jueves, 16 de mayo de 2013

Mundo: Bangladesh desnuda a las maquilas..David Bacon




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Foto: Fashioning an Ethical Industry


Estados Unidos. En vez de permitir que los sindicatos supervisen las condiciones de seguridad en las maquiladoras para prevenir muertes debidas a las malas condiciones de trabajo o de los edificios, las empresas generaron una nueva industria, la de la Responsabilidad Social Corporativa.
En la maquiladora Ali Enterprises, en Pakistán, 300 personas murieron quemadas en 2011- fue el mayor incendio de una fábrica en la historia mundial. En 2012, trabajadores de Bangladesh saltaron desde las ventanas de la fábrica en llamas Tazreen (porque las puertas estaban cerradas) y cayeron sobre el pavimento, al igual que lo hicieron sus hermanas en el famoso incendio de la fábrica Triángulo Shirtwaist, en la ciudad de Nueva York en 1911. En la planta de Foxconn en China, donde se ensamblan los iPads y los iPhones, los trabajadores fueron presionados tan fuertemente que empezaron a quitarse la vida en 2010.
Durante la semana del 21 de abril de 2013, más de 350 trabajadores murieron cuando el edificio Plaza Rana de Bangladesh se derrumbó. Los dueños de las fábricas se negaron a evacuar el edificio después de que enormes grietas aparecieron en las paredes, e incluso después de que los ingenieros de seguridad les dijeron que no dejaran entrar los trabajadores. Los trabajadores dijeron a representantes de la federación sindical IndustriALL que los amenazaron con descontarles tres días de salario por cada día de ausencia, por lo que entraron a pesar de sus preocupaciones. Esto no es bueno para la imagen corporativa de Wal-Mart, cuyas ropas fueron cosidas en Tazreen, o para Apple, cuyos iPads y iPhones se ensamblan en Foxconn. No es bueno para JC Penney, Benetton o El Corte Inglés, cuyas etiquetas y órdenes de corte fueron encontradas en los escombros en la Plaza Rana. De acuerdo con el Foro Internacional de Derechos Laborales, “una de las fábricas en el complejo Rana, Ether-Tex, había enumerado a Walmart-Canadá como comprador en su página web”.
Cuando los trabajadores empezaron a suicidarse en Foxconn, los manifestantes llevaron carteles con sus nombres frente a la tienda insignia de Apple y exigieron mejores condiciones. Sin embargo, la estrategia empleada por la mayoría de estas empresas de gran tamaño no es mejorar las condiciones que matan a los trabajadores. Están especialmente poco dispuestos para permitir que los sindicatos de los trabajadores actúen como supervisores y ejecutores de los acuerdos, firmados para garantizar salarios dignos y procedimientos de seguridad.
En cambio, las grandes empresas de marca “ayudaron a generar una industria de 80 mil millones de dólares en la responsabilidad social corporativa (RSC) y la auditoría social”, según un nuevo informe de la AFL-CIO, Responsabilidad de Terceros.” Sin embargo, la experiencia de las dos últimas décadas de ‘regulación privatizada’ de las cadenas mundiales de suministro tiene inquietantes paralelismos con la autorregulación financiera que falló tan espectacularmente”. La industria de la RSC, acusa el informe, “ayudó a mantener los salarios deficientes y condiciones de trabajo bajas, [mientras que] cubrió las relaciones públicas de las empresas”. Una firma de auditoría corporativa de RSC, la Business Social Compliance Initiative (BSCI), certificó dos fábricas en Rana Plaza: New Waves Style y Phantom Apparel. La página web de BSCI admite que auditó los dos primeros, pero niega cualquier responsabilidad por la muerte de cientos de trabajadores en los locales que certificó. “Las razones del colapso de las fábricas parecen estar relacionadas con la deficiente infraestructura del edificio Plaza Rana”, señaló. “BSCI se centra en el seguimiento y la mejora de las cuestiones laborales en las fábricas y se basa en las autoridades locales para garantizar que la construcción y la infraestructura son seguras”. BSCI fue creada por la Asociación de Comercio Exterior, un grupo de empresas con sede en Europa, “con el fin de crear una coherencia y armonización para las empresas que desean mejorar su cumplimiento social en la cadena