1.
México, con la posibilidad de nombrar un presidente interino
independiente, está en el momento adecuado para limpiar su cara, cuerpo y
pensamiento totalmente sucio, enlodado, por gobiernos y empresarios de
distintos partidos –el PRI y el PAN en particular- que lo han
desprestigiado ante los demás países. Con un gobierno interino neutral
durante un año, se podría organizar un proceso electoral decente, sin
enormes gastos y presiones que podrían comenzar a limpiar el buen nombre
de México ante el mundo. Si por el contrario las autoridades
electorales deciden imponer al candidato del PRI sin pensar en el futuro
de México y a pesar de las acusaciones que se le han hecho, podrán
ponerlo en la silla presidencial, pero al mismo tiempo estarán
provocando reacciones que podrían manifestarse en semanas y meses.
2.
Con una Presidencia Interina no ganan ni Enrique Peña Nieto ni Andrés
Manuel López Obrador. Gana el país al ver que con sus protestas y sus
luchas están a punto de imponer eso que llaman democracia, es decir, que
en México se aleje la manipulación y la compra del voto aprovechándose
de la miseria económica de la gente y que además se instale una sociedad
más consciente y participativa. Por el contrario, si el IFE y el TRIFE
por comodidad, por irresponsabilidad, por venderse o por tener miedo,
deciden entregar la Presidencia a Peña, quizá no pase inmediatamente
nada, pero en los próximos meses o años muchas cosas graves, muy
violentas, podrían registrarse y los culpables serían aquellos que no
supieron escuchar y sólo buscaban imponerse. Y la población, que parece
no darse cuenta de lo que pasa, no olvida a quienes actúan con maldad.
3.
Si se nombra un presidente interino en México, por un período de un
año, no pasa nada trascendente; como tampoco nada sucedió en los cinco
cortos periodos del siglo XX que tuvimos presidentes interinos. Más aún,
es posible que sirva el interinato para pensar y repensar en la
situación de los trabajadores y desempleados en México –además de sus
mil y un problemas- y las soluciones que se proponen. Un gobierno
interino que convoque a nuevas elecciones que evite la compra de votos y
muchas trampas que se cometen en cada proceso electoral. Eso, como han
gritado millones de gentes que luchan en las calles, comenzaría a
limpiar el desprestigio del país que sigue apareciendo en el mundo como
símbolo del narcotráfico y la corrupción. Así que si alguien dice querer
a México, debe comenzar por limpiar toda la basura que lo corroe desde
hace décadas.
4.
En el México del siglo XX, hemos tenido presidentes interinos: a) Al
renunciar Díaz a la Presidencia República por el triunfo en 1911 de la
Revolución. b) Luego tuvimos otro interinato después del asesinato de
Madero (1913); c) Otro al ser asesinado Carranza (1920); d) un cuarto
después de ser asesinado Obregón (1928) y e) El más reciente, después de
la renuncia de Ortiz Rubio por presiones de Elías Calles en 1932. A
pesar de la larga dictadura del PRI y de dos gobiernos del PAN, que
cumplieron sus cuatrienios (hasta 1928) y con sexenios hasta la
actualidad, se han registrado gobiernos interinos y no ha pasado nada
trascendente o importante. Los gobernantes sustitutos: León de la Barra,
Huerta, De la Huerta, Portes Gil y Rodríguez, respectivamente, fueron
–con excepción del segundo- la misma política oficial.
5.
El pobre presidente mexicano Felipe Calderón no pudo gobernar; tuvo que
hacer uso del ejército y apechugar la muerte de más de 60 mil
mexicanos, para demostrar durante seis años su fuerza; pero logró
Calderón que sus funcionarios y amigos cobren fabulosos salarios durante
todo ese tiempo. Preguntamos: ¿Lo mismo hará Enrique Peña Nieto para
evitar las permanentes protestas de la población por haber comprado –de
manera abierta y descarada- millones de votos? Por eso una de las frases
más pegajosas que hoy se usan en México: “En la democracia más vale un
presidente interino, que uno que haya comprado el cargo”. Si el IFE y el
PRIFE deciden reconocer el triunfo de Peña –a pesar de las decenas de
miles de pruebas de compras de votos entregadas- volveremos a la
sucedido hace seis años; pero ahora en un nivel más alto de indignación y
de rabia.
6.
Sería interesante conocer lo que pasaría si todos los Senadores y
Diputados del Movimiento Progresista se negaran –sin pretexto alguno- a
tomar posesión de sus cargos el 1 de septiembre protestando contra el
fraude en el proceso electoral. Es un acuerdo aprobado por más de 300
organizaciones incluidas la estudiantil Yo soy 132, los campesinos de
Atenco, los electricistas, Morena y demás; se aprobó además boicotear
el 1 de septiembre el informe de Felipe Calderón y el 1 de diciembre la
toma de posesión de Peña Nieto. La realidad es que ya no habrá más
esperas de seis años porque los procesos electorales en México se han
convertido en una vergonzosa burla para millones de esperanzados que
desde 1988, por no decir mucho antes, están sufriendo el escarnio de
gobiernos priístas y panistas.
7.
Un gobierno interino bajaría mucho la confrontación que cada día se
hace más grande entre el PRI y el movimiento progresista, sobre todo
ahora que la empresa Soriana –la que entregó millones de tarjetas al PRI
para comprar votos- acusó a López Obrador, Monreal y Zambrano de ser
los culpables de que perredistas hagan tropelías en las tiendas. El
movimiento progresista ha rechazado todas las acusaciones por ridículas;
sin embargo el movimiento estudiantil y las 300 organizaciones que se
reunieron en San Salvador Atenco están preparándose para cumplir los
acuerdos a que se comprometieron. Se espera que el IFE y el TRIFE
decidan por el bien del país y no cometan el error de seguir poniéndose a
las órdenes de quienes dominan económica y políticamente en México.
(1/VIII/12)
Pedro Echeverría V.
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