujer durante la misa navideña el año
pasado, así como el ataque al primer ministro italiano Silvio
Berculsconi.
En este contexto, describió la protección que su empresa otorga a
altos funcionarios estadunidenses en Afganistán, entre los cuales se
encuentra el embajador de Estados Unidos, Karl Eikenberry. Acerca de
estos eventos, Prince narró el episodio acontecido en Bagdad en
diciembre de 2008 cuando un periodista iraquí lanzó un zapato al
entonces presidente George W. Bush.
Muntadhar al-Zaidi, el atacante que Prince describe como a un
“bombardero de zapatos”, fue inmovilizado por personal de Blackwater.
Según el exmarine estadunidense, aunque su empresa no está nunca a cargo
de la protección del presidente, tarea exclusiva del Servicio Secreto
de Estados Unidos, sus hombres “respondieron inmediatamente y mucho más
rápido” que los agentes asignados a la tarea.
En la misma grabación, el dueño de Blackwater detalló la presencia de
la empresa en Afganistán, nación en la que se encuentra desde abril de
2002. Actualmente los soldados privados de Prince tienen en sus manos el
control de cuatro Bases de Operaciones Avanzadas (FOB, por sus siglas
en inglés) ubicadas en los cuatro puntos cardinales de Afganistán.
En particular, Blackwater tendría bajo su mando una FOB en la
localidad de Boldak, en el sur del país, en un territorio que “es la
mayor área de tráfico de droga”. Otra base estaría ubicada en las
cercanías de Herat, a “sólo 15 millas de la frontera con Pakistán”.
A propósito de tráfico de sustancias ilícitas, Prince describió la
llamada Unidad de Interdicción Antinarcóticos (NIU) de su empresa que
habría comenzado a operar en Afganistán hace cinco años. Compuesta por
al menos 200 elementos, dicha unidad, según dijo, habría “eliminado el
equivalente de 3.5 mil millones de dólares de heroína” gracias a
múltiples operaciones “no en contra de los campesinos, sino de los
traficantes”.
En una de estas operaciones realizadas en julio de 2009, detalló
Prince, “hicimos el más grande decomiso de hachís en la historia del
país (Afganistán)”.
Afirmó que cuando los miembros de NIU encontraron el depósito de la
sustancia ilícita “no tenían suficiente equipo para destruirlo”, de tal
manera que mandaron a llamar a los soldados de la OTAN.
Naturalmente, subrayó Prince, “ya saben, cada país de la OTAN que
intervino se quiso llevar el crédito por la destrucción de la droga”.
Finalmente, el dueño de Blackwater reveló la presencia de sus
soldados en Nueva Orleans en 2005 durante las operaciones de rescate por
el paso del huracán Katrina. Tras esa experiencia que Prince
definió como “exitosa”, Blackwater estaría pensando en crear un “reparto
de ayuda humanitaria masiva”.
“Si los militares somos tan buenos en mover equipo y hombres en el
combate, ¿por qué no podemos hacerlo por el lado humanitario también?”,
preguntó a los asistentes.
Según Prince, con la ayuda generosa de algunas corporaciones
privadas, se puede conseguir un barco de al menos 250 metros, que pueda
llevar mil 700 contenedores y más de 250 vehículos.
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