El
movimiento iniciado hace ya largas tres semanas por pescadores
artesanales de Aysén, se transformó rápidamente en una causa regional,
para adquirir en estos momentos una proyección nacional. El gobierno
Piñera, a través de su proceder, lo agravó y como dijo el dirigente del
Movimiento Social de la XI región, Iván Fuentes, condujo en los hechos a
echarle “bencina al fuego” en vez de encontrar vías para su solución.
Existía la interrogante de si este año las movilizaciones ciudadanas
serían tan grandes como las del año pasado. Aysén da una pauta
importante que será así. La ciudadanía quiere ser protagonista activa
en la resolución de sus problemas. Esa es una expresión democrática
básica que se requiere que La Moneda comprenda. La actitud del gobierno
muestra su preocupación por el surgimiento de otras movilizaciones
regionales. Desde luego varios de los problemas de Aysén no son
exclusivos de esta región. Las similitudes que se pueden establecer con
“la rebelión del gas” en Magallanes son muchas. En la XII Región el
gobierno que actuó con prepotencia durante varios días finalmente debió
ceder. Ya existen otros importantes movimientos regionales en
desarrollo, como acontece en Calama, exigiendo que un porcentaje de los
ingresos generados por el cobre en la zona queden en ella. En vez de
tomar la causa de las zonas postergadas del país –que es otra dimensión
de las múltiples desigualdades existentes- el Gobierno abiertamente en
Aysén con su actitud las transformó en una confrontación.
2011
fue un año de grandes movilizaciones sociales. Su primera expresión
fue en el mes de enero con “la rebelión del gas” de la población de
Magallanes. Después de una larga y generalizada paralización regional
el gobierno debió ceder en su determinación de aumentar las tarifas a
partir del primero de febrero. Constituyó una gran victoria de la
movilización regional, que contó con un elevado apoyo nacional. En
2012, la primera gran jornada fue la virtual paralización a partir de
mediados de febrero de la Región de Aysén liderada por el Movimiento
Social, conformado por más de una veintena de organizaciones, entre
ellas de pescadores artesanales, vecinales, la Anef, Cut de Coyhaique,
Asociaciones de Camioneros y Patagonia sin Represas. “Este movimiento
-manifestó la alcaldesa de Puerto Aysén, Marisol Martínez- tiene una
connotación regional, donde nuestro objetivo es que las autoridades
competentes se manifiesten y presten solución a graves problemas que nos
aquejan como región. (…) tenemos que luchar –añadió-, como lo hizo
Magallanes para conseguir respuestas a nuestras demandas” (15/02/12).
Se aprende de las experiencias exitosas y ellas demuestran que se debe
participar activamente en buscar soluciones de las demandas realizadas.
La
Moneda, al igual como le aconteció en Magallanes, subestimó la fuerza y
el significado de la movilización. Su unidad de análisis de
conflictos, creado luego de las grandes jornadas estudiantiles de 2011,
advirtió en enero sobre dificultades en Aysén, pero las circunscribió
únicamente al malestar de los pescadores artesanales por la Ley de Pesca
y concretamente en Melinka, donde efectivamente se produjeron
manifestaciones el 13 de febrero. La atención oficial se concentró
exclusivamente en este aspecto, llegando incluso a un acuerdo el día 16
con los pescadores de Las Guaitecas. Nunca percibió la magnitud del
malestar en la zona ni cuales eran los problemas centrales que lo
causaban, entre ellos el alto costo de la vida y particularmente de los
combustibles.
Luego procedió a enviar
al subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, a “informarse” de las
peticiones. “Él –criticó el senador de RN por la XI Región, Antonio
Horvarth- no traía ningún tipo de respuesta a los problemas históricos.
En cambio, llegó con dos aviones de las Fuerzas Especiales, lo que a la
gente de la región irritó” (26/02/12). La represión en muchos momentos
fue muy intensa, dejando varios heridos. “Ha habido –señaló el
diputado Hugo Gutiérrez que viajó a la región con otros parlamentarios
de la Comisión de DD.HH. de la Cámara- una aplicación excesiva de la
fuerza y, basado en mis antecedentes, apoyaría una interpelación al
ministro del Interior” (01/03/12).
Cuando
ya habían transcurrido varios días desde el inicio de la protesta un
consejo de gabinete, encabezado personalmente por Piñera al regreso de
sus vacaciones, decidió enviar a negociar a dos ministros sectoriales,
los de Salud y Transportes, pensando erradamente que con algunas medidas
parciales podía revertir la movilización. Lo hizo, al igual que como
en la generalidad de los conflictos sociales sin comprometer nuevos
recursos, aplicando su política de mantener lo más acotado posible el
crecimiento del gasto público, a pesar de ser un gobierno que cuenta con
miles de millones de dólares en fondos soberanos colocados en el
exterior. En el caso del sector salud, como lo constató el ministro
Jaime Mañalich, “son recursos que estaban asignados, pero que
necesitamos acelerar su entrega a la región en el marco del Plan Aysén”
(21/02/12). Por su parte, los fondos a emplearse en el sector
transporte –en una región con serios problemas de conectividad- son los
provenientes de la denominada “ley espejo” del monto destinado a cubrir
el déficit anual del Transantiago a usarse en regiones. Como era
previsible el Movimiento Social lo rechazó como solución al conflicto ya
que no se enfrentaban los problemas globales.
En
vez de constituir un inicio de diálogo la visita de ambos ministros
tuvo el efecto de sumar a nuevos sectores activamente a las protestas,
como aconteció con el siempre influyente gremio de los camioneros. El
momento donde su presidente, Nelson Ramírez, decidió “involucrarse más
en las manifestaciones –describió La Tercera- comenzó en la reunión
efectuada (…) con los ministros de Salud y Transportes, Jaime Mañalich y
Pedro Pablo Errázuriz. Fue en la intervención de este último donde
hizo ver su molestia –agregó el reportaje- debido a que el secretario de
Estado no traía una propuesta clara. Ahí se decidió radicalizar aún
más los bloqueos” (28/02/12).
Cuatro
días después, mientras la región seguía prácticamente detenida, La
Moneda acordó, por una parte, centrar las negociaciones en el alto
precio de los combustibles –una de las demandas concretas centrales-,
dejando en una posición secundaria el resto del petitorio, entre ellas
un salario mínimo regional, recursos para la educación en la región o la
realización de plebiscitos o consultas ciudadanas frente a grandes
temas planteados, como la instalación de represas y tendidos eléctricos,
y de otra llevar la interlocución a través de la intendente regional,
Pilar Cuevas, desoyendo así también la exigencia de una contraparte
gubernamental de mayor capacidad decisoria.
Pilar
Cuevas nunca fue –ni podía ser- una contraparte real. La Moneda
resolvió, entonces, enviar a su ministro de Energía, Rodrigo Álvarez,
después de haber analizado el petitorio del Movimiento Social. Su
presencia no facilitó como se esperaba las negociaciones sino que las
dificultó. En su reunión con los dirigentes del Movimiento Social,
luego de declarar que llegaba “empoderado” y que como “magallánico”
entendía bien los problemas de las zonas extremas del país procedió a
colocar sobre la mesa la respuesta gubernamental a las exigencias
realizadas, pero antes de darla a conocer puso como condición levantar
el bloqueo de las rutas de acceso a la región. ¿Necesitaba hacerse este
viaje y presentarlo como que podía abrir caminos a una solución para
entregarse previamente una exigencia que varias veces ya había sido
rechazada mientras no hubiese respuestas concretas? Tras hacer esta
exigencia Álvarez se retiró del lugar donde se efectuaba la reunión.
Paralelamente,
en Santiago el ministro Andrés Chadwick, miembro del equipo político
gubernamental, insistió que era previo a cualquier negociación
reestablecer el orden público. Agregando que “el gobierno tiene que
mirar el desarrollo del país en todas las regiones y en forma integral”
(01/03/12). Sus expresiones se producían cuando los dirigentes del
Movimiento Social habían expresado su disposición a flexibilizar el
bloqueo, como ya lo habían hecho en forma previa al innecesario viaje de
Álvarez en conversaciones con el subsecretario Claudio Alvarado.
Durante
la reunión con Rodrigo Álvarez, el gobierno modificó sus condiciones.
Plantearon “determinadas exigencias –señaló Antonio Horvarth- que los
dirigentes les han cumplido, después han aumentado nuevas exigencias que
los dirigentes también han cumplido y, finalmente han dicho que
desbloqueo total o no hay conversaciones. Llegan –concluyó- sin real
empoderamiento que es lo que uno echa de menos en un ministro, que un
ministro debe tener capacidad de maniobra” (04/03/12).
“Nosotros
hemos llamado a la calma –expresó Iván Fuentes portavoz del Movimiento
Social- y la gente obedeció. Nosotros echamos un balde de agua al fuego
y el gobierno salió con un bidón con bencina a desparramar el fuego”.
Añadiendo que se procedería a reanudar el bloqueo total de las rutas.
La flexibilización finalizó “con las palabras del ministro, el ministro
terminó con eso. (…) el ministro Chadwick no solo desautorizó el
trabajo de buena voluntad que estamos haciendo nosotros, sino que además
con sus declaraciones lo hizo con el ministro y el subsecretario de
gobierno que vinieron, porque primero los mandaron con poderes y hoy
(jueves) les quitaron el poder (…). Eso sí –concluyó- es un error
político aquí y en la quebrada del ají” (02/03/12).
