La trasnacional
colonial británica sufrió varias trasmutaciones de su nombre
en su larga travesía macabra: Burmah Oil Company, Anglo-Persian Oil
Company, BP
Amoco, hasta llegar en 2000 a su más reciente bautizo BP. ¿Qué nuevo
nombre
adoptará ahora BP después de su depredación más reciente en el golfo de
México?
Por Alfredo Jalife-Rahme - La Jornada, México
Antecedentes: en 1996 lanzamos
nuestro primer libro Guerras
geoeconómicas y financieras: el petróleo del golfo de México al golfo
Pérsico,
cuya editorial INIZA fue obligada a desaparecer, concomitantemente al
boicot de
nuestro libro, a consecuencia de las fuertes presiones del gobierno
neoliberal
de la dupla Córdoba-Zedillo (vulgar instrumento del sionismo financiero
global).
Nunca pensamos 14 años más tarde que la tesis
invocada inocentemente en el
libro –cuya copia pronto aparecerá en forma gratuita en el lanzamiento
de
nuestra página web a inicios de agosto próximo (www.alfredojalife.com)–
haya resultado tan premonitoria y constituyera el andamiaje cada vez más
consolidado –dicho sea con humildad de rigor– de nuestras tesis
ulteriores con
enfoque multidimensional.
Hechos: en forma coincidente al título de nuestro
libro censurado
subrepticiamente hace 14 años, el veterano periodista estadunidense
Stephen
Kinzer redactó un interesante ensayo, prácticamente con el mismo título,
en
referencia a la depredación hace casi 60 años de la petrolera británica
British
Petroleum (BP) "Desde el Golfo de México hasta el golfo Pérsico"
(TomDispatch,
1/7/10).
Kinzer ha sido relevante corresponsal de The
New York Times y del
periódico británico The Guardian, y ostenta una gran
experiencia en la
cobertura de los hechos de Centroamérica, Europa Oriental y Medio
Oriente;
actualmente es profesor de periodismo y de política exterior de Estados
Unidos
(EU) en la Universidad Northwestern, y acaba de escribir el polémico
libro (a
nuestro juicio, sumamente visionario) Reajuste: Irán, Turquía y el
futuro de
EU (Times Books, 2010).
El autor coloca en retrospectiva la presente
frustración dolorosa de los
ciudadanos estadunidenses, quienes han empezado a boicotear a BP y de lo
que, a
su juicio, no se pueden evadir tampoco las otras dos gigantes
trasnacionales
petroleras anglosajonas Shell y/o ExxonMobil.
Así como BP contaminó y destruyó la fauna y la
flora del golfo de México,
Kinzer comenta su rol en otra "derrama" en el Pérsico: "la destrucción
de
la democracia de Irán hace más de medio siglo".
Aduce que en "los pasados 100 años", BP –que ha
trasmutado su nombre
durante el siglo– "trazó el arco del capitalismo trasnacional".
Las permutaciones bautismales –disfrazadas de
"megafusiones"– suelen ser
comunes en la industria petrolera anglosajona, como sucedió con la
texana
Transocean (asociada a la depredación de BP en el Golfo de México) y
Schulemberger mediante los ya muy vistos pases de magia bursátil.
La trasnacional colonial británica sufrió varias
trasmutaciones de su nombre
en su larga travesía macabra: Burmah Oil Company, Anglo-Persian Oil
Company, BP
Amoco, hasta llegar en 2000 a su más reciente bautizo BP. ¿Qué nuevo
nombre
adoptará ahora BP después de su depredación más reciente en el golfo de
México?
Kinzer rememora la génesis de BP, fundada por el
pirata especulador William
Knox D’Arcy bajo la protección del gobierno británico, para explorar el
petróleo
en Irán.
D’Arcy extrajo una concesión de alcances
estratégicos mediante la lubricación
pecuniaria de la "disoluta (sic) monarquía iraní" (léase: el shahanshah
de Persia: Mozaffar ad-Din Shah Qajar), que en forma increíble
"aceptó
únicamente 16 por ciento de las ganancias, sin tener acceso a la
contabilidad
interna de BP". Este acuerdo leonino fue festejado estruendosamente por
Winston Churchill en 1911, ya que BP "se había convertido en el único
propietario (¡supersic!) del océano entero de petróleo que yace bajo el
suelo de
Irán".
