1. El gobierno de México, “para ahorrar agua”, encarcela o multa a
niños, adolescentes y jóvenes –siempre de las clases pobres y colonias
populares- que cada año en “sábado de gloria”, como una tradición,
juegan a cubetazos de agua con sus hermanos, vecinos y amigos. Pero no
se impide que millonarios (empresarios y funcionarios de gobierno)
llenen las enormes piscinas de sus mansiones de lujo, rieguen las
plantas de ornato de sus gigantescos jardines, laven sus cinco o seis
automóviles con mangueras y, mucho menos, que los gobiernos en campaña
construyan piscinas artificiales y vistosas fuentes en las avenidas.
2. ¿Y los millones de litros que se entrega a la industria
refresquera y que se tiran en los lavaderos de coches de las
gasolinerías? Recuerdo una caricatura de hace 40 años: una empleada
doméstica regando una hectárea de jardín y tras ella un grito de la
patrona que le dice: “no te laves las manos para colaborar en el ahorro
del agua”. ¿Tirarán los niños en cubetazos en todo el Distrito Federal
el equivalente del agua de cinco piscinas de las 10 mil que se llenan
hasta rebosar en la Ciudad de México? Y es que la ley de prohibición de
tirar agua “es igual para todos”, así como ir a la cárcel y pagar
multas. ¡Como México no hay dos!
3. El despliegue de la policía capitalina, que incluyó ayer seis mil
elementos, 300 patrullas y el sobrevuelo de helicópteros no fue en zonas
residenciales como Las Lomas, Polanco o Santa Fé; sino en las colonias,
Obrera, Tepito o Iztapalapa. Los uniformados recorrieron zonas
populares de la ciudad reprimiendo tradiciones. Advirtieron a los
jóvenes, adultos y niños acerca de respetar la Ley de Cultura Cívica que
sanciona con multa hasta de 30 salarios mínimos o arresto de 20 a 36
horas a quien desperdicie el agua. La Jornada informó: Al cierre de esta
edición sumaban 15 personas remitidas… y pueden llegar otros que no
respetan.
4. Hoy México es un país ordenado y generoso, dicen los gobernantes;
pero doña María, señora de 50 años y vecina de la colonia Tránsito,
recuerda con tristeza: “No es igual que hace años; antes en todas las
calles había gente que se mojaba, reía, se divertía mojando a sus
amigos. Se utilizaban cubetas, globos y en ocasiones hasta pequeñas
mangueras. Era una tradición, pero ahora el gobierno dice que ya existe
mayor conciencia y la escasez de agua obliga a actuar de manera
diferente; pero la verdad yo sí que extraño lo que hacía de chica al
corretear en la casa y en las aceras del frente. Para nosotros era una
tradición.
5. La realidad –señalan otros- es que Ebrard parece haber sido buen
alumno, aprendió bien de aquel policía Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva
York, que trajeron a México los empresarios para hablar de la
“Delincuencia Cero” y organizar un “plan contra la delincuencia” después
que ellos mismos tiraron en 2001 las “Torres Gemelas”. Giuliani habló
entonces contra todas las manifestaciones de la gente miserable y
desempleada que había que vigilar porque se convertía en peligrosa al
caminar en grupos, al tener el cabello largo, al estar mal vestidos, al
pintar grafitis, al expresarse con propio idioma, al reunirse en bandas.
6. Lo grave no es ya el “tiradero de cubetas de agua” sino la
desobediencia. Por eso el fascista Giuliani pidió hace 10 años que si
se quiere la “delincuencia cero” es necesario elevar los salarios del
ejército y la policía, así como exhortar a los padres para que vigilen
muy bien a sus hijos. Quienes más aplaudieron al policía ex alcalde
fueron los panistas cuyo lema es “por una sociedad ordenada y generosa”
donde no puede caber el “desorden”; por eso el primer acto de Gobierno
de Calderón fue elevar los salarios de los militares para luego
mandarlos a las calles de diferentes estados de la República. Giuliani
organizó el plan.
7. Pero además, para escarmiento, dice Giuliani, los castigos deben
ser dolorosos. ¿Por qué no castigar más a esas familias miserables
–donde apenas llega el agua en tambos, en camiones cisterna, y hay que
pagar para obtenerlos- llevándoles menor cantidad del líquido para que
aprendan a obedecer? Espero que el flamante precandidato presidencial
del PRD ya no se ensañe con los que venden mercancías de contrabando en
Tepito sino con los introductores de las fronteras y que deje en
libertad y sin multa a los que el sábado de gloria gozaron arrojándose
cubetazos que no representan ni el 0.1 por ciento de los que los ricos
dilapidan en el regado de sus extensos jardines y llenado de sus grandes
piscinas.
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