¿Sabes José? La primera vez que escuché tu nombre fue
después de que hubieras recibido aquel premio Nobel de Literatura. No
recuerdo bien desde qué año empecé a escuchar tu nombre, pero siempre
que te nombraban se encargaban de poner aquel sello de “Premio Nobel”.
No le di mucha importancia a
tu nombre, pensaba que eras un Nobel más deambulando por aquí y por
allá. Únicamente sabía que eras un novelista. Más allá de eso no sabía
nada más, además porque quizá en esos tiempos tenía un comportamiento
infantil, hostil hacia toda literatura o a poder agarrar un libro. Pero
pasó el tiempo hasta que superé aquel comportamiento infantil y tu
nombre seguía dando vueltas por aquí y por allá. Y un día me enteré de
tus certeras críticas al Estado de Israel y nos enteramos de tu apoyo al
heroico pueblo palestino. A partir de ahí, dentro de mí ya dejabas de
ser aquel “premio Nobel” simple. Ahora eras más que un “premio Nobel”,
eras un hombre que merecías todo el respeto que merece tener todo buen
hombre.
Reconozco que nunca en mi vida he leído
una novela o ningún libro de tu autoría, quizá por algún desinterés
personal o por tener la percepción, quizá errada, de que tus libros en
las librerías no son muy baratos que digamos, al ser tu nombre un
“premio Nobel” y al estar en la primera plana de los medios. Pero espero
algún día poder leer tus obras. Tu pensamiento con respecto al pueblo
palestino será suficiente para, en lo personal, tener algún acercamiento
a tu obra. Más aún si naciste en el seno de una familia humilde,
campesina, y tuviste una educación autodidacta.
Tu muerte me agarró por sorpresa ¿qué puedo
decir? Ni siquiera sabía que estabas enfermo. Dicen que te has muerto de
“leucemia”.
Sin duda
que te lloverán homenajes, ya sabido de tu deceso. Y te lloverán
homenajes muy merecidos por parte de personas que te quieren y respetan
mucho como escritor o como persona. Yo soy el menos indicado para
hacerte un homenaje. Pero este simple homenaje lo hago porque me
agradaste, sinceramente.
Te recordaré como un buen tipo y por sobre todo por
haber tenido muchos cojones a la hora de expresar tus pensamientos o
críticas en medio de un mundo hipócrita que acostumbra a callar cuando
no se debe callar y acostumbra a hablar cuando no se debe hablar.
Gracias José Saramago
Desempolvemos una
conversación que sostuvo José Saramago con José Vericat, colaborador
para la BBC, en
el año 2002, cuando José Saramago viajó a territorio
palestino.
-¿Que
propósito tiene su visita?
La intención ha sido de enviar aquí una delegación de
miembros del Parlamento Internacional de Escritores para manifestar
solidaridad a los narradores, poetas, dramaturgos palestinos.
-¿Que puede tener
este conflicto palestino-israelí de particular?
Vamos a ver, esto no es un
conflicto. Podríamos llamarlo un conflicto si se tratara de dos países,
con una frontera y dos estados con un ejército cada uno.
De lo que se trata es de una
cosa completamente distinta: Apartheid. Ruptura de la estructura social
palestina por la imposibilidad de comunicación.
-¿Qué piensa de Israel?
Un sentimiento de impunidad
caracteriza hoy al pueblo israelí y a su ejército. Se han convertido en
rentistas del holocausto. Con todo el respeto por la gente asesinada,
torturada y gaseada.
Los
judíos que han sido sacrificados en las cámaras de gas quizás se
avergonzarían si tuviéramos tiempo de decirles cómo se están portando
sus descendientes.
Porque
yo pensé que esto era posible; que un pueblo que ha sufrido debería
haber aprendido de su propio sufrimiento. Lo que están haciendo con los
palestinos aquí es en el mismo espíritu de lo que han sufrido antes.
Yo creo que ellos no conocen
la realidad. Todos los artículos que aparecieron en contra mía han sido
escritos por personas que no han ido nunca a saber cómo viven los
palestinos, es decir ellos no quieren saber lo que está pasando aquí.
