(apro).- La reciente aprobación del proyecto hidroeléctrico
Hidroaysén, que prevé la construcción de cinco megarepresas en los
paraísos naturales de la Patagonia, ha despertado protestas en todo el
país. Un 74% de los chilenos rechaza el citado proyecto.
La decisión de aprobar Hidroaysén fue tomada el 9 de mayo pasado por
la Comisión de Evaluación Ambiental (CEA) de la Región de Aysén, que
está compuesta en su totalidad por representantes de la confianza del
presidente de Chile, Sebastián Piñera. 11 de los 12 miembros de esta
instancia apoyaron la construcción de las represas.
El rechazo a esta iniciativa ha determinado el surgimiento de una
oposición ciudadana, la que parece no identificarse con ninguna
corriente del espectro político chileno. Hidroaysén ha provocado una
abrupta caída en la popularidad del presidente Piñera y del conjunto de
su gobierno que en todo momento ha apoyado el proyecto.
Una encuesta de la consultora Adimark, dada a conocer el pasado 2 de
junio, señala que la aprobación al mandatario descendió el último mes en
5% al llegar al 36% el punto más bajo en sus 14 meses de mandato. Por
el contrario, el rechazo a Piñera se ubicó en 59%, poniendo cuesta
arriba su gestión que apenas ha ingresado a su segundo cuarto.
Asimismo, los tres presidenciables de la oficialista y conservadora
Coalición por el Cambio –compuesta por los partidos Unión Demócrata
Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN)-- han tenido ostensibles
bajas en su popularidad. Se trata de los ministros de Minería y Energía
Laurence Golborne (filo UDI); del Interior, Rodrigo Hinzpeter (RN), y de
Educación, Joaquín Lavín (UDI). Todos han disminuido 8% la aprobación a
la gestión que llevan en sus respectivas carteras.
La caída de Golborne, que según el Centro de Estudios de La Tercera
alcanza 20%, es particularmente grave para la alianza de gobierno si se
considera que hasta hace poco se le miraba como la mejor carta de la
derecha para las presidenciales de diciembre de 2013.
La opositora Concertación de Partidos por la Democracia –compuesta
por la Democracia Cristiana (DC), el Partido Socialista (PS), el Partido
por la Democracia y el Partido Radical (PR)- no ha podido capitalizar
esta crisis del gobierno. Según la citada encuesta de Adimark, 59%
rechaza el accionar de la Concertación y sólo 23% lo respalda.
Esto se explica en el hecho que durante los gobiernos de la
Concertación (1990-2010) se impulsaron gran parte de los proyectos
extractivos y energéticos que tienen a Chile en una severa crisis
ambiental. Esto se ha puesto en evidencia en los debates generados en
los medios de comunicación y en las redes sociales de internet.
Muestra de lo anterior es el hecho que el ministro de Energía de la
presidenta Michelle Bachelet (2000-2006), Víctor Tokman, fue gran
promotor de Hidroaysén, lo que se expresó en la realización de numerosos
llamados públicos de apoyo a esta iniciativa en momentos que
desempeñaba su cargo.
Ni la presidenta Bachelet ni ningún ministro de su gabinete, lo desautorizó.
La identificación de la Concertación con Hidroaysen se refuerza en el
hecho que el máximo ejecutivo del proyecto, Daniel Fernández, fue el
principal ejecutivo de numerosas y grandes empresas públicas –como ENAP,
Metro de Santiago y TVN- en los 20 años de administración
concertacionista.
Patagonia en Peligro
HidroAysén es una empresa formada por la alianza de Endesa España
(controlada por Enel, de Italia) y el Grupo Matte, de Chile. Se propone
iniciar operaciones en el 2020 y supone la generación de 2 mil 750 MW
(Mega Watts) de energía. Dos de las represas se construirían sobre el
río Baker (el más caudaloso de Chile) y tres en el río Pascua. La
construcción de las hidroeléctricas considera una inversión de cinco mil
millones de dólares. Según coinciden los expertos en medioambiente,
sería el proyecto con el mayor impacto ambiental en la historia de
Chile.
Este proyecto hidroeléctrico supone también la construcción de una
línea de transmisión de 2 mil 300 kilómetros que concluiría en Santiago.
Esto implicaría la instalación de más de 6 mil torres de alta tensión,
cada una de las cuales tendría entre 60 a 70 metros de altura. Esto, con
un costo estimado de unos tres mil millones de dólares. Esta línea
pasaría por buena parte de los más hermosos paisajes boscosos y
lacustres de Chile. Intervendría 16 áreas protegidas del Estado (parques
nacionales y reservas naturales) y 32 áreas protegidas privadas.
