Los
presidentes conservadores de la región se reunirán en Cali en pocas
semanas para reimpulsar, con la venia de Washington, la Alianza del
Pacífico. Estarán los presidentes de Colombia, México, Perú y, como no,
Chile. Se suman los mandatarios de Costa Rica,Panamá, Canadá y de
España. Una junta de gobiernos de derecha para reimpulsar un bloque
comercial a contramano de herramientas intrarregional como el Mercosur,
la Unasur o la Celac.
La ciudad de Cali
no sólo es la capital de la salsa colombiana; además, la esquina de
América brilla en el radar de la economía global y del narcotráfico. Su
puerto de Buenaventura es la única conexión comercial del país caribeño
con el Océano Pacífico. Este lugar estratégico hizo que el influyente
diario financiero The Financial Times ubicara a Cali en
el top ten mundial de las ciudades más atractivas para la inversión
extranjera directa. Paralelamente, el colindante Valle del Cauca tiene
como voz de mando a los carteles narco más heavies de Colombia ya que
ahí pavimentaron la principal ruta narco que los conecta con la demanda
norteamericana. En definitiva, Cali podrá ser cualquier cosa menos una
ciudad desabrida. Y, precisamente, en esa urbe plena de curvilíneas
morenas salseras, negocios sin barreras arancelarias y fuerte tráfico de
cocaína, confluirán dentro de diez días todos los Jefes de Estado de
los gobiernos conservadores de la región para reimpulsar un bloque
comercial que está a contramano de herramientas intrarregional como el
Mercosur, la Unasur o la Celac.
Hasta el momento, nueve mandatarios confirmaron que darán el presente en la cumbre del bloque librecambista denominado Alianza del Pacífico: el anfitrión Juan Manuel Santos, el chileno Sebastián Piñera, el mexicano Enrique Peña Nieto y el peruano Ollanta Humala (los cuatro socios plenos), más la costarricense Laura Chinchilla y el panameño Ricardo Martinelli, aspirantes a sumarse al bloque. También viajarán hasta Cali, en calidad de observadores, el primer ministro de Canadá, Stephen Harper; el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; y el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, junto a delegados de Australia, Japón, Nueva Zelanda y Uruguay.
No hace falta tener un postgrado en ciencia política para observar cuál
es el común denominador ideológico de los presidentes que promoverán en
Cali una convergencia económica sudamericana más volcada al libre
comercio y en sintonía con el programa de apertura aduanera que propone
la Casa Blanca.
CONTRA LAS ALIANZAS REGIONALES
Por otro lado, si bien
la Alianza del Pacífico ya cuenta con dos años de vida, el encuentro en
Colombia supone que será el grado cero de un bloque comercial y
político que va por todo y que aspira a opacar en el corto plazo a mesas
regionales de otro color político como la Unasur o la Celac.
En ese sentido, la oficialista revista Semana de Colombia –propiedad de
la familia presidencial Santos y número uno en ventas– advirtió el
último viernes que: “El principal reto de la cumbre de Cali es crear una
plataforma económica y comercial de proyección al mundo, especialmente a
la región del Asia-Pacífico.
Los presidentes de los Congresos de los países miembro ya firmaron en Bogotá
el acuerdo constitutivo un Parlamento común que tendrá como misión
desarrollar el marco legislativo de esta integración económica”.
En definitiva, la
Alianza del Pacífico va creciendo de tamaño y a la luz de noticias
regionales como la victoria del Partido Colorado en Paraguay, el buen
desempeño electoral de la oposición antichavista y ciertas tensiones
productivas en el Mercosur como el retiro de la minera brasileña Vale de
Argentina, sus miembros fundadores están dando a entender que ya no
ponen tantos porotos a un proceso de integración regional claramente
hegemonizado por el triángulo Brasil, Argentina y Venezuela.
TRES MIRADAS, TRES PERSPECTIVAS
Miradas al sur
consultó a tres especialistas del proceso de integración de primera
línea como Diana Tussie –Directora del Área de Relaciones
Internacionales de Flacso Argentina, profesora del Instituto del
Servicio Exterior de la Nación y autora del reciente libro Nación y
región en América del Sur. Los actores nacionales y la economía política
de la integración sudamericana–, Lorena Soler –Investigadora del
Conicet y responsable de la recomendable investigación titulada
“Paraguay, la larga invención del golpe”– y Leandro Morgenfeld –docente
de la UBA y autor del libro Relaciones peligrosas- Argentina y Estados
Unidos– para contar con un análisis que contemple todas las implicancias
geopolíticas del relanzamiento de la Alianza del Pacífico.
En principio, Diana
Tussie observa que: “Básicamente se trata de un bloque aperturista por
la red de Tratados de Libre Comercio que tienen no sólo con los Estados
Unidos sino también con la Unión Europea. Claro, se trata de países que,
en su momento, fueron todos pro-ALCA pero su vínculo con Washington no
es su único interés. Geopolíticamente, se están planteando contrapesar
el modelo Mercosur y rebatir el liderazgo que tienen Brasil y Venezuela
en determinados capítulos comerciales. Luego, hay muchas firmas de
primer nivel como la aerolínea LAN, la empresa de servicios Cencosud
(Supermercados Disco, tiendas Easy) o la red de shoppings Falabella que
promocionan la Alianza del Pacífico porque son corporaciones ligadas a
la distribución de mercaderías y, por lo tanto, necesitan mayor
logística de conectividad comercial y mayor apertura comercial hacia la
zona del Pacífico”.
