La contrapublicidad, con sus diversas manifestaciones y motivaciones, puede definirse como la alteración subversiva de la publicidad –a través de elementos estéticos- con el objetivo de concienciar a las personas y contrarrestar la propaganda consumista ejercida por las grandes compañías globales.
Suelen ubicarse los antecedentes de la contrapublicidad
en el Pop Art de los años ’50. Sin embargo, podemos
remontarnos hasta 1919, cuando Marcel Duchamp alteró una postal del
cuadro “La Gioconda” de Da Vinci,
dibujándole un bigote y una perita y retitulándola “Ella tiene
el culo caliente”.
Esa acción desafió la sacrosanta figura
del genio italiano y de la Obra de Arte -con
mayúsculas-, no sólo instalando la reflexión en torno al papel del
artista en la sociedad burguesa, sino abriendo la posibilidad de que
otros “anti-artistas” actuaran sobre obras ajenas y las resignificaran,
la mayoría de las veces, con mensajes más o menos explícitos contra la
cultura dominante.
Si bien el arte pop de Andy
Warhol utilizó las formas publicitarias para desarrollarse, lo
hizo de manera acrítica y más bien complaciente con el consumo de
mercancías, por lo que el epíteto de neo-dadaísmo que se le ha colgado
sólo está en relación con algunos aspectos formales y no de contenido.
Herederos de la tradición dadá, negativa
y antagonista, hacia fines de los ’50, quienes se aglutinaron en la Internacional
Situacionista (I.S.) –colectivo
teórico-práctico de ultraizquierda que buscó la revolución de la vida
cotidiana y la superación de todas las esferas de la vida separadas por
el capitalismo (política, economía, ciencia, arte, etcétera), lo que
implicaba ciertamente la revolución proletaria- practicaron una teoría
que subvirtió los contenidos de muchas obras artísticas –cine,
publicidad, comic, texto- dotándolas de un contenido crítico radical, en
lo que llamaron “desvío de elementos estéticos prefabricados” o
simplemente “desvío”: Integración de producciones de las artes actuales o
pasadas en una construcción superior del medio” (Definiciones,
publicado en el # 1 de Internationale Situationniste, 1-VI-58).
Aquello suponía “un método de propaganda
que testimonia el desgaste y la pérdida de importancia” de estas
esferas culturales. Los situacionistas, además, reivindicaban el plagio y
rechazaban la idea de propiedad intelectual.
DEL DESVÍO A LA CONTRAPUBLICIDAD
Guy Debord, uno de los principales impulsores de la I.S, construyó gran parte de su obra cinematográfica con fragmentos de otras películas, bajo las cuales articuló un discurso profundamente negativo, pero dialécticamente superador de esas formas de arte en descomposición. El desvío fue una constante en la actividad situacionista, entre otros aspectos de su teoría. No obstante, el grupo debe ser considerado en su programa político radical y no parcialmente sólo como la “última vanguardia estética”.
Guy Debord, uno de los principales impulsores de la I.S, construyó gran parte de su obra cinematográfica con fragmentos de otras películas, bajo las cuales articuló un discurso profundamente negativo, pero dialécticamente superador de esas formas de arte en descomposición. El desvío fue una constante en la actividad situacionista, entre otros aspectos de su teoría. No obstante, el grupo debe ser considerado en su programa político radical y no parcialmente sólo como la “última vanguardia estética”.
Reconfirmando el cadáver del arte en la
sociedad de fines del siglo XX, muchos creadores contemporáneos han
volcado su experticia en objetivos que ya no tienen nada que ver con
museos y los circuitos tradicionales del arte, sino desplegando sus
mensajes en la calle y en contra de la colonización del capital, a
través de la publicidad de sus mercancías, de todos los momentos de la
vida cotidiana: Transporte, medios de comunicación, mobiliario urbano,
paredes, etcétera.
