POCO A POCO, pero más rápido de lo esperado, el
choclo va desgranándose y el novel Presidente de la República de Chile
comienza a beber la cicuta que creyó poder evitar. Su principal flaqueza
–además de la demagogia burda que emana de sus poros- es, por cierto,
su incontinencia verbal. La lengua le traiciona ya que deja escapar
ideas que lleva desde siempre en el corazón, pero que la mente (cuando
está fría) aconseja encerrar entre los parietales y occipitales de la
testa.
En su caso, la lengua triunfa
ampliamente, ya que algo dentro de su cerebro de especulador financiero
le asegura que más allá del cargo que pueda ocupar temporalmente, todos
los chilenos son sus empleaduchos, sus ‘trabajadores’, sus lacayos.
Entonces, patina, se da un feroz costalazo, se indigna, explota en
ira…pero, luego,se percata que está empantanado en una función pública
donde a muy pocos les importa que use una banda tricolor o que en el
extranjero le digan “señor Presidente”, pues aquí en Chile –para el 50%
de la población (o más)- él es simplemente “el Piñera”, y políticamente
su persona puede y debe ser criticada…más allá incluso de los actos
gubernativos que efectúe.
Toda persona que por
propia voluntad se inserta en la actividad pública, renuncia
obligadamente a su vida privada. Es una de las primeras reglas del juego
político, y llorar o indignarse porque alguien le ha sacado al sol
algunos trapitos personales o familiares, sólo sirve para acrecentar el
volumen y el fondo de las críticas. Contra el murmullo del pueblo,
contra el “correveidile”, o contra el correo de la calle, nadie –ni el
Papa ni el dictador más feroz- puede luchar ni detenerlo. En estos
menesteres es sano y recomendable recordar siempre aquella frase con la
que el periodista Volpone encabezaba todas las ediciones del diario
Clarín: “Cavernarios, el pensamiento no se multa ni se encarcela”.
Incluso el asesino y ladrón Pinochet –dueño de todas las balas y todos
los cañones- bebió el amargo ajenjo de esa frase…¡cómo olvidarlo!
En el caso ‘del Piñera’, a la incontinencia verbal ha
sumado acciones propias de un payaso, pero de los malos, de los fomes, e
incluso de los insípidos. Si hay un caballo, quiere montarlo; si hay un
bote, quiere remar; si hay una pelota quiere patear un penal; si hay un
Ford ‘T’ quiere conducirlo; si hay un helicóptero, quiere pilotearlo;
si hay una nalga quiere ponerle una inyección…definitivamente es
demasiado, es too much asegura un lolito vecino de mi
casa. Tanto y tanto busca cámara, que llega el momento de la saturación.
Cuando esa hora arriba, entonces se produce el patinazo. Y ello fue lo
que sucedió en el complejo de fútbol Juan Pinto Durán. Se pasó de
revoluciones 'el Piñera'…la lengua le chicoteó y el cerebro se le hizo
espuma, así como sus intenciones de caer simpático terminaron
convertidas en un actividad risible, ridículamente torpe, que provoca
vergüenza ajena si se analiza con ojos internacionales.
Marcelo Bielsa, sin pronunciar palabra ni efectuar
gesto ni acto grosero alguno, puso a Sebastián Piñera en el lugar exacto
que podría ocupar un ‘pierdeteuna’ desubicado, un tontorrón “pa’la
risa”. Poco después, como guinda de la torta, el jugador Mauricio Isla,
en conferencia de prensa, manifestó que “el Presidente le faltó el
respeto al profesor Bielsa”, pues lo tildó de ‘loco’ creyendo que era
muy cómico hacer lo mismo que explicitan las barras bravas futboleras,
olvidando que él es Presidente de la República…aunque yo, y muchos más,
le digamos simplemente “el Piñera”.
Por cierto,
la indignación, la rabia y la vergüenza aun deben estar circulando por
las venas del mandatario, ya que el bochornoso incidente circuló por
toda la prensa escrita, hablada y televisada del planeta. En algunos
países nuestro Presidente fue considerado el hazmerreír de la semana
previa al Mundial de Fútbol, y hubo algunos canales del cable que se
dieron un verdadero festín con el incidente.
Bueno,
eso en lo deportivo y semi farandulero, porque en los temas serios el
asunto empeora. Me refiero al caso de la venta del canal Chilevisión,
cuestión que ya adquiere visos de escándalo a niveles inaceptables…todo
un bochorno que el país debe soportar injustamente por responsabilidad
del alma especuladora de quien hoy se sienta en el sillón de O’Higgins.
Durante la campaña y en estos primeros meses de gobierno, él ha
insistido en que “nosotros (la Coalición por el Cambio y su propio
gabinete) hacemos las cosas bien, yo soy Presidente las 24 horas y nos
preocupamos hasta del más mínimo detalle”…pero en el negociado de
Chilevisión los detalles se le vienen escapando –muy convenientemente-
desde hace meses.
¿No fue el propio Piñera quien
aseguró en variadas conferencias de prensa, tanto en el año 2009 como
ya en el mes de enero del 2010, que al momento de ser elegido Presidente
de la República se desprendería de LAN y de Chilevisión ANTES DE 48
HORAS? No ha sido así. Entonces, ¿mintió Piñera? En estrictísimo rigor,
sí, mintió. Y en estos temas el payaseo indigna.
Por
la boca muere el pez, no hay peor loca que la boca, con las babas no se
hilan chombas…frases que usan los huasos acá en el campo, y que señalan
la inconveniencia que importa hablar ‘cabezas de pescado’ en el calor
de las campañas, cuando el candidato cree que pasado un tiempo la gente
no recordará lo prometido con tanto ardor. Nadie, en Chile, ha olvidado
aquel eslogan que el comando de Piñera hizo circular por el país:
“Delincuentes, conmigo se les acabó la fiesta”, dando a entender que la
cuestión era cosa de coser y cantar, o sea, era cosa de dar una orden
y…¡cataplum!..se terminaron los bandidos.
Para
ser sinceros, los 'patos malos' (delincuentes) siguen haciendo de las
suyas, y con mayor soltura de nalgas que antes, ya que se han permitido
asaltar domicilios de familiares directos de algunos ministros y
subsecretarios…amén del alarmante incremento de la dotación de ‘lanzas’,
‘escaperos’ y carteristas’ en el Metro santiaguino, superando la
capacidad de los guardias de ese servicio de transporte público.
¿Y el millón de empleos? ¿De empleos o de puestos de
trabajo? Hay una notoria diferencia entre ambos conceptos, pues si se
trata “de empleos”, entonces es posible entender la fórmula que
actualmente está desarrollando como plan piloto el ministro Lavín. Es
decir, desvincular (o echar) a un alto número de chilenos y chilenas de
sus trabajos (tanto en el mundo privado como en el fiscal) para luego
contratar a un nuevo alto número de personas y dar por cumplida la meta.
Con dos agregados: pagando sueldos inferiores a los de antes, y
priorizando la privatización de los servicios otrora fiscales.
Todo mal, pues don Piñi, todo mal. No se queje ni se
indigne cuando, después del Mundial de Fútbol, deba enfrentar el
“enjambre huelguístico” que sacudirá Chile, lo que por cierto rebotará
en el porcentaje de rechazo a su gestión que, quiéranlo o no las
empresas dedicadas a recabar opinión pública, el país tendrá que
conocer…pues el “rumor de la calle” y el “correveidile” serán tan
fuertes que ni un TUsunami ni un marePOto podrán detenerlos.
¿Ve? ¿Se da cuenta? Ya se me pegó su incontinencia.
vìa, fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario