1. Así como se nos Ollanta la esperanza, y arde Vallejo y Mariátegui
en la noche capitalista, del mismo modo en Chile, son una vez más los
jóvenes, los estudiantes pobres, los lúcidos, los “faltos de respeto”,
los iconoclastas, los sin porvenir, los vacunados contra los terrores y
la miseria de la política tradicional que representa los tradicionales
intereses de los que aún tienen por el mango el sartén, quienes ponen el
cuerpo vibrante a la hora de alumbrar lo que todavía no es, pero que
será por voluntad y necesidad histórica.
Como en el paisito no
existen los plebiscitos, mejor que nada es atender los resultados de la
encuesta Adimark de mayo de 2011 que efectuó su estudio sobre la gestión
de los administradores de turno del Ejecutivo en los centros urbanos de
las 15 regiones del país. En la consulta, Sebastián Piñera cae a
un 36 % de aprobación ciudadana, y aumenta a un 56 % su desaprobación,
en tanto, un 57 % de la población simplemente no le cree. En el ámbito
económico Piñera es aprobado por un 48 %; en educación por un 44 %; en
empleo por un 39 %; en delincuencia por un 33 % (¡Y es uno de sus
promesas electorales sustantivas y en las que ha invertido buena fortuna
de todos los chilenos!); en corrupción estatal es aprobado por un 32 %;
en salud por un 30 %; y en transporte público por un 29 %. Asimismo,
todos los miembros de su gabinete se despeñan, incluso su pre candidato
presidencial, el bi ministro Laurence Golborne que hizo buena fama en
las pantallas en el rescate de los 33 mineros enterrados en agosto de
2010. Claro que nadie abre la boca sobre los trabajadores, también
mineros, que desde esa fecha y hasta hoy han muerto en accidentes
laborales, y cuyas cifras se mantienen convenientemente opacadas.
Pobrecitos
los partidos políticos convencionales, tan grupos de interés, tan
bolsas de trabajo, tan elite vulgar y antidemocrática, tan corporativos,
desintegrados e indiferenciados en la forma y en el fondo. Apenas un 32
% aprueba a la componenda en el gobierno, la Coalición por el Cambio;
mientras un 23 % aprueba lo que queda de la Concertación. Y eso que son
dueños de todo, sostienen la misma doctrina política en términos
estratégicos y aparecen en los medios de comunicación hasta el hartazgo
diciendo cosas que no se pueden ver.
Dos ideas evidentes a estas
alturas. Si la Coalición por el Cambio le rompe la credibilidad a
Michelle Bachelet, la Concertación sí que entra por la ancha puerta del
museo de las cosas muertas. Por lo menos es paradójico que mientras
Bachelet se mantiene más distante mediáticamente de la Concertación,
menos daño y con más blindaje electoral se arropa. Ni los ex presidentes
Ricardo Lagos Escobar y Eduardo Frei Ruiz Tagle le brindan popularidad
–por el contrario, la gente los ve como parte del problema, que no de la
solución-, ni menos la orquesta malograda de operadores políticos que
mencionan su nombre a hurtadillas. Por otro lado, si Piñera fuera de
izquierda, con la insignificante aprobación popular que arrojan las
encuestas, ya sería hora de ir a arrojar migas de pan a los cuarteles
militares. Es cuestión de no creer que con esos números no huyan los
inversionistas, los ricos se refugien en Miami y la Bolsa de Santiago no
se hunda inexorablemente. ¿Será que la democracia formal es sólo un
adjetivo dispensable para el capital y el gran empresariado? ¿No es
más correcto que la democracia participativa sea lo propio de los
trabajadores y el pueblo y no de la minoría que se apropia del trabajo
de la inmensa mayoría? Es verdad, existe gobernabilidad porque por abajo
el movimiento popular recién ofrece sus primeras expresiones de
tonelaje distinto y superior al activismo de las agrupaciones
progresivas o de izquierda o discursivamente archi revolucionarias y su
marcha inagotable y reducida a pura propaganda y testimonio; siempre
valiosa, como insuficiente y hasta ahora, ineficiente. Por eso Piñera y
la Concertación deben ponerse de acuerdo para corregirse el maquillaje
ante la opinión pública en conjunto. Aunque ello no baje el precio de
los combustibles, los alimentos esenciales, la vivienda, la escolaridad,
la salud, los créditos usureros y sin regulación alguna; y los salarios
no lleguen a fin de mes, aumenten las enfermedades laborales, el actual
tipo de sindicalismo no se corresponda a la nueva organización del
trabajo impuesta por el capital y las centrales sindicales no actualicen
sus modos, contenidos y se independicen de los partidos políticos
tradicionales, de los intereses del Estado y hasta del propio
empresariado en algunos casos. Ciertamente que para una enorme cantidad
de dirigentes sindicales llegó el momento del retiro obligatorio y la
jubilación. Y ya muchos de ellos se han pagado las indemnizaciones
por adelantado durante los últimos 20 años.