Así se dio forma a lo que hoy conocemos
como contrapublicidad o antipublicidad, actividad que se orienta de
acuerdo a las posiciones políticas de sus miembros: Contra el
“consumismo” o contra el capitalismo en su totalidad y a secas.
Agrupados en colectivos, grupos,
asociaciones clandestinas, y otras, estas “guerrillas
comunicacionales” son consideradas parte del “Culture
Jamming”, concepto difuso que engloba a todas las iniciativas
contraculturales que combaten la ideología instalada por los medios de
comunicación del capital.
Uno de los referenciales es “Adbusters”,
nacido a principios de los ’90 en Canadá, editores de una revista y
realizadores de masivas campañas como “Semana sin tele”
o “Navidad sin comprar nada”, destacándose por su
acabado desarrollo gráfico.
En España destaca la revista Malababa,
que agrupa a colectivos como ConsumeHastaMorir y Sabotaje
Contra el Capital Pasándoselo Pipa (sccpp), para quienes esta
es una “herramienta de resistencia y lucha contra los discursos y los
abusos de las fuerzas de poder dominantes, contra los intereses de las
grandes corporaciones, y contra las formas y dimensiones de la
publicidad en una sociedad saturada de consumo y valores
mercantilistas”.
El Grupo Arbeit,
también, ha desarrollado un enfoque pedagógico crítico, “aumentando y
afilando los instrumentos de análisis” a través de la práctica en
cursos, encuentros y talleres con diferentes colectivos y organizaciones
sociales.
En Francia, está la “Resistencia
Anti-publicitaria”, los Anti-Pub, los Rompe-Pub
o la Brigada Anti-Pub, quienes hace un tiempo llevaron
a cabo una acción a escala nacional de “desenvolvimiento”:
Compraron productos en grandes centros comerciales y una vez pagados
los desenvolvieron dejando las cajas tiradas por el piso. La idea era
demostrar que la sociedad de consumo “sobre envuelve”
los productos. Los centros comerciales aprobaron la acción, ya que los
envoltorios, cajas, cartones, bolsas, representan un 30% del peso de la
basura que arrojan y un 50% de su volumen.
En Argentina, conocida es la figura de
Oscar Ibrahim, taxista y anti-artista convencido, quien interviene
afiches publicitarios en los tiempos libres de su turno de doce horas
diarias, e inmortalizado por Sergio Morkin en el
documental llamado “Oscar”, de 2004.
En Chile no se conoce masivamente de
colectivos que hagan contrapublicidad, salvo stencils e iniciativas
aisladas de sabotaje contra objetivos corporativos sin un
desarrollo “artístico” muy profundo ni evidente, como en el
caso de colectivos animalistas o ambientalistas.
Envía tu acción o
intervención contrapublicitaria a contacto@elciudadano.cl y la
expondremos en nuestra galería de fotos en la Web.
Más información en:
www.cederron.org
www.nodo50.org/contrapublicidad/index.php?option=com_frontpage&Itemid=41
www.adbusters.org
www.cederron.org
www.nodo50.org/contrapublicidad/index.php?option=com_frontpage&Itemid=41
www.adbusters.org
Dossier de pedagogía crítica
antipublicitaria:
www.nodo50.org/contrapublicidad/documentos/dossierpub.pdf
www.nodo50.org/contrapublicidad/documentos/dossierpub.pdf
Materiales publicitarios para
intervenir:
www.nodo50.org/contrapublicidad/index.php?option=com_easygallery&act=categories&cid=35&Itemid=103estudiantes de secundaria y sus profesores
http://www.elciudadano.cl/2010/06/10/desvio-y-contrapublicidad-un-ataque-anticorporativo-dirigido-a-la-conciencia-del-ciudadano-consumidor/
www.nodo50.org/contrapublicidad/index.php?option=com_easygallery&act=categories&cid=35&Itemid=103estudiantes de secundaria y sus profesores
http://www.elciudadano.cl/2010/06/10/desvio-y-contrapublicidad-un-ataque-anticorporativo-dirigido-a-la-conciencia-del-ciudadano-consumidor/
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