Después de conocer las oscuras intenciones del señor Matte para favorecer al pedófilo Karadima resulta
interesante y hasta necesario indagar y reflexionar acerca de las redes
de poder que ciudadanos chilenos manejan sobre las autoridades
políticas y el sector público en general. Estas redes generalmente están
concebidas para favorecer a un pequeño grupo de familias y operan a
todo nivel, con un énfasis productivista y pensando a corto plazo y en
beneficio propio, pero sin pensar en las comunidades locales ni la
sustentabilidad en el uso de los recursos naturales donde desarrollan
sus actividades, muy a la chilean way.
Un caso digno de análisis es lo que
ocurre en el sector forestal chileno, donde patrimonio e industria están
concentrados en dos grupos económicos, CMPC de la familia Matte y Arauco de la familia Angelini.
Estos grupos controlan todo el circuito forestal exportador, el segundo
en importancia después de la minería: desde las plantaciones
forestales, ubicadas principalmente en el centro sur de Chile, hasta los puertos de embarque de los productos, siendo el mayor volumen de éstos de poca elaboración (commodities como
celulosa y astillas). Tienen utilidades anuales enormes, que sobrepasan
los 600 millones de dólares para cada grupo (de acuerdo a lo señalado
por El Mercurio el 7 de marzo del presente
año) y en constante alza según indican las memorias anuales de ambas
corporaciones. Pero este espectacular crecimiento ha sido y sigue siendo
a costa de enormes daños a los ecosistemas naturales y a las
comunidades locales que han habitado ancestralmente (pueblo mapuche) o
que viven desde hace poco más de un siglo (comunidades campesinas y
colonos) en los territorios donde se concentran las plantaciones
forestales (VII a X regiones). Solo
para graficar podemos mencionar: a) la sustitución de cientos de miles
de hectáreas de bosques nativos de gran diversidad por monocultivos de
árboles, b) el detrimento de la calidad del agua por la contaminación
industrial y la erosión provocada por las prácticas productivas de
cosecha, c) la disminución en la disponibilidad de agua para consumo
humano y riego, producto del alto consumo de los monocultivos forestales
con especies exóticas de rápido crecimiento (pino y eucalipto) y; d) el
desplazamiento o desmembramiento de miles de familias rurales que
migran a ciudades cercanas, que pasan a formar parte de los círculos de
pobreza urbana, y la generación de enormes conflictos sociales para
llevar adelante sus proyectos de inversión.
Para lograr este verdadero “imperio”
forestal, los grandes consorcios aprovecharon las funestas
privatizaciones de las empresas estatales en el último régimen militar y
han sido favorecidos desde 1974 con bonificaciones estatales a la
forestación, que facilitaron la instalación de cerca de 1 millón de
hectáreas de plantaciones forestales con dineros de todos los chilenos.
Esta situación no cambió en absoluto con la llegada de la Concertación al
poder, manteniéndose los subsidios hasta nuestros días y promoviendo el
modelo de desarrollo forestal instalado en dictadura y controlado por
las familias Matte y Angelini.
Resulta interesante entonces entender
como estas familias logran tantas regalías en un periodo sostenido de
tiempo y pese a los cambios político administrativos que ha vivido Chile
en los últimos 40 años. Se pueden reconocer al menos cuatro formas
utilizadas por estas corporaciones para incidir en el sector público:
1. Financiamiento de campañas políticas:
esta actividad regulada en Chile, pero fácilmente eludible, implica la
donación de dineros u otros medios para financiar las campañas
políticas de personas que aspiran a cargos legislativos, municipales e
incluso a la presidencia de la República. Son conocidos los apoyos
económicos de Anacleto Angelini a los ex presidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos Escobar,
pero se desconoce el detalle (aunque se sabe que ocurre) de otras
donaciones para campañas, que cruzan todo el espectro político con tal
de ver favorecidas sus actividades empresariales. Esta situación nos
entrega evidencia de las reales intenciones de estas familias. Si fueran
objetivos políticos entonces el financiamiento se haría solo al sector
político con el que comparten ideales y misión, pero el hecho de
“disparar” para todos lados evidencia el ánimo de tener influencias en
el poder, ¿para qué? para influir en las decisiones del Estado en beneficio propio.
2. Influencia personal o lobby:
Muchas veces nos hemos informado de las visitas y llamados telefónicos
de éstos y otros señores del dinero (o sus enviados) a las oficinas del
Poder Ejecutivo, con el fin de proponer medidas sectoriales que, en el
discurso, pretenden generar empleo y contribuir al desarrollo del país,
pero en realidad son presiones para favorecer sus propios negocios. Los
casos más conocidos en el sector forestal son la construcción de la
planta de celulosa Valdivia del grupo Arauco, que el ex presidente Frei inauguró durante su mandato, y la decisión de construir un ducto al mar en Mehuín para
descargar las aguas contaminadas de la misma planta industrial, que el
ex presidente Lagos anunció en visita por la ciudad de Valdivia durante
su mandato, en el marco del desastre ambiental en el Santuario del Río Cruces y posterior a una conversación con Anacleto Angelini.
