Las clases medias (y en plural) tan abundantes en la sociedad colombiana, siempre han jugado el papel de sostenedores del régimen oligárquico dominante: Han sido lo que Poulantzas (1) llamó “clase-apoyo del Estado”, validándolo política e ideológicamente, y siendo como clase estudiada o capacitada la fuente de cuadros para la administración y la política mediante su instrumentalización como clientela. Sus intereses de clase (casi siempre ocultos o mimetizados) encajaron y funcionaron la mayoría de las veces, con los de la oligarquía latifundista y financiera trasnacional dominante en Colombia.
Aunque también, hay que reconocerlo, en otras ocasiones y dependiendo de la coyuntura, “bascularon” y se acercaron a los intereses de la clase trabajadora incluso dirigiendo con relativo éxito, partidos llamados “del proletariado”. Pero la constante siempre ha sido su dependencia y sometimiento a los intereses de la clase dominante y por esta razón histórica no ha existido en Colombia una expresión clara y autónoma de sus pequeños intereses de clase, que siempre han sido cooptados por los dominantes.
Ejemplo de ello son la constitución de 1991 donde se amplió el bipartidismo hegemónico, o la participación masiva de la clase media en la elección de Uribe Vélez, quien les prometió acabar con los que les impedían sus “viajecitos de fin de semana a tierra caliente”, y su posterior apoyo irrestricto y sostén al gobierno de la Seguridad Democrática. Y más recientemente, los pactos político-burocráticos para elegir un cuadro típico del Nacional-Catolicismo (o fascismo español) como el actual Procurador Ordóñez.
Pasados estos ocho 8 años del fascismo Uribista que con tanta furia o ahínco sostuvieron, y enfrentados a la realidad del gran desastre social, económico, moral e internacional que ha significado el régimen de la Seguridad Democrática; la pequeña burguesía golpeada como clase sometida que es, se dispone unidas sus diferentes fracciones, a ingresar políticamente en el panorama político electorero colombiano, expresando sus intereses “propios” de clase, coincidentes totalmente con los de sus jefes: “Cambios en la superficie, sin cambiar el fondo”.
Recobrar el manto de legalidad perdida durante esta larga noche del terror del Estado, para recuperar la legitimidad, y continuar la guerra y la explotación neoliberal aparejada. Es por esto que NINGUNO de los candidatos a las elecciones presidenciales a realizar el próximo mes en Colombia, ni de los partidos de la Oligarquía, ni los de la clase media, presentan soluciones reales a los ingentes problemas sociales que hoy aquejan a los trabajadores colombianos. Es más ni siquiera los tratan como asunto de campaña electoral.
En esta hostigante y empalagosa campaña electorera, los candidatos de la oligarquía y de la “honrosa” clase media, han basado sus ilustrados programas en insultarse y denunciarse mutuamente frente a la galería, pero obviando los temas de fondo que mueven e interesan a la sociedad: Frente al desempleo Juan Manuel Santos le ofreció el ministerio de trabajo al director del Sena. Frente a la guerra geo-estratégica Imperial es mejor una “Hiena que un caballo discapacitado”. Frente al colapso del sistema de salud, es mejor seguir financiando la salud con impuestos antiéticos a las putas, a los borrachos, a los fumadores y a los tahúres. Frente a las relaciones internacionales TODOS opinan que “depende de lo que diga el Mister”. Frente a la justicia y la reparación Petro ofrece inmunidad eterna al Miniführer y Corte Penal Internacional a los guerrilleros.
Y así la pequeña burguesía colombiana toma conciencia de sus “propios” intereses de clase (que son los de sus jefes naturales) preparándose a entrar en el proceso electorero colombiano, tomando distancia “legal” frente al fascismo Uribista que tan intensamente apoyó y ayudo a trasmitir durante estos largos años de Democracia Genocida, pero con la pretensión oculta o simulada, de dirigir en el futuro a la clase trabajadora.
Nota:
1) Poulantzas Nicos. Fascismo y dictadura. Siglo XXI editores. México. 1 ed 1971. Pág. 275 y siguientes. fuente, vìa:
http://www.argenpress.info/2010/04/colombia-pequena-burguesia-y-fascismo.html
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