Poco
después, en entrevista de prensa el ministro de Hacienda, Felipe
Larraín fue más lejos “la mayor parte de los dirigentes –expresó- está
genuinamente representando los intereses de sus sectores, pero también
hay que reconocer que grupos violentistas organizados se aprovechan de
esta situación (…). Este gobierno –concluyó- no le va a entregar los
beneficios a la gente que haga manifestaciones violentas. Ese no es
nuestro criterio” (04/03/12) ¿En el Movimiento Social cabe preguntarse
según Larraín hay sectores violentistas? ¿La presión social a través de
acciones más fuertes no es una consecuencia de la exasperante lentitud y
actitudes contradictorias con que el Ejecutivo enfrentó la situación?
¿Cómo
explicarse la conducta del gobierno de Piñera que con sus actitudes
agravó el conflicto? ¿Qué temas de fondo expresan su actitud? El
movimiento de Aysén –al igual como los desarrollados en 2011- tiene un
gran respaldo nacional. La conducta indica que buscó dar una lección a
tener en cuenta, que condujo a incrementar las protestas. Su
preocupación es que se repita la experiencia del año precedente en que
las movilizaciones ciudadanas, particularmente la demandando una reforma
educacional se transformó en un tema político central y se fueron
multiplicando.
“En Palacio hay
conciencia –señaló La Tercera- de que existen focos de posibles
conflictos sociales en otras zonas del país. Ayer (miércoles 29), de
hecho visitaron La Moneda una serie de intendentes que, en reuniones
sostenidas en Interior, evaluaron escenarios para prevenir conflictos a
nivel regional. Fuentes oficialistas aseguran –agregó el periódico- que
es una suerte de ‘explosión regionalista’ y que se vislumbran focos en
Calama, Arica, Coronel, Isla de Pascua, Chiloé y Dichato” (01/03/12).
En
verdad, en Calama se encuentra en desarrollo desde el año pasado una
amplia movilización ciudadana –en que participan autoridades de la
región, trabajadores, transportistas, estudiantes, empresarios, dueñas
de casa y representantes de iglesias- exigiendo que un porcentaje de
las utilidades del cobre generadas en la comuna se utilicen en ella.
Con esta demanda se efectuaron paros de 24 horas los días 29 de junio y
29 de agosto, acompañados de grandes manifestaciones callejeras. En
asamblea efectuada el primero de marzo dieron plazo hasta fines de mes
para que se diese respuesta a su exigencia, como se comprometió Rodrigo
Hinzpeter en una reunión efectuada en diciembre. El alcalde de Calama,
Esteban Velásquez, en declaraciones radiales manifestó que de no
avanzarse en la descentralización de las regiones se producirían unos
“cien incendios” (02/03/12).
“Desde
Palacio están conscientes –señaló a su vez el Diario Financiero- que el
modo en que el Ejecutivo enfrente la situación de Aysén marcará un
precedente para el resto del país, ad portas de que Talcahuano y Calama
se unan al movimiento regionalista que se desató en la zona austral”
(02/03/12). De allí las exigencias efectuadas por Chadwick y Álvarez de
desbloqueo total y de endurecimiento de las condiciones para negociar.
¿Cuál
es el origen del descontento? ¿Por qué es posible establecer
similitudes con las protestas en Magallanes? De una parte existen
problemas de corto plazo, algunos de los cuales exigen soluciones
urgentes, y otro –como manifestó el rector de la Universidad Diego
Portales, Carlos Peña- “que se considere en la agenda pública un asunto
de interés general al que hasta ahora se ha mantenido casi invisible: si
acaso la equidad tiene una dimensión territorial y si el lugar que se
habita puede ser considerado, bajo ciertas circunstancias, una
desventaja que merece ser compensada. ¿No mejoraría el debate
democrático si, gracias a la movilización de Aysén –se preguntó Carlos
Peña-, un asunto como ese se incorpora definitivamente al diálogo
público? (26/02/12). La respuesta surge sola.
“Hay
una falla de años –enfatizó Antonio Horvarth- (…) que es el proceso de
regionalización (…) que no existe. Un gobierno regional tendría que
responder ante los movimientos ciudadanos y ser capaz de prever y
sintonizar con ellos a tiempo” (26/02/12). “Tenemos la XI y la XII
regiones –enfatizó a su turno el senador Carlos Bianchi, estableciendo
puntos comunes entre las dos regiones del extremo sur- donde el costo
de la vida es a lo menos un 35% más caro que el resto del país y eso no
está reflejado en estrategias geopolíticas con incentivos para
radicarse y trabajar en estas zonas. Ya analizamos –añadió, haciendo
referencia al proyecto de ley enviado por el Ejecutivo al parlamento-
las políticas de excepción de Magallanes y Aysén y no hay ningún
incentivo para el trabajador. ¿Y el gobierno que hizo? Prorrogar estos
instrumentos a sabiendas que nunca han dado resultado” (17/02/12).