Lo nuevo al
respecto, es que la gente o la ciudadanía o el pueblo ya están más
arriba de la coronilla, y van indignándose ante las evidencias del
crimen. Nunca se puede engañar para siempre a todo un país. Ello es un
mito publicitario, una trampa de utilería.
Son decenas de miles
quienes han saltado las vallas de la contención policial para expresar
su sensibilidad ambiental contra el despojo del capital en HidroAysén y
en otros territorios. Cada vez más, las preguntas comportan las
respuestas adecuadas. ¿El problema es HidroAysén solamente o para qué,
para quiénes y de qué modo se resuelve el problema energético en Chile?
¿Para las grandes empresas mineras cuyas ganancias se convierten en
activos financieros e instrumentos bursátiles, o para el bienestar de la
gente? Si es mucho más barato ponerse de acuerdo con Argentina o
Bolivia, y solucionar el déficit de energía en Chile, ¿Por qué ahora,
justo ahora, se volvieron nacionalistas de golpe los dueños del paisito y
la cuestión tiene necesariamente que ceñirse a los intereses de una
transnacional española (Endesa) y el grupo Matte? ¿No estará ocurriendo
que de las decenas de miles que protestan, un buen segmento ya descubrió
que tras el tema energético no sólo hay pérdida de naturaleza, sino
también y sobre todo, intereses corporativos, negocio, lucro puro y
duro, engaño, colusión entre el Estado, sus administradores, los de
antes y el gran empresariado, valga la redundancia? ¿Y el reloj no
estará indicando que también la lucha contra la privatización y el
monopolio escandalosa de la venta de semillas de verduras y frutas
por la norteamericana Monsanto –donde también conviven capitales
nativos, muy familiarizados con La Moneda- debe ser materia de demanda
masiva, aliada al campesinado que resultará más empobrecido de lo que ya
está, y a la comunidad toda y los trabajadores, tratándose de un asunto
alimentario trascendental? ¿O es que esa lucha está prohibida por
arriba porque fue aprobada por ambas formaciones políticas en el
Legislativo?
2. Mientras se mueren los comuneros mapuche en huelga
de hambre y medio mundo clama por su libertad; mientras los
estudiantes, escolares y universitarios, derrumban al que fuera pre
candicadato para la sucesión de Piñera, el angustiado Joaquín Lavín, y
luchan con movimiento e ideas claras para recuperar la Educación
Pública, pese a las amenazas del gobierno y las palizas uniformadas;
mientras los mineros subcontratistas del yacimiento estatal El Teniente
obstruyen carreteras; ha ocurrido una tragedia más. El joven
libertario Luciano Pitronello de 22 años, en la madrugada del miércoles
1 de junio en Santiago resultó mutilado y ciego luego de que le
estallara un artefacto explosivo artesanal cuyo objetivo original era
una sucursal bancaria vacía, un símbolo más de la sobreexplotación y la
usura. ¿Qué haremos con este dolor? Es cierto que si hay desesperación
sólo resta la justiciera voluntad. Pero la voluntad sin pueblo es sólo
testimonio incomprensible, impotencia errática, acto aplaudido en
secreto o sin enfado por los enemigos de los intereses profundos de las
grandes mayorías explotadas y expoliadas, usadas y abusadas. ¿Hasta
cuándo tendremos que pedir piedad para los justos? ¿Cuántos jóvenes
rebeldes y preciosos más se inmolarán con razones morales implacables y
ningún sentido de las formas de lucha de acuerdo a las relaciones de
fuerzas realmente existentes? Luciano, en tu corazón cabe el mundo.
¿Pero qué ruina ideológica o perversa y franca instrumentalización
por enemigos encubiertos causaron un nuevo y terrible episodio? Existe
un video casero que captó a Luciano Pitronello envuelto en llamas.
Resulta insoportable verlo. Podemos acusar de este crimen al
capitalismo. Sin embargo, no hay justificación política que pague el
riesgo y la improvisación de un gesto registrado apenas en las páginas
rojas de los periódicos. Y además, utilizado por el poder para
emprenderla con más palo y duro sobre la disidencia política que cada
día aumenta en Chile. Se puede amar la concepción existencial de la
libertad del anarquismo. Se puede pensar con sinceridad en una sociedad
de iguales y libres donde el Estado sea parte de la prehistoria humana.