Sería lógico que estuvieran
aquí los cascos azules. Pero el gobierno israelí no lo permite. A mí lo
que me indigna, y no puedo callarme, es la cobardía de la comunidad
internacional que se deja callar.
Ni siquiera hablo de Estados Unidos, del lobby judío, de
todo eso que es más que conocido. Hablo de la Unión Europea. Europa, la
cuna del arte, de la gran literatura, todo eso. Y todos asistiendo a
esto, a este desastre y nadie interviene.
-¿A usted le sigue pareciendo pertinente la
analogía entre el sufrimiento de los palestinos hoy en día y el
sufrimiento de los judíos que tuvo lugar durante el régimen nazi y en
particular los campos de concentración?
Eso de Auschwitz ha sido evidentemente una
comparación forzada a propósito. Una protesta formulada en términos
habituales quizás no provocaría la reacción que ha provocado.
Claro que no hay cámaras de
gas para exterminar a los palestinos, pero la situación en la que se
encuentra el pueblo palestino es una situación concentracionaria. Nadie
puede salir de sus pueblos.
Yo lo he dicho y dicho está. Pero si a vosotros os
molesta mucho eso de Auschwitz yo puedo sustituir esa palabra y en lugar
de decir Auschwitz digo crímenes contra la humanidad. No es una
cuestión de más víctimas o menos víctimas, no es una cuestión de más
trágico o menos trágico, es el hecho en sí.
Esto que está pasando en Israel contra los palestinos
es un crimen contra la humanidad. Los palestinos son víctimas de
crímenes contra la humanidad cometidos por el gobierno de Israel con el
aplauso de su pueblo.
-¿No
cree que sus declaraciones tienen un efecto contraproducente?
Aquí no hay ningún efecto
contraproducente. Hay críticas y hay críticas. Hay críticas que son
conocidas y por lo tanto no tienen ningún efecto, es decir, se hacen y
se repiten infinitamente.
¿Qué piensa sacar de su entrevista con la parte
israelí?
No
espero mucho. Aquí se ha dicho que yo era víctima de, además de mi
ignorancia histórica, de la propaganda barata de los palestinos. Yo
contesté que, suponiendo que soy realmente víctima de la propaganda
barata de los palestinos, tengo que decir que prefiero eso a ser
cómplice de la propaganda cara de Israel.
¿Qué ha escrito usted que tenga más relevancia
con este conflicto?
Una novela que yo publiqué hace cinco o seis años,
Ensayo Sobre la Ceguera, ha vendido aquí sesenta mil ejemplares. Hasta
estos días yo era aquí bestseller. Ahora mis libros están siendo
retirados de las librerías.
Es una novela que narra cómo todo el mundo se vuelve
ciego. Porque mi opinión es que todos somos ciegos. Ciegos porque no
hemos sido capaces de crear un mundo que valga la pena. Porque este
mundo como está y como es no vale la pena.
Esa sí que podría tener [relevancia] si los políticos
se interesaran por la literatura. Si hay algo sobre lo que reflexionar
es sobre la capacidad que tenemos, o que no tenemos finalmente, de
inventar un modo de relación humana donde el imperador sea el respeto
humano y el respeto al otro.
¿Cuál es el papel de la literatura en este
conflicto?
Ninguno.
Esa idea de que los escritores tienen que salvar el mundo… Ya nos
gustaría, claro está. Si fuera por el arte y todo lo que hemos hecho de
hermoso en el pasado, si eso sirviera para algo, no estaríamos como
estamos.
La
intervención que los escritores puedan y deben tener es por el hecho
sencillo de que son ciudadanos. Claro que también son escritores. Si se
nos pide algo, o por iniciativa nuestra tenemos algo para decir, lo
escribimos. Pero además de tener lo que tengamos para decir, también hay
lo que tenemos para hacer. Y el hacer es intervenir en la vida no sólo
del país de uno sino también del mundo.
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