de suministro global”, dice su página web. SOCAM, que al parecer también certificó la fábrica Tex Eter, fue creada por la enorme empresa de ropa C & A -con sedes en el Reino Unido y Alemania. La proliferación mundial de las maquiladoras llevó hasta el fondo los ingresos y las condiciones de trabajo de los trabajadores textiles, de productos electrónicos y otros. Hace medio siglo, sus condiciones eran mucho mejores. Después de las grandes campañas de organización de trabajadores de Estados Unidos en la década de los treintas y cuarentas, la mayoría de trabajadores las maquiladores en Estados Unidos se afiliaron a sindicatos – lo suficiente para que los salarios de los trabajadores proporcionaran una vida segura y decente. La mayoría trabajaban directamente para los empleadores. Y cuando las empresas empezaron a utilizar subcontratación, la fuerza organizada de los trabajadores obligó a los empleadores a acordar medidas para proteger sus puestos de trabajo.
Como dice el nuevo informe de la AFL-CIO, la clave fue el “Acuerdo de intermediarios.”. Cada empresa o marca sólo pudo hacer sus pedidos con contratistas sindicales, que garantizaban un trabajo estable para mantener a los trabajadores empleados de forma permanente. No pudieron hacer nuevos contratos a menos que los existentes tuvieran suministro completo de los pedidos. Las empresas tuvieron que dar a los contratistas un precio lo suficientemente alto para garantizar los salarios sindicales.
De pronto, el fondo cayó. Las marcas estadunidenses por primera vez cerraron sus propias fábricas y comenzaron a buscar en el mundo los países y los contratistas para producir las prendas al menor costo posible. Los trabajadores sindicalizados de ropa en San Francisco y otras ciudades protestaron por los cierres, recalcando la diferencia enorme entre sus salarios y condiciones de trabajo con los de las maquiladores a la que se transfirió el trabajo. El mismo proceso se llevó a cabo en Europa. Hoy en día, el mundo se ve completamente diferente. “El trabajo de fabricación salió de los países en los que existían leyes, convenios colectivos y otros sistemas de protección para reducir los peligros del lugar de trabajo”, acusa el informe, mientras que “los trabajos se fueron a países con leyes inadecuadas, con aplicación débil y con relaciones laborales precarias”. Esta transición se apoyó en la negociación de acuerdos comerciales favorables a las empresas, que garantizan acceso sin restricciones  de los productos de estas fábricas a los mercados de Estados Unidos y Europa, mientras que presionan a los países en desarrollo para garantizar los derechos de los inversionistas corporativos extranjeros y un entorno empresarial amigable de bajos salarios, aplicación laxa de protección a los trabajadores y ataques a los sindicatos. El informe Responsabilidad Subcontratada analiza experiencias claves para apoyar su conclusión. El documento señala que fabricantes de ropa contrataron la auditoría de Social Accountability International (SAI) para certificar que la fábrica era segura, justo antes de que un incendio en la fábrica de Ali Enterprises en Pakistán matara a 262 trabajadores en el 2012. SAI tercerizó la inspección a una empresa italiana, RINA, que subcontrató a su vez el servicio a una empresa local, RI&CA. Ali Enterprises fue certificada en agosto. “Casi 300 trabajadores murieron en un incendio dos semanas después”, acusa el reporte. El uso del proceso de la RSE va más allá de las fábricas de ropa. En las plantaciones de Dole, en Filipinas, la empresa (con la ayuda de las fuerzas armadas) sustituyó al sindicato organizado por los trabajadores, Amado Kadena-National Federation of Labor Unions-Kilusang Mayo Uno, por un sindicato de la empresa. Al mismo tiempo, Dole tuvo un puesto en el consejo de directores de la EFS y recibió la certificación SA8000. Posteriormente, los salarios cayeron y Dole comenzó a reemplazar trabajadores permanentes por temporales.