Se puede luchar hasta la muerte por ello. Pero no es admisible ética y
políticamente que la pura acción individual y sin contexto sea la manera
más eficaz para estar un paso más cerca de una sociedad nueva. La
historia del movimiento real de los pueblos que alcanzan la victoria es
concluyente al respecto. ¿Hasta cuándo tendremos que pedir piedad
para los justos?
3. Las formas de lucha que asumen los intereses
hondos de los trabajadores y el pueblo están atadas al estadio de la
lucha de clases, a la estatura real de la hegemonía o no de las grandes
mayorías respecto de los grandes capitales y el imperialismo, a las
correlaciones de fuerzas nacionales, regionales e internacionales. Para
el pueblo trabajador y sus alrededores, para la humanidad y su
sobrevivencia, la doctrina es el socialismo –no el de manuales dañinos,
rígidos, antidialécticos e idealistas en su peor sentido-. El proyecto
estratégico es la confección colectiva de su trayecto complejo; y el
programa es progresivo y está condicionado a la correlación de
fuerzas reales. Es decir, siempre es táctico en un largo principio. Como
en Chile no existe guerrilla ni ejército popular beligerante, con
territorios liberados y tropas a granel, la lucha y su proyecto
determinado históricamente deben sustentarse sobre la organización y
expresiones políticas y sociales de la mayoría activa. Allí se encuentra
la retaguardia y los materiales nodales de su potencial vanguardia.
Asimismo, la lucha y el proyecto deben ofrecerse por abajo y por arriba.
En la actualidad, ante el desprestigio creciente de los grupos de
interés y administradores funcionales al capitalismo denominados
partidos políticos tradicionales, se abre una posibilidad política para
los más que también debe jugarse en el terreno electoral. Siempre
subordinada la forma de lucha electoral a la liberación de las fuerzas
sociales que determinarán el curso de la historia. Y el socialismo no es
un modo de producción. Es un período transicional. Es decir, ante la
contradicción esencial del capitalismo sintetizada en la apropiación
privada del excedente socialmente producido; se trata de que todo el
proceso de producción y distribución de ese excedente socialmente
producido –tanto de mercancías, como de servicios (o forma de mercancía
inmaterial)- esté bajo control, administración y subordinación política
de los trabajadores y el pueblo. Naturalmente, sobre estas nuevas
relaciones sociales de producción se formarán las propias condiciones de
una sociedad fundada en la libertad y la igualdad, el desarrollo
creativo en todos los ámbitos de la humanidad y la construcción de una
nueva civilización. Pero lo anterior es un punto de llegada, no de
partida. Y no hay atajos.
De nuevo la unidad política de todos
quienes buscan la edificación de una sociedad cuya dirección
irreductible sea la socialización de la riqueza, la gobernabilidad y
seguridad genuinas que ofrece la destrucción de las desigualdades, está a
la orden del día. Es verdad que Cristina Fernández de Argentina, Evo
Morales de Bolivia y ahora Ollanta Humala de Perú no son Salvador
Allende de 1970. El pueblo chileno, Latinoamérica y el mundo tampoco son
los mismos. Pero lo cierto es que si las candidaturas electorales en
todos sus niveles, sometidas a la evaluación e intereses del propio
pueblo, logran su expresión en el mediano plazo, existe la oportunidad
de terciar frente al duopolio político sin crédito popular en el país. Y
ya no sólo para aprovechar la vitrina mediática. La emancipación social
es un camino pedregoso, amargo y también feliz. Y hoy es de carácter
regional y mundial. Las condiciones de la lucha, las posibilidades de
ser gobierno y hegemonía basada en el movimiento popular organizado,
tiene de voluntad política, convicción de poder y de condicionamientos
históricos que no guardan relación alguna con el maximalismo ideológico,
sino más bien y sobre todo con el más riguroso análisis concreto de la
realidad concreta. El enemigo principal es el imperialismo y el límite
de un nuevo bloque unitario, popular, transformador, combinado, audaz e
inteligente, es sólo la clase gran propietaria o la burguesía. No de
otra manera puede entenderse hoy la independencia política de la clase
trabajadora y la construcción de mayorías.
Si existe otra alternativa, favor dar aviso al pueblo trabajador.
9 de junio de 2011
Fuente, vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/chile-hora-oportunidad-historica
http://www.kaosenlared.net/noticia/chile-hora-oportunidad-historica
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