Un
fantasma vuelve a recorrer el mundo: La indignación de millones contra
el abuso, la prepotencia y la superexplotación del sistema capitalista.
Asistimos
al agotamiento del relato grandilocuente de los poderosos que hizo
creer a muchos que el modelo capitalista en su expresión neoliberal, era
una panacea, que representaba el crecimiento y el bienestar tecnológico
ilimitado.
La realidad nos muestra a las mayores potencias como Estados Unidos y países europeos con cifras de alto endeudamiento y el pobre o nulo crecimiento.
Millones de ciudadanos del mundo ocupan grandes avenidas de Madrid y Atenas, en El Cairo y Damasco, en Lisboa y Santiago de Chile, expresando su indignación y exigiendo cambios profundos.
En
Chile, cientos de miles de estudiantes, secundarios y universitarios, a
los que se suman defensores del medio ambiente, junto a profesores,
pobladores, trabajadores y minorías sexuales organizadas, sectores
abusados por la banca, el retail y sus tarjetas de crédito, han hecho cambiar radicalmente la situación del país.
Ha cambiado el sentido común.
Una
mayoría que hasta hace poco, de una u otra manera apoyaba al sistema o
era simplemente un número más en las estadísticas, hoy es una mayoría
que toma conciencia de los abusos, transformándose en sujeto activo.
Esto
no sólo se da en los sectores movilizados, sino que llega a la gente
común, al taxista, a la dueña de casa, a los que hasta ayer estaban
metidos en la telenovela o en el fútbol.
Tenemos la respuesta valerosa de los pobladores de Dichato,
que ante el ataque alevoso y criminal de las fuerzas represivas,
responden con el máximo del coraje, organizándose en una gran Asamblea Popular, exigiendo solución a sus demandas: Inmediata reconstrucción de sus viviendas y la creación de puestos de trabajo.
Desde Santiago, la Asamblea del Pan, junto a estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo,
les llevan un horno de barro a compañeros de otra ciudad como símbolo
de la unidad en la lucha entre trabajadores y estudiantes, y desde
distintas partes, las asambleas y el pueblo organizado, les hacen llegar
su solidaridad.
En la medida que
construimos espacios donde podamos participar, nos vamos construyendo
como sujetos completos, integrales, formando parte de un proyecto de
participación, al que poco a poco se va integrando la mayoría de los
chilenos.
El pueblo levanta sus
demandas, y sin querer queriendo, va construyendo el PROYECTO POPULAR.
Este surge de las movilizaciones populares, independiente de los
sectores dominantes, ya sea de la derecha en el gobierno o la derecha en
oposición (Concertación), haciéndose visibles las
fuerzas que hasta ayer dispersas y desorganizadas eran fácil carne de
cañón de los poderosos y de los oportunistas.
Durante
20 años el viejo topo de la historia fue silencioso tejiendo redes,
colocando pequeñas semillas de trabajo cultural y político en los
territorios de las poblaciones, elaborando pequeños manifiestos que
cruzaban a las redes informáticas, encontrándose en pequeñas asambleas y
encuentros de ciudadanos, todo lo cual hoy desemboca en las grandes
manifestaciones.
El movimiento
emergente no sólo protesta y hace sentir su malestar sino que empieza a
construir una respuesta y un programa político que debe fortalecer en la
dirección de minar el sustento institucional que dejó la Dictadura y
que fortaleció la Concertación.
Algunos sectores llaman a levantar un Frente Amplio,
donde aparecen los mismos que fortalecieron el proyecto capitalista
neoliberal, los mismo que privatizaron la enseñanza, los mismo que
entregaron el cobre, los mismos que privatizaron el mar y entregaron el
agua de Chile a manos privadas.
Los
millones de movilizados que exigen cambios en la educación, defensa del
medio ambiente, defensa de los pueblos indígenas, respuesta efectiva
ante los destrozos dejados por el terremoto, reconocimiento de las
libertades y derechos sexuales, término del abuso expresado en la usura y
el robo que todos los días realiza la banca y los dueños de las
tarjetas de crédito, necesitan para su realización cambios profundos,
los que a su vez ameritan cambios profundos en la institucionalidad.
Estos
cambios no se lograrán buscando acuerdos con los defensores del
sistema, sino que deben ser arrancados con una correlación de fuerzas
favorables del campo popular, que construye la unidad de la mayoría bajo
la hegemonía popular y no bajo la hegemonía de los defensores del
sistema.
Las inmensas movilizaciones y
los diferentes frentes de lucha que se van instalando a lo largo del
país, son mucho más que el resultado que pudiera dar un plebiscito,
manejado por la reacción atrincherada en el parlamento.
La
respuesta que tenemos por delante es transformar esas movilizaciones en
organización, en acuerdos unitarios, construir una hoja de ruta que
apunte en lo fundamental a construir la fuerza social revolucionaria,
indispensable para realizar los cambios. Solo con fuerza real,
organizada y movilizada podemos sacar adelante los cambios
institucionales y los cambios políticos que la mayoría del pueblo de
Chile está exigiendo.
La tarea, hoy,
es construir el gran movimiento unitario, amplio socialmente, pero bajo
hegemonía popular y no bajo la hegemonía de los defensores del
capitalismo. Los instamos a conformar y liderar una Asamblea Ciudadana
(o como se llame) amplia y democrática, integrada por la diversidad de
los sectores movilizados, capaz de construir y llevar adelante el
Programa de la Mayoría del Pueblo, capaz de ganar en los espacios
territoriales, sectoriales y competir en los espacios institucionales.
Este
sistema excluyente y desigual empieza a mostrar sus pies de barro, y
los miles de descontentos movilizados, comienzan a abrir el camino que
asegura un futuro de victoria.
A CONSTRUIR ASAMBLEAS POR TODO CHILE
LLAMAMOS A LA REALIZACIÓN DE UNA GRAN ASAMBLEA CIUDADANA
Movimiento por la Asamblea del Pueblohttp://www.elciudadano.cl/2011/08/11/un-nuevo-fantasma-recorre-el-mundo/
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