Por otro lado, Leandro
Morgenfeld escribió días atrás un interesantísimo artículo en su blog
personal vecinos en conflicto donde sintetiza con precisión cuál es el
contexto regional en la que se lanza la cumbre de Cali: “Luego del
fracaso que resultó para Washington la Cumbre de las Américas realizada
en Cartagena en abril de 2012 (allí la agenda caliente –Cuba, Malvinas,
droga, inmigración– fue impuesta por los países latinoamericanos, a
pesar de las presiones del Departamento de Estado), Obama pretende
recuperar la iniciativa en las relaciones interamericanas, detener el
avance de potencias extrarregionales (fundamentalmente China, socio
comercial y financiero privilegiado para Argentina, Brasil y Venezuela) y
limitar las aspiraciones de Dilma Rousseff de transformarse en vocera
de América del Sur. Por eso, la Alianza del Pacífico es fundamental para
el reposicionamiento de Washington en la región. A través de la misma,
se pretende atraer a los países disconformes del Mercosur, como Uruguay y
Paraguay, y reintroducir políticas neoliberales que tanta resistencia
popular generaron en las últimas dos décadas”.
El comentario de
Morgenfeld, en cuanto a la intención del bloque del Pacífico de horadar
el eslabón débil del Mercosur, es ampliado por Lorena Soler cuando
específica que: “El presidente Horacio Cartes, como buen empresario,
sabe que es necesario reingresar al Mercosur y así lo expresó. Por
ahora, más de la mitad del flujo comercial se realiza con ese bloque.
Sin embargo, estará en el Mercosur y, especialmente, en Brasil y
Argentina alentar políticas de desarrollo con Paraguay para lograr que
Asunción no sea un mero proveedor de commodities y reducir así los
posibles márgenes de conectividad de Cartes con los Tratados de Libre
Comercio. En fin, la región necesita que Paraguay se mantenga en los
márgenes del Mercosur y para ello deberán trabajar en conjunto. También
para convencer al vecino país de la necesidad de que Venezuela forme
parte del bloque. Si no estaremos ante un nuevo armado político de la
derecha latinoamericana que ya cuenta con Sebastián Piñera en Chile,
Juan Manuel Santos en Colombia, Enrique Peña Nieto en México y un
Henrique Capriles inquieto, que no se irá a la casa a esperar tranquilo
las próximas elecciones venezolanas”.
Sin embargo, la
profesora Diana Tussie aclara que: “No creo que la actual tensión
productiva del Mercosur aliente la Alianza del Pacífico. Yo creo que es
un bloque con su propia dinámica, lo que no quiere decir que los países
disconformes de la Cuenca del Plata como Uruguay no lo usen como una
ventana para expresar su malestar. Además, Brasil ya está analizando
sumarse a la Alianza como país observador porque, literalmente, no se va
a dejar robar el Mercosur. En definitiva, considero que en el corto
plazo el bloque del Pacífico es, simbólicamente, importante pero no sé
cuanto efecto puede tener a mediano plazo. Por el momento, ellos se
plantean comerciar mucho más con el mundo, la integración de sus Bolsas
de Comercio, hay mucha confluencia empresaria y poco convergencia en
política migratoria; todo lo contrario del Mercosur, que es un bloque
más intrarregional”.
Por último, Morfenfeld
advierte que: “La Casa Blanca impulsa también la Alianza Trans-Pacífico
(actualmente participan Canadá, México, Perú, Chile, Australia y Asia
pero sin China) porque mira con recelo la expansión y la competencia de
Pekín (los principales despliegues militares del Pentágono se realizan
actualmente en el Pacífico). La ATP cumple el doble objetivo de intentar
contener la expansión económica china y a la vez lograr una suerte de
ALCA remozado que contrarreste la influencia que supo tener la
integración alternativa impulsada desde Caracas por el eje bolivariano.
Ambas iniciativas, la Alianza del Pacífico y la Alianza Trans-Pacífico
son complementarias y funcionales a los intereses de la Casa Blanca en
América latina”.
Volviendo al tablero
del Cono Sur, Lorena Soler remarca que: “Pienso que estamos en presencia
de un cambio neoconservador, de nuevo tipo, al cual no sabemos muy bien
como analizar. Nuestras categorías han quedado viejas o, en rigor,
zombies como dice el sociólogo alemán Ulrich Beck. Hemos estudiado más
las nuevas izquierdas y sus tan diversas expresiones en los gobiernos de
la región y tan poco las nuevas derechas. En esa dirección, el triunfo
arrasador de Horacio Cartes expresa algo más que el regreso del Partido
Colorado al poder y forma parte de las novedades que aportan nuevos
fenómenos políticos de derecha mediante el acceso directo de las nuevas
burguesías al poder, pues antes lo hacían bajo representantes
partidarios. Al igual que en otras partes de la región, como el Chile de
Piñera, ese origen les permite contar con bases populares y fuerte
legitimidad política”.
Vía:
http://www.elciudadano.cl/2013/05/12/68079/la-cumbre-del-tio-obama/
No hay comentarios:
Publicar un comentario