Punto Final
El proyecto de ley antidiscriminación pasó a comisión mixta en el Congreso y su
aprobación es un hecho. El Ejecutivo manifestó su apoyo para mejorarla y
reincorporar el articulado cercenado por los sectores integristas y
conservadores en el trámite legislativo. Entretanto, diversos informes
coinciden en señalar que en 2011 se agudizó la violación de los derechos
humanos de la diversidad sexual. En Chile no sólo se discrimina a lesbianas,
gays, bisexuales y transgéneros (LGBT). Lo mismo ocurre con las mujeres, los
pueblos originarios, los inmigrantes, los pobres y un largo etcétera. Las
iglesias y la UDI
suman fuerzas para impedir la igualdad legal y el fin de toda discriminación.
Investigaciones
de 2009 señalan que más del 52% de la población LGBT ha padecido discriminación
verbal, física o amenazas. Un 88% de los chilenos piensa que el Estado los
discrimina “principalmente por la ausencia de leyes o políticas que los
consideren en igualdad de condiciones, por la invisibilidad del tema en la
mayoría de los discursos de las autoridades y por la emisión de discursos
homofóbicos o transfóbicos”, señala el Instituto Nacional de Derechos Humanos
(INDH). Sin embargo, sólo un 29% está “completamente de acuerdo” con permitir
el matrimonio entre personas del mismo sexo. “Siguen siendo preocupantes los
hechos de violencia de que son objeto” (los gays), afirma el INDH. Según la
encuesta Masculinidades y Equidad de Género (Images), aunque para el 58.9% de
los hombres y el 59.8% de las mujeres la homosexualidad es “normal y natural”,
un 89% estima que “un verdadero hombre sólo tiene relaciones sexuales con
mujeres”. Un 70% de los hombres y 59% de las mujeres creen que a los gays “se
les debería prohibir trabajar con menores”. Y más del 70% opina que se les
debería prohibir adoptar hijos.
Según la
OCDE, lo que más se discrimina en Chile es la diversidad
sexual. Sólo un 45% tolera a lesbianas y gays. La intolerancia hacia minorías
étnicas, religiosas e inmigrantes es casi de un 40%. Para el Instituto de
Ciencias Sociales de la
Universidad Diego Portales (UDP), “estratos altos, población
joven y adherentes a corrientes más cercanas a la Izquierda, discriminan
en términos generales menos que los grupos socioeconómicos bajos, adultos y
simpatizantes de la derecha”. Según informe del Departamento de Estado de
EE.UU., “en 2009 se conocieron (en Chile) 124 casos de discriminación, un
incremento en comparación con 65 casos reportados en 2008”. Agrega que las
demandas entabladas por dos ex carabineros -Víctor Rivas y Armando Salgado-, y
un ex detective -César Contreras-, quienes alegaron que sus superiores los
amenazaron con hacer pública su orientación sexual si no dimitían, siguen
pendientes.
LAS
CIFRAS DE LA
DISCRIMINACION
“El
asesinato de Daniel Zamudio forma parte de una seguidilla de violencia hacia la
diversidad sexual en los últimos años. El crimen de odio es el resultado de una
sociedad que omite el respeto de la diferencia. Los asesinos de Zamudio no son
los únicos culpables, también el Estado ha sido incapaz de impulsar políticas
públicas que difundan el respeto y la no discriminación, creando una
institucionalidad para garantizar la no discriminación y establecer por ley un
castigo mayor a los crímenes de odio. Chile necesita una ley antidiscriminación
verdadera, no como el pobre proyecto aprobado en el Senado que es sólo un
recurso de protección ampliado”, afirma Gonzalo Cid, presidente del MUMS,
Movimiento por la
Diversidad Sexual.
Para
el MUMS, lograr plenos derechos para la diversidad requiere cambios
estructurales en lo cultural, social y político. Para ello es necesario que las
organizaciones y movimientos sociales se articulen y tomen la lucha contra la
discriminación como su tarea. “Estoy muy de acuerdo con la consigna de Aysén: ‘Tu
problema es mi problema’. Los problemas de Aysén son nuestros problemas, y
también los problemas de la diversidad son los problemas de Aysén”, dice
Gonzalo Cid.
La UDP
advierte que la discriminación afecta a todos los ámbitos: el 87,3% de los
chilenos reconoce que nuestra sociedad es discriminadora o muy discriminadora.
Quienes más sufren discriminación son los homosexuales y mapuches. 72% cree que
existe discriminación por color de piel, y 76,5% estima que ser mapuche puede
ser motivo de discriminación. En una escala de 1 a 10, el grado de clasismo en
la sociedad chilena se ubica en un 7,2; mientras el racismo alcanza a 6,65.