3. Creación y/o manipulación de
instancias gremiales para validar su discurso y demandas: en el sector
forestal la creación de la Corporación de la Madera
(Corma), que aglutinó en sus inicios a los grandes consorcios forestales
Arauco y CMPC, además de muchas empresas medianas y pequeñas, influyó
de manera decisiva en las políticas públicas y en la tramitación de
proyectos de ley, como la Ley de Bosque Nativo que tuvo una tramitación
de más de 15 años (la más larga para un proyecto de ley en Chile) debido
a que representaba intereses contrarios a los de las grandes empresas
exportadoras. En los últimos años pequeños y medianos empresarios
forestales se han retirado de la Corma por los tratos abusivos en
términos económicos de las dos grandes corporaciones y han generado su
propio gremio. Por otra parte, el Colegio de Ingenieros Forestales
A.G. ha sido “tomado” en diversas ocasiones por estos grupos
económicos, a través de una entrada masiva de ingenieros forestales de
sus compañías, con la finalidad de apoyar desde este importante gremio
el discurso de las empresas. Esto sin duda hace corresponsables a los
profesionales forestales que dejan que esto ocurra, pero también genera
un enorme daño a la imagen de todos los ingenieros forestales ante la
ciudadanía.
4. Implementación de campañas
comunicacionales engañosas y contratación de científicos y figuras
públicas: la aparición en todos los medios de comunicación de la campaña
“Bosques para Chile” es un evidente ejemplo de engaño a la ciudadanía,
donde se pretende mostrar un sector forestal sustentable y comprometido
con el desarrollo sustentable, cuestión que es absolutamente falsa al
contrastar el discurso con el paisaje que se observa en el centro sur de
Chile y las evidencias científicas que demuestran los impactos de las
prácticas forestales e industriales sobre el territorio nacional y las
comunidades locales. La contratación de científicos y figuras públicas
para lavar la imagen de las empresas y evadir responsabilidades
ambientales y sociales han resultado ser burdos intentos desenmascarados
por la ciudadanía. Este tema también tiene fuertes implicancias éticas y
hace corresponsable a científicos e instituciones de la academia, ya
que resulta inaceptable que en Chile la ciencia esté al servicio del
dinero.
Los ciudadanos chilenos comunes y
corrientes no tenemos la oportunidad de ser escuchados por las más altas
autoridades políticas, mientras estos señores (o sus enviados) se
pasean por pasillos de palacio y del Congreso
palmoteándose y haciendo guiños a quienes deberían velar por el
bienestar de todo el territorio nacional y su gente. Cuando estos
señores son descubiertos o enrostrados por sus obscenas influencias,
aparecen dando excusas públicas pagadas en los medios masivos (coludidos
con estas redes de poder) y mostrándose como víctimas de la situación o
aclarando supuestos “malos entendidos”. No basta, por ejemplo, que el
señor Matte reconozca que fue un “error” pedir audiencia con el Fiscal Nacional
por el caso Karadima (El Mercurio, 5 de abril de 2011). Los ciudadanos
cada vez más informados y conscientes exigimos a nuestra autoridades que
propendan al bienestar de todos los chilenos y no a los intereses de
unos pocos, que por lo demás ya tienen mucho y no debieran seguir con
sus aspiraciones codiciosas. Es claro además que estas situaciones
ocurren no solo en el sector forestal, sino en todas las actividades
económicas (minería, pesca, acuicultura, agricultura, energía, entre
otras) y con muchos otros grupos de influencia que, muchas veces, están
en varios sectores productivos a la vez.
Es imprescindible terminar con este
modelo de desarrollo forestal para instalar uno que sea más equitativo,
que respete y mejore las condiciones de vida de la población en regiones
forestales, que obligue a la sustentabilidad del sector forestal
exportador, que desarrolle y fortalezca el mercado interno, basado en
aspectos estratégicos como el reemplazo de importaciones, la mitigación y
adaptación al cambio climático y la valoración social de los bienes y
servicios que proveen los bosques nativos y plantaciones.
Por Cristián Frêne Conget
Ingeniero forestal
Vìa :
http://www.elciudadano.cl/2011/04/14/las-redes-de-poder-en-el-sector-forestal-chileno/
http://www.elciudadano.cl/2011/04/14/las-redes-de-poder-en-el-sector-forestal-chileno/
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