(APe).- “La justicia es sólo justicia con el pobre”. Morocho, muy joven,
de palabras esquivas y callosas apareció en el video como “el testigo
F”. El pibe, que fue enumerando uno tras otro hasta contabilizar 19
penales en dos años y medio de traslado en traslado, resultó clave en la
investigación que hoy permite a Vanesa Orieta, la hermana de Luciano
Arruga, decir que a su hermano lo masacraron en un destacamento policial
de Lomas del Mirador.
Un mes y medio en cada cárcel. Fina punición
del sistema para golpear donde más duele a quien se atrevió a describir
lo que vio, a contar lo que oyó. Y decirle en la cara a la fiscal que el
pibe Arruga fue torturado hasta su último estertor.
El apunta con su
dedo acusador y repite: sólo con el pobre. Los márgenes contienen una
intelectualidad nacida del dolor y lejana a kilómetros de distancia de
los libros y las teorías. Como Amparo Manes, que se ahorcó a los 26, en
noviembre de 2010, en una cárcel y alguna vez dijo que “la justicia es
para los ricos, nosotros somos la basura de la sociedad”.
El informe
anual 2011 del Comité contra la Tortura, que se presentó el martes en el
Pasaje Dardo Rocha de La Plata, desgrana historias como ésas. Dolores
viejos y otros reiterados hasta hartazgos tan hondos que repiten miles
de historias de golpizas, de gatillos de celeridades múltiples, de
torturas ahogantes, de muertes tempranas de pibes de paso fugaz por esta
tierra incendiada e incendiadora.
***
Son 26.971 los
detenidos en 55 cárceles y 2.433 en más de 300 comisarías. Son 2.417 más
que en diciembre de 2007, cuando Daniel Scioli juraba su mandato como
gobernador. Entre 2008 y 2010 –concluyó el informe “El sistema de la
crueldad VI” del Comité- aumentaron las muertes en instituciones
carcelarias en un 18,8 por ciento con un total de 133. En 2009 habían
sido 117 las muertes. Este año hubo 16 más.
“Los hechos de represión
pasaron de 1.552 en 2009 a 1765 en 2010. Paradójicamente, las peleas
entre detenidos descendieron de 3.633 a 3.570 hechos. Ante menos hechos
de violencia se utilizó más represión”, citó.
Durante la
presentación, el juez federal Daniel Rafecas reveló que durante todo
2008 “hubo una sola condena en todo el país tipificada como ´torturas´
cuando hubo miles de presentaciones”. Pero también dijo que de todas las
causas abiertas e investigadas, tres cuartas partes son contra un único
bien jurídico: la propiedad. Mientras que “hay una naturalizada
invisibilización de los delitos contra la dignidad, contra la libertad”.
En
el capítulo referido a políticas de seguridad, el informe puso los ojos
en la justificación oficial de las detenciones. “El 88,4 por ciento de
las actas analizadas no consigna ningún tipo de referencia a las
circunstancias que motivaron la detención. En la mayoría de los casos
las actas constan de cuatro líneas en las que sólo se consignan los
datos de la persona detenida. En el 13,8 por ciento se utiliza la
expresión no pudiendo justificar su presencia en el lugar y en muchas de ellas se agrega responden con evasivas”. Y puntualmente se esgrimen razones como actitud sospechosa, merodeo o nerviosismo.
En el 35 por ciento de los casos no figura la hora de detención y en el
93,2 por ciento no consta el horario en que recuperó la libertad. Que
no es detalle menor: no se puede ejercer el más mínimo control sobre la
cantidad de horas que duró la privación de la libertad que la ley ubica
en un máximo de 12 horas.
En materia de infancia, el informe dejó al
desnudo que el 69 por ciento de los jóvenes alojados en centros cerrados
y de recepción, fue golpeado durante su detención; que el 93 por ciento
estuvo encerrado en una comisaría y el 22 por ciento, en celdas junto a
mayores de edad. Que “el 32 por ciento permaneció detenido por más de
12 horas, llegando en algunos casos a 48 horas. Dentro de la comisaría,
el 61 por ciento volvió a recibir golpes y vejaciones”.
***
“José
María tenía 21 años. Fue detenido ilegalmente por agentes estatales.
Fue golpeado por agentes estatales. Después de un mes, luego fue
trasladado a un segundo centro de detención y finalmente, subido a un
vehículo en Canalejas al 400. Fue objeto de una balacera infernal. En su
cuerpo recibió 30 impactos de bala. Escribieron que tenía un arma de
fuego en una mano y una granada en la otra”, relató Rafecas desde el
escenario en el Pasaje Dardo Rocha.
La historia de José María es una
entre miles. Relato en tiempo presente que remite a nombres como los de
Franco Almirón, Mauricio Arce, Lucas Rotella, Walter Bulacio, Rubén
Carballo o al maestro Fuentealba. Sólo que el juez se sube al túnel del
tiempo y aclara: José María era Salgado, asesinado en 1977 durante el
terrorismo de Estado y en el acta constó “peligroso delincuente
subversivo”.
“Cuando uno se sumerge en las prácticas de los
represores advierte que siguen vigentes. La lógica del enemigo aplicada
sin barreras ni reservas es la que subyace en la cultura autoritaria. La
lógica bélica sigue en pie. La tremenda gravedad y trascendencia de
estos hechos se debe a la continuidad de las peores doctrinas de la
seguridad que se basan en la lógica bélica de destrucción del enemigo”.
***
En
la primera fila presenciaron cada una de las denuncias los máximos
exponentes de la Justicia de la provincia. Uno junto al otro, Eduardo
Pettigiani, presidente de la Suprema Corte; Hilda Kogan, ministra y
hasta abril, la presidenta del organismo; María del Carmen Falbo,
Procuradora General de la Corte.
El ex fiscal Hugo Cañón, en nombre
de la Comisión por la Memoria, concluía la presentación diciendo que “la
sociedad acepta vivir sin indignarse ante las prácticas cotidianas del
exterminio en manos del aparato de poder. No podemos dormir con nuestra
cabeza tranquila si esto sigue ocurriendo”.
Las primeras palabras de
Falbo –en corta entrevista con APe- fueron: “Yo no tengo nada que
analizar. La gente trabaja en sus áreas. Algunos lo hacen bien. Otros,
no tanto. Y hay que ejercer el trabajo y la responsabilidad que cada uno
tiene en el lugar que ocupa”. Esa frase escueta y de tono incómodo fue
la conclusión de la Procuradora ante las denuncias que incluían la
negación oficial a la existencia de probadas torturas, ante el cajoneo
de causas judiciales, ante las muertes multiplicadas por el Estado, ante
los fáciles gatillos, ante la sistemática y cruel violencia
institucional hacia los pibes y los adultos de todo margen.
Violencias
que se desgranan en un informe en el que –en palabras del defensor
oficial Gabriel Ganón- se deja sentado que “la Procuración General ha
decidido elaborar unos registros que codifican, naturalizan y ocultan
conductas delictivas. Es el propio sistema estadístico de la Procuración
el que se convierte en puente de silencio sobre la tortura y la muerte
(...). El uso de ciertas palabras y el no uso de otras sostienen en el
imaginario social la existencia de una categoría de personas que, por
haber perdido la libertad, han dejado de serlo”.
***
El
sistema de poder sigue haciendo eje en la represión que sostiene y
reproduce como vínculo cultural ineludible para la continuidad entre
terrorismo estatal y régimen democrático. Esa lógica del enemigo de la
que hablaba Rafecas construye el objeto de su lucha bélica que tiene hoy
una estética y estereotipos muy claros. La negritud en la piel, la
juventud que revela sus rebeldías, las gentes de los márgenes, los
indignados de la inequidad añeja y cotidiana, los que asoman la cabeza y
las manos para decir mil veces basta.
Esta comarca limita con la
sangre y la abundancia, diría el ecuatoriano Adoum. La historia se sigue
repitiendo y pariendo distintos nombres para las mismas muertes.
Gestando nuevas banderas y pancartas de más y más pibes arrojados a las
hogueras de un sistema que no perdona. Que muerde los tobillos de las
indignaciones. Que escupe odios sobre las vulnerabilidades. Que desnuda
más y más crueldades ante los ojos solícitos y complacientes de quienes
cada noche y cada mediodía despliegan sábana y mantel.
Fuente, vìa :
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=5693:crueldad-sistemica&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
No hay comentarios:
Publicar un comentario