La publicación de unos 70,000 + archivos
sobre la Guerra contra Afganistán se ha tratado en la mayoría de los
medios de comunicación corporativos, en el mejor de los casos, como un
irritante menor, y en el peor, como un acto de traición. Los instintos
expresados por estos medios delatan la misma mentalidad que incitó a la
nación a guerra después del ataque contra las Torres Gemelas. Los
medios como sirviente del poder presidencial. Los medios como sirviente
de las industrias –y del Imperio.
Julian Assange,
el director de Wikileaks, ha sido fustigado por no cuidar
suficientemente a los soldados estadounidenses o a los informantes
secretos afganos. ¿Su otro delito? Contar las muertes de civiles afganos
asesinados por las tropas estadounidenses. Para la mayoría de los
medios, esto no se hace.
Así rugen los medios imperiales.
En este momento, los medios corporativos
estadounidenses se están convirtiendo rápidamente en una especie en
vías de extinción, porque cada vez menos gente ven las noticias en la
televisión o leen periódicos. Además, los jóvenes están al frente de
esta tendencia. Según algunos informes, el periódico estadounidense
promedio pierde por lo menos 10% de sus lectores cada año. Aunque no
cabe duda que la tecnología desempeña un papel en este proceso, la falta
de confianza en los medios también ha de ser un factor.
El ondeo de la bandera de las barras y
estrellas, la música marcial y las mentiras condujeron a la nación hacia
los desastres en Irak y Afganistán. Cuando llega un equipo como Wikileaks
con archivos crudos del campo de batalla, los medios corporativos
parecen superfluos. Y ahora, como pitbulls subalimentados, atacan a
Wikileaks por no jugar su juego imperial.
Están ladrando, pero Wikileaks está mordiendo.
Desde el corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México
Fuente: www.alasbarricadas.org
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