“La industria de la biotecnología parece estar desmoronándose”
publicó el 15 de mayo la revista Nature News. Es que un nuevo estudio
realizado por la Universidad de Sherbrooke, Canadá, recientemente
descubrió que la toxina Bt, un componente de algunos cultivos
genéticamente modificados (OGM) se halló en muestras de sangre humana.
El nuevo estudio echa por tierra la falsa noción de que este componente,
la toxina Bt, es metabolizada por el organismo, en cambio muestra que
esta toxina persiste indefinidamente en el torrente sanguíneo.
Hace mucho tiempo que los voceros de la industria argumentan que la toxina Bt, procedente de una bacteria del suelo conocido como Bacillus thuringiensis, es inofensiva para los seres humanos, que la proteína se descompone en el intestino humano. Pero la presencia de esta toxina en la sangre humana muestra que esto no sucede.
Esta toxina, un pesticida que se convierte en sistémica, se integra a
determinados organismos genéticamente modificados para repeler las
plagas. El maíz Bt, por ejemplo, fue diseñado en realidad para que la
planta pueda producir la toxina directamente en los núcleos de todos los
tejidos para su posterior consumo por los animales y los seres humanos.
Días antes el Diario India Today de Nueva Delhi fue más allá con la
noticia, por el rechazo que produjo en ése país la berenjena
genéticamente modificada. “El hecho de que la toxina Bt se ha encontrado
incluso en los bebés por nacer muestra que este producto químico es de
fácil transmisión de madre a hijo, y que persiste durante mucho más
tiempo de lo que la industria biotecnológica informa. Es evidente que la
toxina es perjudicial para los seres humanos como las plagas. Estudios
previos han demostrado que tanto esta toxina como otros pesticidas
contaminan y persisten en el medio ambiente, lo que la convierte en un
importante problema de salud pública” subrayó el periodista Dinesh
Sharma, autor de la nota.
También se ha detectado la toxina en la sangre fetal, lo que implica que
podría pasar a la siguiente generación. El trabajo de investigación ha
sido revisada por expertos y aceptado para su publicación en la revista
de Toxicología Reproductiva. El estudio abarcó a 30 mujeres embarazadas y
39 mujeres que habían venido de ligadura de trompas en el Centro
Hospitalario Universitario de Sherbrooke (CHUS) en Quebec. Ninguno de
ellos había trabajado o vivido con un cónyuge que trabaja en contacto
con los pesticidas.
Todos estaban consumiendo una dieta típica canadiense que incluye los
alimentos modificados genéticamente como la soja, el maíz y las patatas.
Las muestras de sangre fueron tomadas antes del parto para las mujeres
embarazadas y en la ligadura de trompas para las mujeres no embarazadas.
El cordón umbilical se realizó toma de muestras de sangre después del
nacimiento.
La toxina Cry1Ab se detectó en el 93% y 80% de las muestras de sangre
materna y fetal, respectivamente, y en 69% de las muestras de análisis
de sangre de las mujeres no embarazadas. Estudios anteriores habían
encontrado rastros de la toxina Cry1Ab en el contenido gastrointestinal
de los animales alimentados con maíz transgénico. Esto dió lugar a
temores de que las toxinas no pueden ser eliminados con eficacia en los
seres humanos y puede haber un alto riesgo de exposición a través del
consumo de carne contaminada.
"Los datos de creación ayudará a las agencias reguladoras encargadas de
la protección de la salud humana para tomar mejores decisiones",
señalalon los investigadores Aris y Leblanc Samuel.
Dada la posible toxicidad de estos contaminantes del medio ambiente y la
fragilidad del feto, se necesitan más estudios, especialmente aquellos
que utilizan el enfoque de transferencia placentaria agregaron los
expertos, que han advertido de graves consecuencias para la India. El
aceite de semilla de algodón se hace a partir de semillas de algodón
genéticamente modificado y por lo tanto la toxina Bt puede ya haber
entrado en la cadena alimentaria en la India.
"Deben hacerse inmediatamente regulaciones indias y que se detallen los
estudios toxicológicos para conocer el grado de contaminación de la
sangre humana con las toxinas Bt provenientes de aceite de semilla de
algodón, así como determinar sus efectos de salud a largo plazo", dijo
Devinder Sharma, un activista anti-transgénicos.
En su blog el ambientalista en uno de sus artículos “¿Hambre de más o
más por el hambre?” denuncia el acaparamiento de tierras productivas que
son desviadas para fines no agrícolas. “Según estimaciones, 6,6
millones de hectáreas serían sacados de la agricultura, lo que
significaría una pérdida de producción de 14 millones de toneladas de
cereales de consumo humano” manifiesta Sharma.
Sin embargo los defensores de los agronegocios mienten que hay que producir más para salvar del hambre al mundo.
Miles de científicos y activistas hace años vienen denunciando este
modelo siniestro. El profesor Miguel Altieri es uno de los más
destacados representantes de la agroecología. Esta es una de sus
advertencias: “Expandir tierras agrícolas a biocombustibles o cultivos
transgénicos que ya alcanzan más de 120 millones de hectáreas,
exacerbará los impactos ecológicos de monocultivos que continuamente
degradan los servicios de la naturaleza. Continuar con este sistema
degradante, como lo promueve un sistema económico neoliberal,
ecológicamente deshonesto al no reflejar las externalidades ambientales,
no es una opción viable”.
Algo que para el Ministro Julian Dominguez sería una materia pendiente,
ya que la frontera agropecuaria arrasa no sólo la biodiversidad sino
también pueblos originarios, pequeños productores, granjas hortícolas y
lo que queda de campo sano. “Estamos incrementando la producción y la
oferta de alimentos en un marco sustentable” expresó ante su par
italiano días atrás. Será que la torta de soja es un plato infaltable en
su mesa y quizá se esté pensando sugerir que se venda el forraje a
precios módicos en el Mercado Central.
Mientras en lo que va del gobierno K el Inta incrementó su presupuesto
en un 700% algo que la salud y la educación distan mucho de alcanzar.
Pero el Ministro no se distrae con esas cifras y mientras muchos creen
la pelea con la mesa enlazada–glifosato el Ministro destaca “La
experiencia en el desarrollo de la siembra directa como una práctica
conservacionista que cuida los nutrientes del suelo y los procesos de
erosión”. Una falacia que repiten los nuevos rentistas y Hector Huergo,
justamente del medio enfrentado con el gobierno.
El dualismo es tan escandaloso que la arenga de ciertos personajes los
deja desnudos frente una realidad que dista mucho del productivismo
tóxico que defienden. El presente de "silo gordo" que se empeñan en
sostener será su ruina, algo que las generaciones futuras jamás les van a
perdonar. www.ecoportal.net
Ecos de Romang
Fuente, vìa :
http://www.ecoportal.net/content/view/full/99132
http://www.ecoportal.net/content/view/full/99132
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