Con lo cual se
mataba el ímpetu rebelde y revolucionario de este segmento popular hasta
entonces la fuerza productiva fundamental de la sociedad, y se le
negaba la posibilidad de disfrutar de los principios burgueses de
“libertad, igualdad y fraternidad”,que había copiado la intelectualidad
criolla de la Revolución Francesa, y con los cuales lo habían ilusionado
para que marchara en la primera línea de los combates, lo cual obligó a
esta masa a refugiarse en zonas costeras e inhóspitas, donde su
absoluta mayoría continúa viviendo en las más aberrantes condiciones de
pobreza y miseria. Situación que hoy se hace más dramática bajo los
efectos deshumanizantes de la neocolonización paramilitar impulsada por
esas mismas oligarquías, aunque hipócritamente lo nieguen y declaren que
están contra ella. Esta situación no tuvo solución alguna con Uribe, al
contrario se agudizó, y desde luego, tampoco la tendrá con quien ya se
da como su continuador, Juan Manuel Santos, por su propuesta igual de
guerrerista y abyecta a los intereses yanquis.
Pero
esta practica de las oligarquías colombianas de destruir los
movimientos populares, de eliminar a sus líderes y a todo aquel que
reclame democracia plena y justicia social, recurriendo a una diversidad
de métodos, herramientas y formas, se convertiría en su estrategia y
táctica más eficaz para frustrar cualquier posibilidad de cambio
socio-político y por ende, para mantener su control del poder. De allí
que esté de acuerdo con lo dicho por Gloria Gaitán en su artículo
“Antanas el Hombre Vacuna”:
“Mi conclusión, a
tanto material recogido, ha sido que los métodos y tácticas de lucha de
la oligarquía colombiana se han ido repitiendo como noria infinita. Así
lo demostré en un ensayo que escribí titulado "Tácticas de lucha de la
oligarquía liberal-conservadora", tácticas que han "embolatado", año
tras año, elección tras elección, a los colombianos, sin que mis
escritos hayan producido otra cosa que la ira colectiva del momento y,
sólo con el tiempo, el reconocimiento de su validez... pero "tropo
tarde".
“Lo sorprendente es que en esta
ocasión yo misma caí en la trampa y no me dí cuenta de que Álvaro Uribe y
su banda estaban aplicándonos el mismísimo método que nos ha mantenido
en este mar de corrupción y explotación.”
Para
entender cómo la oligarquía colombiana repite, una y otra vez, una
misma táctica para manipular a los electores, hay que remontarse a la
década de los treinta, cuando mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, rompió con
el Partido Liberal e ingresó a la "Unión Nacional Izquierdista
Revolucionaria", movimiento que habían fundado años antes varios jóvenes
luchadores de Antioquia. Mi padre había tenido una brillante
trayectoria en el Partido Liberal y su paso al Unirismo fue un golpe
fuerte en la opinión pública. Alfonso López Pumarejo - jefe "natural"
del liberalismo - se encontraba en Londres, donde un reportero le
preguntó qué harían los liberales para atajar la "ola revolucionaria"
que estaba creciendo con Gaitán desde la UNIR. Y López respondió: "No
importa, yo regresaré a Colombia y hablaremos también de revolución,
pero apoyados en el mote de liberales que es lo que engancha al pueblo".
Y así fue. López Pumarejo regresó al país y lanzó lo que llamó La
Revolución
En marcha acompañada de tres vivas
al "gran partido liberal" y fue así como el pueblo se encaminó hacia esa
alternativa, debilitando a la UNIR y obligando a mi padre a reingresar
al Partido Liberal, con el propósito de que el pueblo se tomara al
partido para convertirlo en un partido del pueblo, o sea lo que él quiso
que fuera la UNIR. Años más tarde, cuando la influencia de la
Revolución Cubana dio como resultado en Colombia una oleada
revolucionaria de proporciones gigantescas, apareció Alfonso López
Michelsen para proponer la creación del MRL (Movimiento Revolucionario
Liberal).
Para ese momento López le escribió
al Presidente de la República, Carlos Lleras Restrepo, una carta que
publicó el diario El Espectador donde decía textualmente: "Señor
Presidente, yo no he hecho una disidencia para perjudicar al Partido
Liberal sino para salvarlo. Mientras usted tiene clavada una bandera del
lado del gobierno, yo la tengo del lado de la oposición, para canalizar
el descontento e impedir que el pueblo se vaya para el comunismo o la
ANAPO". Ante semejante confesión, escribí un artículo en la revista
cubana de Casa de las Américas que titulé "el hombre vacuna", porque,
decía yo, "inyecta pequeñas dosis de revolución para crear anticuerpos e
impedir la revolución". Pues eso es lo mismo que están haciendo hoy por
conducto de Antanas”, en el propósito oligárquico de destruir al Polo
Democrático.
Pero después de la bárbara
eliminación a sangre y fuego de la Unión Patriótica, las oligarquías
colombianas han refinado más sus métodos, y sin renunciar al asesinado
de dirigentes populares y democráticos, también tomaron el camino de
absorber y convertir en esquiroles a algunos dirigentes sindicales y
populares de alta influencia de masas, aprovechando sus conductas
arribistas y oportunistas, debido a que descubrieron que a través del
movimiento obrero y popular habían transitado hacia las capas medias
altas y aspiraban a continuar ascendiendo.
Son
los casos de Angelino Garzón, Luis Eduardo Garzón, Julio Roberto Gómez y
el actual presidente del sindicato de la Registraduría Nacional, entre
otros, quienes hoy al lado de los dos candidatos de la ultraderecha
juegan el sucio papel de confundir a las masas populares para ponerlas
al servicio de los envilecedores proyectos hegemónicos de sus propios
opresores. Ayer gritaron las consignas más radicales contra las
oligarquías y el imperialismo yanqui, hoy son sus apologistas y cubren a
sus máximos exponentes con hermosos laureles. Ayer pertenecieron a la
clase obrera, hoy son unos aburguesados, arribistas, oportunistas y mil
veces traidores.
Precisamente el señor Mockus
con actitud arrogante y abusiva, quizás basado en las conductas abyectas
de esos exdirigentes sindicales, pretendió que el Polo Democrático le
endosara los votos de sus militantes y seguidores sin un acuerdo
programático, desconociendo que nuestro partido sí cuenta con todo un
ideario y un programa, serios y maduros, que constituyen la propuesta de
un nuevo país, que se corresponda con las aspiraciones de paz, justicia
social, bienestar y progreso social del pueblo colombiano. De allí lo
aplaudible de la conducta de nuestra dirigencia, cuando ha orientado
preferiblemente la abstención electoral para la segunda vuelta del 20 de
junio, antes que apoyar a cualquiera de esos dos candidatos de las
oligarquías ultraderechistas ligadas a los intereses imperialistas
extranjeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario