Me parece lógico que una transnacional
se defienda de las acusaciones y cuestionamientos en contra de uno de
sus proyectos más emblemáticos. Naturalmente en dicho emplazamiento toda
empresa dispondrá de sus máximos recursos, y por ello, resulta
esperable el manejo comunicacional que se ha dado sobre este asunto.
Lo que creo no corresponde, es
desacreditar una demanda legítima con eufemismos y mentiras. Pues a la
luz de expresiones como “infórmate de verdad”, queda de manifiesto una
actitud de absoluta indolencia e intolerancia, frente al conjunto de
evidencias que justifican y respaldan nuestro malestar, menospreciando
de un modo irrisorio nuestra protesta, como si verdaderamente no
tuviésemos más ocupación que la de salir a las calles en momentos de
ocio, y eso no representa el trasfondo de la discusión.
Es realmente preocupante, que traten de
establecer relaciones antitéticas donde no las hay, y sobre
circunstancias que nada tienen que ver con el fondo de nuestra crítica.
Pues les aseguro que todos quienes hemos participado en las
manifestaciones, estamos a favor de que “la cancha de baby fútbol” de la
población X o Y, tenga luz para que sus vecinos puedan disfrutar
libremente de ella; y lo mismo puede decirse de la escuela rural –lo de
la sra. con el secador de pelo no merece comentario-.
Me gustaría saber, ¿Cuánto habrá que
esperar para que este nefasto oligopolio comprenda que no está tratando
con un grupo de idiotas? Y que de una vez por todas encare este debate
con la seriedad que amerita el caso. Dejen de criminalizar la protesta
social, porque no hay nada más democrático, que un pueblo organizado
luchando para mantener sus convicciones. No es necesario ejercer ese
terrorismo mediático infantil, pues ni todo ese circo nos hará renunciar
a lo que hemos construido con esfuerzo.
En relación al debate propiamente tal,
cabe señalar que ninguna energía limpia es energía pura o completamente
inocua. Pues toda actividad que dependa de la intervención del hombre ha
de ocupar un lugar en el espacio-tiempo. Pero en perspectiva, las
ventajas que nos ofrece esta clase de energía, especialmente en Chile, no tiene contrapeso.
¿Por qué? En primer lugar, debido a que,
como he dicho en otras oportunidades, nuestro país tiene una ventaja
comparativa en materia de generación de energía limpia; los recursos
naturales para la producción de esta clase de energía son variados y
abundantes –a diferencia de lo que han llegado a sostener algunas
autoridades. A modo de ejemplo, Chile es uno de los países con mayor
potencial para la generación de energía mareomotriz. Se estima que el
10% de dicho potencial, permitiría reabastecer el sistema interconectado
central, un dato que bien podría repetirse al medir la capacidad de
generación de energía geotérmica, solar o eólica, en nuestro territorio.
En segundo lugar, si observamos el
espacio que ocupa en un plano una central hidroeléctrica, y lo
comparamos con las dimensiones que se ocuparían en la generación de
energía limpia, resulta impactante la diferencia entre ambas (pues la
primera únicamente ocuparía 1/4 del espacio utilizado por la segunda).
Sin embargo, además de la variable espacio horizontal debemos sumar a lo
menos tres indicadores más: volumen, dispersión y utilización del
suelo. Pronto nos daremos cuenta que una central hidroeléctrica no solo
ocupa una cierta extensión a lo largo y ancho de un espacio en línea
recta horizontal, sino que además inutiliza otro tanto en profundidad,
al devastar inundando precisamente dicha extensión. Por lo que, el
espacio efectivamente ocupado es a lo menos equivalente a la extensión
que ocuparía cualquier estructura construida para la generación de
energía limpia. A esto debemos añadir, que tanto la energía solar como
la eólica (los dos ejemplos aludidos en la campaña) pueden implementarse
de diversas formas, de modo que, puede aprovecharse la energía solar no
sólo por medio de la instalación de campos de paneles solares en el
desierto, sino que también, en construcciones en altura, como muchos
edificios de uso mixto lo han venido haciendo en la ciudad.
En tercer lugar, cierto sector
empresarial se ha empecinado en afirmar, que la ejecución de proyectos
de esta envergadura, sólo ocasionaría un encarecimiento de la energía
derivada del alto costo asociado a su implementación, costo que
naturalmente traspasarían a los consumidores. Sin embargo, en economía a
escala el costo de los factores de producción baja, cuando se logra
incrementar el número de oferentes e incentivar su producción, por
ejemplo, por medio de subsidios estatales –como ocurre actualmente con
el financiamiento a los hidrocarburos- Por otro lado, sólo el año pasado
los costos asociados a la mantención y generación de energía hidráulica
sufrieron un notorio incremento de varios millones de dólares (el valor
de producir la electricidad subió de US$135 por MWh entre enero y mayo
del año pasado) y este año se esperan alzas de hasta un 68%. Lo que se
veía venir, si se piensa que durante los años venideros habrá un déficit
de cerca del 30% de agua dulce (nuestras principales reservas hídricas
para el futuro), entre otras cosas debido a los prolongados periodos de
sequias (en mayo, la generación hidroeléctrica cubrió solo un 31% de la
demanda).
En este contexto, empresas como Endesa han
visto un prospero negocio para el futuro, pues comprenden que cuando
las principales reservas de petróleo se agoten, la mirada estará puesta
principalmente sobre las reservas de agua dulce. Existe una alta
probabilidad de que estas centrales, con el paso del tiempo, registren
fuertes alzas en sus costos de mantenimiento, debido a que la curva
natural muestra como un desacople entre el debilitamiento o agotamiento
de los recursos y el aumento de la demanda.
Pero ahora, ¿Qué diferencias existen, en
este sentido, con respecto a la generación de energía limpia?
Principalmente, que el recurso utilizado en su producción es mucho más
estable y duradero, por lo mismo se le denomina también, recursos
perpetuos. Debido a que su ciclo de respuesta depende de factores
externos, que no se vinculan -directamente- al grado de intensidad con
que utilizan dichos recursos. En cambio, tanto el crecimiento de la
población como la contaminación o destrucción de fuentes naturales de
agua limpia, pueden fácilmente poner en riesgo estas provisiones
(externalidades negativas, no asumidas por esta clase de proyectos).
Finalmente, no se nos puede comparar con
economías que han hipotecado su matriz energética sobre la base de una
completa dependencia a la explotación de hidrocarburos (principalmente
líquidos). Economías, sumergidas en la industrialización, con una
demanda infinitamente más grande que la de Chile, y un número de
habitantes varios millones por encima de los nuestros.
HidroAysén, representa
una amenaza concreta a la estabilidad de nuestras principales reservas,
una violación a nuestra madre tierra y un atropello a la dignidad del
pueblo chileno.
Por Cristhián G. Palma Bobadilla
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/06/02/hidroaysen-%E2%80%9Cinformate-de-verdad%E2%80%9D/
http://www.elciudadano.cl/2011/06/02/hidroaysen-%E2%80%9Cinformate-de-verdad%E2%80%9D/
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