Queridos hermanos mexicanos:
Hoy
6 de agosto, estamos reunidos para reafirmar el juramento que hicieron 7
de nuestros compañeros fundadores, teniendo como testigos a nuestra
inolvidable compañera Renee (Murcia) y 2 compañeros mas, que desde ese
momento formaron las filas de los militantes urbanos, y lo hicieron hace
44 años en éste sitio exacto.
No
hay momentos mas tristes para la historia de un pueblo, que aquellos
cuando sus mejores hijos se ven obligados a organizarse para defender –
aún a costa de su vida- a su patria ante la amenaza del mal gobierno y
de intereses nacionales y extranjeros que los reprimen, torturan,
encarcelan, masacran y desaparecen con toda impunidad.
Hoy,
las nuevas generaciones reafirmamos ese llamado a no dejarnos
intimidar, el momento lo exige, debemos organizarnos pacífica, ordenada y
firmemente para acabar con la pesadilla en que vivimos.
Hoy decimos que, nunca nos hemos ido. Somos millones de mujeres y hombres de conciencia libre que no lo permitiremos.
Sin
duda, la evocación de los compañeros que van cayendo en la lucha es una
penosa obligación moral. Quien la realiza queda con la sensación de que
muchas cosas importantes quedaron sin decirse; quien la escucha
seguramente piensa que debido a una especie de sectarismo, quien habla,
embalsama la imagen de nuestros compañeros caídos, destacando sus
méritos y ocultando sus defectos; y en ambos se percibe la incomodidad
de quienes cumplen por compromiso, así sea moral, un ritual solemne y
triste.
Esto
es un riesgo. Pero hay otro modo de recordar a nuestros camaradas: con
un sentido histórico. No porque hayan aspirado a la gloria que tal vez
engrandezca su nombre algún día, sino porque el rebelde social es el
hombre histórico por excelencia. Primero, porque estudia la historia
-sobretodo la de su pueblo- buscando en ella claves para comprender la
realidad social; después, porque recoge los anhelos de cambios de su
pueblo, y los organiza en una estrategia, y junto a él, ocupa un lugar
en el ejército de los explotados para hacer la transformación social,
que es hacer la historia. Mas que nada, por cierto sentido de
continuidad, por la conciencia de tener raíces y la responsabilidad de
hacer fructificar un esfuerzo colectivo, pues al rebelde social no le
cuadra el papel de genio solitario. Dando su vida, el militante da vida
a la organización, y ésta, no lo deja morir del todo; recoge sus
aportaciones individuales, aquellas que nos permitan seguir adelante,
pues los compañeros somos, ante todo, compañeros de lucha, de una lucha
que apenas se inicia. Tomará generaciones concluirla.
Recordar,
pues, a éstos nuestros héroes, es reanudar su trabajo en la medida de
nuestra capacidad. Así lo hubieran querido ellas y ellos, porque fue ese
trabajo el que dio sentido a su vida y también a su muerte; pues la
asumieron como una posibilidad –terrible-, pero una mas que se convirtió
en necesidad para que la lucha continuara.
Y continuará. Nosotros lo haremos.
VIVIR POR LA PATRIA O MORIR POR LA LIBERTAD.
Fuerzas de Liberación Nacional
México
Grupo Editorial “tod@s”
6 de agosto del 2013.
Vía: http://www.proyectoambulante.org/index.php/noticias/nacionales/item/2249-comunicado-por-el-44-aniversario-de-las-fuerzas-de-liberacion-nacional

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