En los últimos años, los procesos de concentración mediática a nivel mundial han terminado por dibujar un panorama al amparo de los intereses corporativos. |
Los
medios no son hoy en día empresas independientes, sino ramificaciones de
grandes compañías que entran en contacto con múltiples y variados
sectores. En el Estado español, un breve repaso por los principales
periódicos permite detectar las servidumbres a las que se encuentran sometidos en virtud de los grupos que los respaldan.
En el caso de El País,
es probable que el lector ya sepa que su dueño es el grupo Prisa, pero
detrás se encuentra, desde finales de 2010, el fondo especulativo de
inversiones Liberty Acquisition Holdings,
que posee más del 50% de la empresa española. Pero no es la única
vinculación con socios extranjeros. Hace unos meses, Prisa fusionó su
televisión Cuatro con Telecinco, lo que le llevó a entrar en contacto
directo con Mediaset. Esta compañía está además presente en Digital
Plus, donde comparte accionariado con la propia Prisa y Telefónica. Es
importante destacar además que Mediaset forma parte de Fininvest, el holding en manos del primer ministro italiano Silvio Berlusconi que posee, entre otros, negocios de publicidad y aseguradoras.
Resulta así llamativo comprobar cómo se dan la mano dos posicionamientos ideológicos aparentemente distanciados,
ya que Silvio Berlusconi es la cabeza visible del partido conservador
Pueblo de la Libertad (PDL). Por su parte, el grupo Prisa ha sido
reconocido durante años como el brazo mediático del PSOE, especialmente
en las legislaturas de Felipe González. Las consecuencias de la fusión
de estas dos televisiones no han tardado en llegar. En diciembre de
2010, CNN+ (Prisa) cerraba sus emisiones para ser sustituido por el
Canal Gran Hermano, que emitía durante todo el día este concurso de
Telecinco. Pero las conexiones con intereses alejados de la comunicación
no acaban aquí, ya que Prisa es accionista también deLe Monde, publicación que cuenta con el apoyo del grupo armamentístico francés Lagardère.
El poder mediático de Italia
Esta relación del capital extraño a la información con grupos mediáticos también aparece en el caso de El Mundo.
El periódico pertenece a Unidad Editorial, creada en 2007 a partir de
la fusión de Recoletos y Unedisa, auspiciada por la compañía Rizzoli
Corriere della Sera Media Group (RCS), que se convierte en la dueña
absoluta de la nueva sociedad. De esta manera, El Mundo, Marca yExpansión están participados mayoritariamente por este grupo italiano.
Cuando
analizamos quién está detrás de RCS descubrimos que Mediobanca, Fiat y
Pirelli, entre otros, son sus principales accionistas. La adscripción
ideológica de Unidad Editorial se sitúa en una derecha liberal, que
encontró sus ramificaciones audiovisuales con Veo TV, en la que empezó
compartiendo accionariado con Iberdrola para hacerse con el control
absoluto en 2008.
En el caso de ABC,
la cabecera está en manos de Vocento, compañía surgida de la unión
entre la antigua Prensa Española y Correo. Los vínculos con otros grupos
llevan a que la dueña de ABC sea también la propietaria de Intereconomía TV, donde participan Disney e Intereconomía. Este último grupo posee otras publicaciones como La Gaceta,
y su presidente es el político conservador Julio Ariza Irigoyen, con
conexiones bien asentadas en la iglesia católica. En el caso de Disney,
hay que recordar que nos encontramos ante uno de los grandes
conglomerados de la comunicación cuyos tentáculos empresariales le
llevan hasta la española Inditex o Halliburton, perteneciente al sector
petrolífero.
Por su parte, La Razón es el periódico de Planeta, que se configura comoun potente grupo de comunicación con intereses transnacionales.
Por ejemplo, la empresa de José Manuel de Lara posee una importante
influencia en Colombia, a través de Casa Editorial El Tiempo.
Recientemente, Alejandro Pulido se cuestionaba en rebelion.org el porqué
del cierre de la revista Cambio en aquel país,
motivada por razones de tipo político y conexiones con el gobierno
colombiano. La publicación parecía especialmente molesta para el
ejecutivo, y el grupo Planeta se encontraba en esos momentos pendiente
de la concesión estatal de un canal de televisión en el país. A pesar de
la línea conservadora de La Razón, Planeta no tuvo problemas hace unos años en compartir accionariado con Godó en el periódico nacionalistaAvui,
junto a la Generalitat de Cataluña. Recordemos que en carta pública,
Luis María Anson esgrimió esta contradicción editorial para abandonar la
compañía y sus colaboraciones en la cabecera.
‘Público’, otro más en la lista
Cuando en 2007 aparece Público,
los lectores de izquierda pensaron por fin que había llegado un medio
independiente. El diario es editado por Mediapubli que recientemente
compró también La Voz de Asturias, ypronto se sitúa en la órbita del actual Gobierno socialista.
Las entrañas de este grupo revelan un nuevo entramado en el que se
encuentran empresas del sector inmobiliario como Mentaema o Multiax.
Asimismo, sus principales propietarios, a la cabeza de los que se sitúa
Jaume Roures, aparecen también vinculados a la cadena de televisión La
Sexta. En esta cadena, comparten accionariado con Televisa –en poder de
la familia mexicana Azcárraga– a través de Mediapro. Detrás de este
consorcio vuelve a aparecer el nombre de Roures, además de los de Miguel
Barroso y José Miguel Contreras, todos ellos cercanos a Zapatero, que
parece encontrarse más cómodo que con Prisa. Recordemos que la “guerra
del fútbol” entre Mediapro y Sogecable hizo variar tímidamente la línea
de El País.
De esta forma, podemos apuntar cómo los
principales diarios en España están condicionados en exceso por
múltiples intereses económicos y políticos que se dejan finalmente
sentir en el periodismo. La omisión de determinadas realidades
(como la revolución cívica en Islandia), la simplificación de los
contenidos (sustituidos por elementos emotivos y espectaculares) o la
configuración de una determinada agendasetting
(donde están presentes la polémica y los sucesos) no son hechos
inocentes. Los medios forman parte del sistema y su función pública se
diluye ante accionistas, anunciantes e intereses político-empresariales.
Aurora Labio Bernal es Profesora de Periodismo de la Universidad de Sevilla.
Vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130169
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=130169
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