Según sostuvo un editorial del diario The New York Times, del 24 de mayo, el tendido eléctrico provocaría “la mayor tala indiscriminada de bosques en el planeta”. En el escrito, que lleva por título Mantengan la Patagonia chilena salvaje,
el diario estadunidense denuncia que “el daño que estas represas harán
al medioambiente es tremendo”. Afirma que su construcción sería sólo el
inicio de un plan mayor de nuevas represas.
El pasado 17 de mayo la prestigiosa revista científica Nature publicó el texto Se aprueban gigantes represas en Chile,
firmada por Elie Gardner. Allí cita a numerosos expertos que critican
fuertemente la aprobación de Hidroaysén. Entre ellos está el doctor en
ingeniería hidráulica Claudio Meier (Universidad de Concepción, Chile),
quien ha estudiado por 20 años el impacto ambiental de las
hidroeléctricas en Chile. Él afirma que el proyecto Hidroaysén “está
construido con datos anecdóticos (…) por ejemplo, los estudios de
sedimentos se basaron en predicciones y no en mediciones”.
Meier asegura en Nature que el Estudio de Impacto Ambiental
(EIA) no determina un parámetro de cómo el proyecto afectará la ecología
de los ríos involucrados en el proyecto.
Convulsión social
Apenas se aprobó Hidroaysén, las protestas se expandieron a lo largo
de Chile y se fueron incrementando en los días siguientes. El 13 de mayo
unas 200 mil personas protestaron en más de 100 ciudades y localidades
para protestar por la aprobación de las citadas hidroeléctricas.
En las ciudades de Arica e Iquique, ubicadas en el extremo norte de
este país, las protestas no sólo fueron para defender la Patagonia, sino
también para rechazar la instalación de centrales termoeléctricas.
Transcurridas tres semanas del inicio de las manifestaciones estas no
decaen. Por el contrario: crecen en masividad y colorido. El sábado 27
de mayo, 80 mil personas marcharon contra la aprobación de Hidroaysén
por la Alameda –principal arteria de Santiago- realizando una
concentración frente al Palacio de La Moneda (sede del poder ejecutivo).
El 20 de mayo una protesta similar por la Alameda había congregado a
60 mil personas. Las manifestaciones de rechazo a Hidroaysén se han
convertido en las más masivas desde el retorno a la democracia en 1990.
Las más importantes manifestaciones han sido coordinadas por la
agrupación ciudadana Patagonia Sin Represas y por el grupo ambientalista
Acción Ecológica.
En entrevista con Apro, el coordinador de esta organización Luis Mariano Rendón, expresa:
“Estamos en presencia de un despertar de la ciudadanía que durante
más de 20 años logró ser anestesiada por una clase política que
privilegió acuerdos cupulares con los grandes poderes económicos
marginando a la ciudadanía de todas las decisiones importantes”.
Rendón, abogado de la Universidad de Chile, sostiene que “este plan
les resultó exitoso durante mucho tiempo”, pero asegura que “hoy la
ciudadanía se ha dado cuenta de que si ella misma no marca su
territorio, Chile será depredado para favorecer intereses que no son los
nuestros”.
El ambientalista, que se ha transformado en unos de los principales
referentes del movimiento de protesta, declara que “el despertar no es
solamente por la defensa de nuestro patrimonio ambiental sino que
también está planteando los cambios políticos que nuestro país requiere y
que se ha privado durante años”.
Expresa que uno de los cambios a los que alude “es avanzar en la
descentralización del poder, haciendo posible que los gobiernos
regionales (estaduales) sean elegidos democráticamente y que no se sigan
tomando las decisiones de manera centralizada por funcionarios
dirigidos por el presidente de la República”.
Consultado respecto de las repercusiones políticas del episodio
Hidroaysén, el abogado ecologista expresó que “esta irrupción ciudadana
ha constituido un tremendo remezón político que ha dejado descolocada a
toda la clase política, no solamente al gobierno sino también a la
Concertación; los que se culpan unos a otros respecto de quienes fueron
los que aprobaron este proyecto tratando desesperadamente de sintonizar
con este clamor ciudadano”.
Rendón estima que las coaliciones hoy hegemónicas “más temprano
deberán ceder paso a nuevas alternativas que planteen los proyectos de
país que Chile necesita”.
Fuente, vìa :
http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/91958
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