Salvo BP, "a nadie (sic) se le permitió explorar,
refinar, extraer o vender
el petróleo de Irán", que en realidad se había vuelto un monopolio
colonial
de Gran Bretaña. Ahora el neocolonialismo tecnológico ha sido
rebautizado como
"globalización neoliberal".
Nada nuevo bajo el sol, cuando las mismas hazañas
de enajenación catastral y
asfixia financiera habían sido aplicadas en México por las
trasnacionales
inglesas antes de la Segunda Guerra Mundial.
Por cierto, llama poderosamente la atención la
asombrosa similitud a inicios
del siglo XX entre la historia petrolera de México e Irán bajo el común
denominador de la depredación y el saqueo de Gran Bretaña.
Kinzer recuerda que la concesión trasnacional
colonial descolgada por el
pirata especulador D’Arcy fue comprada por el gobierno británico bajo el
nombre
de Compañía Petrolera Anglo-Persa, que "construyó la mayor refinería del
mundo
en el puerto de Abadán en el golfo Pérsico".
A juicio de Kinzer,"desde la década de 1920 hasta
la de 1940, el nivel de
vida de Gran Bretaña fue sostenido (¡supersic!) por el petróleo de Irán.
Los
carros, camiones y autobuses británicos se movían con el petróleo barato
de
Irán. Las fábricas en Gran Bretaña usaban el combustible de Irán. La
Royal Navy,
que impulsó el poder británico en todo el mundo, alimentaba sus barcos
con
petróleo iraní".
¿En cuanto habrá participado el petróleo mexicano
en el apuntalamiento del
bienestar capitalista británico?
Como dato anecdótico, la revista neoliberal
británica The Economist
fue financiada con los ingresos del petróleo mexicano, según plasmó
Anthony
Sampson en su célebre libro Las siete hermanas.
A Kinzer se le escurre la macabra historia
concurrente de otra trasnacional
colonial británica, Burmah Oil Company, que concurrió en la edificación
imperial
de BP bajo la bendición de Winston Churchill.
Kinzer relata la nacionalización del petróleo iraní
en 1951 (13 años más
tarde a la similar de México) por el primer ministro Mohammad Mossadegh
(el
émulo del general Lázaro Cárdenas del Río) quien prometió que "las
ganancias
del petróleo serían usadas para desarrollar a Irán y no para enriquecer a
Gran
Bretaña".
Sucede que BP "era el negocio más lucrativo de Gran
Bretaña en cualquier
lugar del planeta", y quien, por cierto, antes de la derrama criminal de
la
depredadora trasnacional neocolonial en el golfo de México, se ostentaba
como el
primer lugar en la bolsa londinense (FTSE) en términos de
"capitalización de
mercado".
Como en México –donde las trasnacionales coloniales
británicas Mexican Eagle
y Royal Dutch/Shell incitaron al boicot de Gran Bretaña de las
refinerías
nacionalizadas, salpicado del asesinato colectivo de alrededor 30
científicos
mexicanos abocados a descubrir el ingrediente químico para obtener
gasolina del
petróleo–, el gobierno británico "retiró a sus técnicos de Abadán,
bloqueó el
puerto, cortó las exportaciones de bienes vitales a Irán, congeló las
cuentas
depositadas en bancos británicos", e imploró a EU a que la CIA depusiera
al
nacionalista Mossadegh en 1953 para colocar al sha Mohammad Reza Pahlavi
(operación
Ajax), lo cual desembocó en "el fin de la democracia en Irán".
¿Pues no han machacado hasta la extenuación mendaz
sus multimedia que las
petroleras anglosajonas –el presente andamiaje del capitalismo
neoliberal
bursátil de EU y GB– promueven la "democracia" y los "derechos humanos"
en el mundo?
Stephen Kinzer concluye que para "quienes conocen
la historia de Irán no
existe sorpresa" por la criminal derrama ambiental de BP en el golfo de
México: "Durante sus décadas en Irán, operó a su antojo, sin el menor
recato a
los intereses de los habitantes locales", quienes, es pertinente
recordar,
poseen la identidad estadunidense.
¿Quién podrá detener a inicios
del siglo XXI la depredación global de las
petroleras anglosajonas, que incluye el derrocamiento de las democracias
que no
pueden controlar?
fuente, vìa :
http://www.iarnoticias.com/2010/noticias/norteamerica/0242_petr_depredacion_bp_12jul2010.html
http://www.iarnoticias.com/2010/noticias/norteamerica/0242_petr_depredacion_bp_12jul2010.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario