Políticos: dejen de burlarse de errores y vayan al fondo criticando la ideología y las propuestas
Pedro Echeverría V.
Pedro Echeverría V.
1.
Tienen en la lona al candidato de Televisa y el PRI, Enrique Peña
Nieto, porque no sabe de libros, pronunciar el inglés, el idioma
indígena nahua y muchas otras cosas. Pero casi nadie analiza el
pensamiento económico de Peña, su posición ante los yanquis, sus
estrechas relaciones con los empresarios y lo que objetivamente haría
como presidente de la República del PRI: un partido centrista hasta 1982
y derechista desde entonces. Pediría que no se entretengan en simplezas
y nimiedades para gozar la risa. ¿Qué puede hacer un personaje que ha
vivido entre la mugre de los políticos del Estado de México, que sigue
fielmente a sus consejeros y que lo único que le importa es llegar a ser
primer mandatario del país? Si a la mayoría de los mexicanos –y creo
que también a los latinoamericanos- les encanta el chiste, las frases de
doble sentido y demás, la política no debe servir para profundizar la
ignorancia sino para elevar el nivel de pensamiento crítico y analítico.
2.
Lo que interesa a los electores es saber lo que haría un candidato para
cambiar la política actual de Felipe Calderón porque de continuar con
ella México seguirá ocupando el primer lugar en asesinatos, en miseria y
corrupción. ¿Qué candidato está dispuesto y tiene las posibilidades de
cambiar radicalmente la política retirando al ejército de las calles,
aminorando el desempleo, buscando que la emigración a EEUU disminuya y
tratando de evitar la existencia de jóvenes sin trabajo y sin escuela?
¿Cuáles son las propuestas reales para que México deje de ser un títere
de las políticas de EEUU y tenga la soberanía para decidir sus
políticas? Todos esos planteamientos deben oírse y analizarse con el fin
de ver si algún candidato puede hacer lo que dice y si al prometer no
le sangra la boca ni le salen sapos por su pasado funesto. La realidad
es que no creo que alguno del PRI, del PAN o de los chuchos del PRD se
salve porque sus historias han sido muy negativas.
3.
Si de apodos se trata: a López Mateos le decían López “paseos” por sus
largas giras en el extranjero abandonando las cuestiones de México; a
Díaz Ordaz le decían “el bocón” por sus enormes dientes y “hocico”; a
Echeverría, “arriba y adelante” porque así remataba sus discursos
siempre demagógicos; a López Portillo: “defenderé el peso como un perro”
por decir esa frase ridícula y por meter a México en una profunda
crisis. Sin embargo fuera de las burlas simpáticas que siempre causan
risa, hubo escasos análisis serios que permitieran entender lo que pasó
en esos sexenios conocidos de “nacionalismo revolucionario” que dieron
paso al PRI hacia la derecha total. Y no es un problema de me falte
humor, espíritu libertario, vena chacotera, de no saber reírse de uno
mismo, sino de una gran irresponsabilidad por no ayudar a elevar el
nivel de razonamiento y de política de la población a diferenciar
pensamientos o actuar sociopolítico.
4.
Imaginen que toda la campaña sea de decires: tres señoritos del PAN que
juntos no hacen uno interesante; pero no por su personalidad, sino por
que endiosan a su presidente Felipe Calderón. Pareciera que si algún
precandidato hace una crítica al desgobierno de manera automática
desaparecería de la contienda. El menos tonto, Santiago Creel, no puede
ganar porque se piensa en el PAN que sigue a Fox y es enemigo encubierto
de Calderón. Tiene capacidad para exponer sus ideas, pero es cobarde,
tiene miedo de decir cosas que sabe como ex secretario de Gobernación y
prefiere el silencio. El solo hecho de decir que continuará con lo que
ha hecho Calderón, en cuyo record se puede anotar: 67 mil asesinados,
desempleo exagerado, desplome de los servicios de salud y educación,
fracaso de la política migratoria y asesinato de migrantes, ejército en
las calles y mucho más, lo descalifica. La realidad es que Creel pudo
ser candidato pero no lo será.
5.
Al interior del PAN los que están en la competencia son Josefina
Vázquez Mota y Ernesto Cordero, pero quien tiene la última palabra es
Calderón. Los dos son sus dóciles hijos putativos. La actuación de la
primera en la SEP fue ridícula, pues los conocimientos que demostró en
la materia fueron cero. Jamás pronunció alguna frase que no sea
repetitiva en educación ni tampoco dejó de repetir hasta el cansancio
–con esa voz y esa risita de mogigata “jodequedito”, halagos a Calderón.
¿Y qué decir del locuaz Cordero -que fue colocado en la secretaría de
Hacienda un escaso tiempo con el fin de que brillara en el aparador- que
como Fox parece un chacoteador? De ellos tres no hay nada que decir
porque señalan que seguirán la política panistas de Calderón, misma que
durante cinco años ha sido un tremendo fracaso, un fraude, además que es
con la que se debe acabar para que México salga del profundo desplome
que lo tiene en los últimos lugares.
6.
Los mexicanos en los momentos de las campañas se pasan el tiempo
recibiendo o esperando recibir gratuitamente de cada partido y candidato
sacos de cemento, bloques, varillas para la construcción, camisetas,
gorras, banderines, artículos para comer, bicicletas y mil cosas más. Es
realmente penoso y hasta vergonzoso ver como rodean al candidato o a
sus asesores esperando recibir algo que tanto necesitan para compensar
su gigantesca miseria. Les vale un carajo si después se los cobran vía
presupuesto público. López Obrador (El Peje) dice lo contrario: “No
recibirán de nosotros ningún regalo en campaña porque nosotros no
compramos votos ni voluntades y enseñamos a la gente a rechazar esta
política que luego la misma gente tiene que pagar”. Pero la historia
demuestra que esa política de “regalos de campaña” –comprados con dinero
de empresarios, del Estado, del narcotráfico- ha sido efectiva. ¿Podrá
AMLO demostrar algún día que no es la que domina en el capitalismo?
7.
Desde hace un siglo por lo menos, los discursos de los políticos buscan
levantar las pasiones, los gritos y aplausos de la gente; no por lo que
dicen o explican (nada) sino por las frases altisonantes que
pronuncian. Han traído a la mayoría de los mexicanos en la ignorancia
más extrema para seguir controlándolos con discursos emotivos y regalos.
Por eso algún político imbécil decía: “México no es ni rico ni pobre,
sino todo lo contrario” y otro prometía en una población: “Les vamos a
construir un puente” –y para que queremos un puente sino tenemos río,
gritó el pueblo- “luego les construimos un río”, declaró triunfante el
político. ¿Hasta cuándo la población de México –en su inmensa mayoría-
será mantenida en la ignorancia política y cultural por los partidos y
los gobiernos que viven sabrosamente del presupuesto? Será muy difícil
remontar esa realidad; por eso los payasos y los de cerebro vacío en la
política mexicana tienen mucho apoyo y buen futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario