Los homicidios son la parte violenta
de los crímenes políticos, y por regla general benefician a sus
deudores. El asesinato de Luis Donaldo Colosio, por ejemplo, favoreció
al Partido Revolucionario Institucional (PRI) sin importar quién era el
sustituto. Y el entonces asesor de Carlos Salinas de Gortari impuso a
Ernesto Zedillo, individuo gris y oscuro burócrata que por sí mismo no
hubiera logrado la victoria electoral, si antes no eliminaban al
sonorense. Así los electores, para “vengar” el asesinato se volcarían en
las urnas por el PRI, y Zedillo alcanzó más de 13 millones de sufragios
(Sergio Aguayo Quesada, Almanaque mexicano, 2000).
Los que pensaron y efectuaron el homicidio del presidente municipal
michoacano, Ricardo Guzmán Romero, supieron que, al ser distinguido un
integrante del Partido Acción Nacional (PAN), obviamente beneficiaba a
la candidata panista para la gubernatura de esa entidad.
Los homicidios políticos, planeados o al azar, en tiempos
electorales siempre tienen un impacto de utilidad. Tan es así que tras
el crimen, el PAN recibió mayor apoyo del que ya tenía y las encuestas, a
partir de ese día, mandaron al PRI al segundo lugar, mientras el
Partido de la Revolución Democrática (PRD), constantemente en la lona, por el mal gobierno perredista de Leonel Godoy Rangel, se fue al sótano.
Los panistas han canalizado el clamor popular por el asesinato del hombre de confianza de María Luisa, Cocoa,
Calderón Hinojosa, quien había decidido concluir la pega de calcomanías
a automóviles a las 19:00 horas. Y recibió una llamada para que
estuviera 15 minutos más, tiempo necesario para que lo ultimaran.
Hoy que las delincuencia organizada está desatada por todo el país,
y sobre todo en Michoacán, la mano que jaló el gatillo se puede cubrir
responsabilizando a Los Zetas, La Familia, Los Templarios o a los equis.
El PAN recogerá la cosecha de votos de los iracundos por el
crimen, quienes también señalan al PRI y al PRD como sospechosos. Ya
asistiremos el próximo domingo 13 al proceso electoral, y es posible que
María Luisa Calderón se lleve la victoria al cuarto para las doce, cuando estaba mucho muy abajo del PRI. El presidente Felipe Calderón debe estar frotándose las manos porque su hermana puede ser la gobernadora de Michoacán, donde él no pudo serlo cuando lo intentó.
Con el homicidio del también coordinador de los presidentes
municipales del PAN en la entidad, los panistas con más ganas irán a
votar a favor de Cocoa y los indecisos que buscaban un motivo
para ir a las urnas, ahora lo tienen, al reprobar el crimen y demandar
la investigación, dándole los sufragios que necesitaba para, 15 minutos antes, irse a las alturas de los pronósticos.
Al parecer el homicidio desinfló al aspirante del PRD e hirió de pasada al PRI, cuyo candidato despreciaron cuando Enrique Peña Nieto lo acompañó en una gira, y tuvo que retirarse.
Si los dados ya están echados por el asesinato, en una jugada del azar o planeada, sean o no de la delincuencia organizada, es decir, haiga sido como haiga sido, favorece lo que, electoralmente, tendrá lugar 13 de noviembre. Suerte te dé Dios, reza el refrán. O si metió la mano el Diablo, parece que el PAN se salió con la suya. Y si gana, que el PRI ponga sus barbas a remojar.
*Periodista
Vìa, fuente :
http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/11/08/la-hermana-del-presidente-y-el-homicidio-del-panista/
http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2011/11/08/la-hermana-del-presidente-y-el-homicidio-del-panista/
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