Para mantener la línea, usted
toma una bebida light. Más tarde, un café endulzado con nutrasweet y,
para regalonearse, un postre de leche con sucralosa. ¡Cuidado! Los
llamados aditivos alimentarios,
son sustancias potencialmente nocivas para la salud y que se
encuentran en un gran porcentaje de los alimentos que consumimos.
Los aditivos alimentarios son sustancias
que se agregan a la mayoría de los alimentos envasados para mejorar su
color, sabor, textura y duración, sobre los que no hay conclusiones
definitivas de su potencial peligrosidad.
Aunque los estudios oficiales vigentes
en Chile indican que no producen
daños, hay numerosos detractores de aditivos como la tartrazina,
amarillo crepúsculo, aspartamo, sucralosa, sulfitos o glutamatos,
presentes en bebidas, jugos, helados, aderezos, galletas y lácteos
-productos consumidos preferentemente por niños- ya que pueden tener
efectos a corto y largo plazo en
la salud.
En Chile, se cumplen las normas técnicas
del Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios, organismo
internacional que regula su uso. Asimismo, cumplen las exigencias del
Reglamento Sanitario de Alimentos sobre el etiquetado -detalle en orden
decreciente de las proporciones de cada aditivo- y rotulación destacada,
en el caso de la tartrazina y el amarillo crepúsculo.
HAY MÁXIMOS
Para conocer la cantidad de aditivos que
contiene un alimento y cuánto podemos consumir, es necesario observar
bien las etiquetas. En ellas, aparece la Ingesta Diaria Admisible (IDA),
que determina un rango seguro de consumo según el peso de las personas.
“La IDA para la sucralosa -edulcorante
usado tanto en golosinas como en sustitutos del azúcar- es hasta
15mg/kg/día. Por tanto una persona de 60 kilos no debiera consumir en el
día más de 900 mg/día”, explica la doctora Cecilia Castillo,
experta en nutrición y alimentos y editora del sitio Web, alimentaciónysalud.cl.
Sin embargo, ella aclara que “como la
composición corporal y el metabolismo es diferente según la edad, son
necesarios nuevos análisis que permitan asegurar que las actuales
recomendaciones, especialmente para niños y embarazadas, no presentan
riesgos”.
Pero, “como se estudia cada aditivo por
separado, no se evalúa el efecto que tienen de forma combinada y
acumulada en el organismo”, advierte Ana María Vidaurre,
nutricionista de la Clínica Bersant, quien elimina los aditivos de las
dietas de sus pacientes: Niños que presentan problemas conductuales y de
desarrollo.
POSIBLES VENENOS A LARGO PLAZO
La tartrazina –colorante muy usado
en productos de fantasía- se ha asociado a la descompensación de
asmáticos. Al respecto, una investigación realizada por la doctora Érika
Quiroz indica que, “según la Revisión Sistemática Cochrane del
año 2001 no existe, hasta la fecha, evidencia que permita obtener
conclusiones sobre su efecto en el control del asma”.
La nutricionista higienista del Centro
Médico Bioquantum, Dangella Romero, en cambio, dice que
“estudios relacionan la tartrazina con tumores en la glándula tiroides y
con daños cromosómicos. Por esto ha sido eliminada en Noruega y
Austria”. En Chile, la legislación sólo obliga a destacarla con negrita
en las etiquetas.
Por otro lado, el aspartame fue aprobado
como edulcorante en 1981 por la Administración de Alimentos y Fármacos
de Estados Unidos (FDA) y “no existe hasta la fecha evidencia sólida
que la asocie con cáncer”, indica el estudio de Quiroz.
Romero, por su parte, advierte que un
estudio del mismo organismo, de 1982, indica que puede provocar un
sinfín de reacciones que van desde dolores
de cabeza hasta ataques epilépticos.
Los sulfitos -utilizados como potentes
antioxidantes de los alimentos, ya que previenen la decoloración de
frutas y verduras empaquetadas- fueron eliminados por la FDA en 1986
como aditivos en comidas “frescas” (ensaladas y postres) porque se
asocian a diarreas, asma, urticaria, nauseas, vómitos y
broncoconstricción aguda.
Con saborizantes como los glutamatos
–presente en sopas, salsas, patés y aderezos- “se ha establecido que una
ingestión de más de 3 gramos provoca lo que se conoce como el “síndrome
del restaurante chino: Calor y enrojecimiento en todo el cuerpo”,
indica Romero.
CÓMO DISMINUIR EL CONSUMO
Es posible hacerlo aumentando el consumo
de frutas y verduras frescas, frutos secos, legumbres, semillas, algas,
etcétera, aunque algunos vayan más allá y debido a la utilización de
pesticidas busquen alimentos orgánicos “que no tienen un excesivo costo,
pero exigen preocupación y un cambio en nuestra alimentación”, según
Vidaurre.
Romero explica que el certificado Kosher asegura un trato amigable con el
medio ambiente y que dentro de los colorantes naturales más comunes se
encuentra el carmín de cochinilla (rojo), la cúrcuma (amarillo), el
annato (anaranjado o amarillo) y la paprika (rojo), los de menor
peligrosidad.
Para endulzar, Vidaurre recomienda la
estebia, extraída de una planta tropical 300 veces más dulce que el
azúcar. “Lo polémico –comenta- es que para abaratar costos la mezclan
con maltodextrina, aspartamo o fructosa”, así que hay que asegurarse que
se procesó con agentes físicos y no químicos.
LAS RESPONSABILIDADES DE LA
INDUSTRIA Y LA AUTORIDAD SANITARIA
Para Ana María Vidaurre “el mensaje de
la alimentación sana está lejos de basarse en la alimentación natural,
ya que la industria es muy poderosa y ha masificado la idea de que es
fundamental consumir productos que no son beneficiosos para todos
(leche, yogurt, carne)”. Las empresas financian estudios y proyectos de
promoción de salud, así que hay un conflicto de interés que repercute en
la información que recibe el consumidor, recalca.
Ante esto, Johanna Scotti,
directora regional metropolitana del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) señala que
este organismo “no tiene la atribución de fiscalizar, sino que sólo
vela para que los derechos de los consumidores se cumplan”, lo que en
este caso significa una información clara y veraz de los ingredientes.
Al cierre de esta edición, luego de
reiterados intentos, no tuvimos respuesta desde el Ministerio de Salud.
Por Cristóbal Cornejo
FUENTE, vìa :
http://www.elciudadano.cl/2010/06/17/el-peligroso-aporte-de-los-aditivos-en-los-alimentos/
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