La
escasa preocupación por los problemas de Aysén contrastan –al igual
como se puso en evidencia en al “rebelión de Magallanes”- con las
políticas de desarrollo y poblamiento que se viven a pocos kilómetros de
distancia en territorio argentino. Un ejemplo que grafica este
abandono es que durante una década no se produjo ningún avance en la
Carretera Austral. “En ese contexto –constató El Mercurio-, lo que se
inició como un conflicto de pescadores artesanales encontró ambiente
propicio para extenderse entre la comunidad aisenina arrastrando a sus
organizaciones sociales, al municipio, concejales y a la generalidad de
los parlamentario de la zona. (…) sería imposible movilizar a la
población aisenina –concluyó en su Semana Política- de no existir un
sustrato real de problemas y una propagada sensación de postergación”
(19/02/12).
La adhesión transversal
al movimiento fue muy alta. Un factor que lo explica –además de todas
las expresiones y repercusiones del aislamiento y carencia de políticas
para superarlo- es el alto costo que tiene satisfacer las necesidades
fundamentales. “La canasta básica –expresó el presidente de la Cámara
de Comercio y Turismo de Aysén, Eladio Muñoz- no se refleja en Aysén, no
es lo mismo ganar un sueldo mínimo en Santiago que acá, donde todo es
mucho más caro. Acá el combustible es uno de los más altos del país, lo
mismo los servicios básicos. Si bien es cierto –añadió- que hay un
crecimiento en la región, no llega al común de la gente. Hay un
desequilibrio –concluyó- entre lo macro y el trabajador normal”
(17/02/12).
El movimiento tiene un
amplio reconocimiento en sectores empresariales también de su justeza.
“(…) comprendo –manifestó Victor Hugo Puchi, controlador de la empresa
salmonera AquaChile, uno de los sectores que explica el alto crecimiento
de Aysén en 2011- el origen del descontento. El alza (…) del costo del
petróleo y el aumento del precio de los alimentos ha hecho más difícil
vivir en zonas aisladas y extremas. Lejos –agregó- la principal
limitación de Aysén es su lejanía y aislamiento. El costo de transporte
de productos y de personas pega muy fuerte en la competitividad de las
actividades de la región, ganadería, turismo, pesca y salmonicultura.
Las causas de fondo son de larga data. Aysén y probablemente otras
regiones, no han tenido la atención política que la gente espera. Como
país deberíamos cuestionarnos el alto centralismo político” (26/02/12)
Según
la encuesta Casen de 2009, Aysén es la segunda zona del país de peor
distribución en los ingresos, después de la Araucanía. La brecha entre
el quintil de menos y el de mayores ingresos fue de 22 veces. En ese
momento el ingreso promedio por hogar del primer quintil era de
$92.606. ¿Cómo se puede sobrevivir con esa suma? En ninguna zona del
país es posible, pero es aún más insostenible cuando el costo de vida es
muy superior al promedio.
Aysén es
la región del país de más alta participación laboral, de acuerdo a las
estadísticas del INE (55,9%). Igualmente, su tasa de desempleo en el
trimestre móvil noviembre 2011-enero 2012, siempre según el INE, fue de
3,5%, la segunda región con menor desempleo después de Los Lagos
(2,8%). De estos datos podría extraerse una conclusión positiva.
Pero, ese empleo tiene niveles salariales inferiores al promedio
nacional y con índices de informalidad muy alta, de lo que se deduce el
alto nivel de explotación existente. Además, un porcentaje de los
empleos se origina en Argentina. Esta es la realidad que no quiere
reconocer Felipe Larraín, quien aprovechó el dato de ocupación de
noviembre-enero para afirmar que en la región existiría “prácticamente
el pleno empleo” (29/02/12). El subsecretario del Trabajo, Benito
Baranda, refiriéndose al salario mínimo nacional bruto $182.000
manifestó que “ética e idealmente, deberíamos estar hablando de salarios
en torno a los $250.000” (01/03/12). Con cuanta mayor razón deben
subir las remuneraciones más bajas en aquellas zonas del país, como
Aysén con costo de la vida más altos.
El Ciudadano
http://www.elciudadano.cl/2012/03/10/49473/ahora-aysen-%C2%BFdespues-quien/
No hay comentarios:
Publicar un comentario