Según
Claudio Fuentes, director del Instituto de Investigación en Ciencias Sociales
de la UDP, “la
amplia mayoría de la sociedad piensa que somos muy discriminadores. En los
congresistas de la
Concertación el porcentaje es mayor (90,3%) que en los de la Alianza: 77,9%. La
sociedad tiene evaluaciones más negativas que la clase política sobre el nivel
de clasismo, racismo, intolerancia e injusticia. Las principales formas de
discriminación percibida a nivel social y elites son: ser homosexual, ser
mapuche, el lugar de residencia y el color de piel. Sin embargo, la sociedad
apoya mayoritariamente (77%) una ley de cuotas para que los mapuches tengan
representación en el Congreso”, dice. “Somos una sociedad que discrimina y que
se percibe discriminada, además de ser injusta e intolerante: dime de dónde
eres, cuéntame de tu apariencia y te discriminaré. La buena noticia es que
socialmente se reconoce a la discriminación como un problema real. La mala, es
que un segmento importante de la elite política se muestra poco receptivo a
modificar el statu quo para incorporar grupos
históricamente postergados. Es el miedo a la diferencia”, agrega. También no
pierde de vista la discriminación a las mujeres: “Nunca hemos tenido una
presidenta del Banco Central, de la Corte Suprema o del Tribunal Constitucional (TC).
Solo dos de nuestras 74 embajadas son lideradas por mujeres, 6 puntos menos que
en 2006. En la historia del TC sólo dos de 52 ministros han sido mujeres”,
agrega.
Chile
está muy retrasado en la equidad de género. El indicador de la ONU muestra la brecha entre
hombres y mujeres considerando una gama de aspectos sociales y políticos: “En
su versión 2011, Chile ocupa el lugar 44 de 48 naciones. Quizás uno de los
datos duros más relevantes es la desigualdad salarial. De acuerdo al PNUD
(2009), Chile ocupa el lugar 40 entre 43 naciones. Por donde se le mire, la
situación de la mujer presenta serios desafíos. A nivel del Ejecutivo, hoy el
33,9% son gobernadoras, 26% intendentas, 18% ministras de Estado. En el poder
judicial se repite la historia: el 36,6% son ministras de cortes de
apelaciones, 18,2% presidentas de cortes, y el 15,4% integrantes de la Corte Suprema.
Mientras más se escala en la pirámide del poder, menor es la participación de
mujeres”, dice Claudio Fuentes.
ALGO
HEMOS HECHO MAL
Tras
el asesinato de Daniel Zamudio, la comunidad internacional urgió al Estado
chileno a aprobar una ley antidiscriminación. Pero se denunció un lobby
que se sigue oponiendo y que incluye a jerarquías religiosas que han tenido una
“militancia homofóbica sistemática y permanente y que tienen responsabilidad en
lo ocurrido con Zamudio”, dijo Rolando Jiménez, presidente del Movilh,
Movimiento de Liberación Homosexual.
Gonzalo
Cid percibe algunos avances: “Ser homosexual es más aceptado. Muchos entienden
que los derechos de la diversidad son parte de los derechos en una sociedad
realmente democrática”. Los jóvenes, dice, “son mucho más respetuosos, menos
sectarios que los adultos, que en general mantienen prejuicios y dogmas fruto
de la ignorancia y un discurso homofóbico que incita al odio”, dice. “El modelo
neoliberal tiene mucho que ver en esto. Fomenta el individualismo y uno de sus
principios rectores es el valor del dinero. No importa lo que ocurre a los
otros y el éxito se mide sin importar a quién se pisotea.Son cotidianas las
burlas, exclusiones, ofensas, el desprecio contra gays y lesbianas, que incluso
lleva al crimen por odio. Es un fenómeno social ligado al modelo. Por eso
queremos transformar este sistema y creemos que hay que trabajar con todos los
movimientos sociales que estén contra la discriminación”, dice.
Para
el presidente del MUMS, la ley antidiscriminación próxima a aprobarse “necesita
muchos cambios para que sirva tanto a la diversidad sexual como a todos quienes
son discriminados, y no sea simplemente un saludo a la bandera. La crítica que
le hacemos es que su propósito simplemente es ser un mecanismo judicial una vez
producida la discriminación. Debiera incluir mecanismos que fomenten la
educación y prevención, a través de campañas masivas, fortalecimiento de los
fondos a la sociedad civil, una defensoría pública, etc.”.
El MUMS nació hace veinte años y se articula a partir del
trabajo en equipos y no por identidades sexuales. Poseen equipos de
comunicación, derechos humanos, prevención y educación; un preuniversitario por
la diversidad, biblioteca y atención sicológica. “No excluimos a nadie”, dice
Cid. Los miembros del MUMS no se separan por identidades u orientaciones
sexuales, el trabajo es colectivo. Han luchado por décadas contra la
criminalización de los homosexuales y lograron la derogación del artículo 365
del Código Penal en el caso de adultos, pero aún se mantiene la discriminación
contra gays menores de 18 años. Concluye Gonzalo Cid: “La mayoría de los
dirigentes de la UDI
ha señalado que la homosexualidad es una ‘enfermedad’, que no están a favor de
legislar nada que otorgue más derechos o garantías a los gays. El poder de la UDI se debe a que es la
principal bancada parlamentaria y el partido más votado; algo hemos hecho mal
si hemos permitido que llegue a ser un sector político tan poderoso en nuestro
país”.
Publicado en “Punto
Final”, edición Nº 755, 13 de abil, 2012
Vìa:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=148052&titular=la-discriminaci%F3n-reina-en-chile-
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