En la planta inmensa de Foxconn en China, según el informe, “cuando la reputación de su marca estaba en peligro por los suicidios, accidentes mortales y disturbios en las fábricas, se decidió utilizar la FLA (Asociación del Trabajo Justo, el otro CSR gigante que favorece a las corporaciones). Después de recibir una cuota de membresía de 250 mil dólares, FLA inspeccionó las fábricas de Foxconn, alabando a la empresa incluso antes de completar las inspecciones. A continuación emitió un informe crítico moderado. Unos meses más tarde, insistió en que Foxconn marchaba bien en su camino a la solución de los problemas de derechos laborales. Sin embargo, hubo pocos cambios para los trabajadores. Cuando mil de ellos se fueron a la huelga en una planta de Foxconn en 2013, “los observadores informaron que la policía antimotines usó cañones de agua y violencia física para reprimir a los huelguistas”.
En 2008, Russell Athletics cerró una planta en Honduras después de que casi 2 mil trabajadores organizaron un sindicato y trataron de negociar un contrato. Solamente amenazando con hacer manifestaciones en los campus universitarios de Estados Unidos para torpedear las ventas de la empresa deportiva, el Consorcio por los Derechos de los Trabajadores (WRC) –apoyado por Estudiantes Unidos contra los Talleres del Sudor (USAS)- pudo lograr la reapertura de la planta y la recontratación de los trabajadores. Esta táctica inició en la década de los noventa, cuando el grupo Estudiantes ayudó a los trabajadores a exponer los abusos de un sindicato pro patronal en una fábrica de prendas de vestir de México, Kuk Dong. Estudiantes obligó a Nike a intervenir para que su contratista respetara los derechos de los trabajadores. Usar la capacidad y el poder del consumidor en los países-mercados es una forma de solidaridad que apoya el mejoramiento verdadero para los trabajadores de la fábrica.
El informe Responsabilidad Subcontratada mira a modelos alternativos en sus conclusiones para mejorar las condiciones de trabajo. Subraya a los acuerdos-marco globales entre federaciones sindicales internacionales y empresas multinacionales como particularmente eficaces. “Debido a que no son unilaterales, sino negociados por los trabajadores, representan un avance sobre los códigos corporativos [y] contienen compromisos vinculantes por parte de las empresas para respetar los derechos laborales internacionales y la legislación nacional”.
Algunas de las medidas nacionales aprobadas por el Congreso de los Estados Unidos son otro medio para progresar en este ámbito. El informe señala, entre otras, a la Ley Dodd-Frank, que reformó las prácticas financieras en Wall Street. En Europa señala al protocolo sobre la libertad de asociación, firmado por los sindicatos de Indonesia con marcas de ropa deportiva multinacionales, apoyadas por IndustriALL, la federación sindical europea.
WRC y USAS desarrollaron el programa Proveedor Designado, en el que las universidades participantes sólo compran prendas de fabricantes de marca que pagan precios que garantizan salarios dignos y que los trabajadores tienen el derecho a organizarse. Tras el incendio de Tazreen, se desarrolló un acuerdo vinculante entre IndustriALL, el WRC y otras organizaciones no gubernamentales de asuntos laborales. Se trata de evitar más incendios, garantizar el derecho de los trabajadores a organizarse y hacer cumplir las condiciones de seguridad. Algunas empresas, incluyendo a PVH y Tchibo, ya firmaron. Walmart y Sears, sin embargo, no sólo se negaron, sino que ni siquiera accedieron a pagar indemnización a las víctimas del incendio de Tazreen. Por último, el informe también menciona el impacto potencial de utilizar 11 trillones de dólares de los fondos de pensiones de los trabajadores, invertidos en acciones de corporaciones, como medio para que las empresas cambien su conducta. Al mismo tiempo, se proyecta una mirada escéptica sobre los programas más favorables a las empresas, como Better Work, y sobre la idea de reformar el proceso de RSE patrocinado por el empleador. En definitiva, concluye Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, “es a través de la libertad de asociación y de organización de los sindicatos que los trabajadores tienen la mejor oportunidad de defender sus intereses”.
 
  http://desinformemonos.org
 http://desinformemonos.org/2013/05/lavado-de-imagen-de-las-maquiladoras-asesinas/

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