EN PRIMER LUGAR, a objeto de dejar las cosas
claramente establecidas, confieso que no soy comunista, tampoco
terrorista, ‘bombero loco’ ni anarquista caótico. Más bien soy
ideológicamente cercano –muy cercano- al Radicalismo chileno, ya que
siempre he defendido e impulsado a la República como única forma
civilizada de gobierno. Y al mencionar a aquel “radicalismo chileno”,
entiéndase que hago referencias a ese viejo, democrático, criollo y
exitoso radicalismo de la época del Frente Popular, cuando Pedro Aguirre
Cerda y Juan Antonio Ríos enseñaron a Chile cómo debía ser administrada
una nación.
Todo lo expresado no tiene otro
fin que establecer con meridiana certeza una verdad sólida: mi posición y
actitud anti norteamericana no se desglosa de una (en mi caso)
inexistente ideología marxista en lo político sino, simple y claro, de
lo que ha registrado la Historia, la indesmentible, fría y certera
Historia.
La razón asiste completamente a
quienes aseguran que el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica ha
sido siempre invasor, ladrón y genocida, características que definen el
insaciable apetito de poder que consume al pueblo y a los dirigentes de
ese país, así como explica también el elevado nivel de destrozo y
deterioro del medio ambiente que el capitalismo hiper industrializado
estadounidense impetra para subsistir como ‘patrón del planeta’.
Un rápido y escueto recorrido por la Historia de los
últimos doscientos años puede mostrarnos (y demostrarnos) el
indesmentible espíritu corsario, genocida y racista que distingue a la
nación del Tío Sam. Es una ruta manchada de sangre inocente, de tejidos
humanos deshilachados a fuerza de masacres ordenadas desde Washington, y
de gritos libertarios apagados por el ruido de la metralla y del
cañón…todo ello administrado por los norteamericanos, ejecutado por los
norteamericanos y en beneficio exclusivo de los norteamericanos.
LA AGENDA DEL TERROR
Año 1846: el estado mexicano de Tejas (Texas)
solicita el apoyo del gobierno y del ejército de EEUU para
independizarse de México y, luego, anexarse al país norteño. Desde
Washington se ordena el apoyo con dinero, soldados y armas a la
solicitud delos tejanos que, en un porcentaje significativo, eran
‘gringos’ asentados en ese estado mexicano.
Año
1848: El Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado entre México y los
Estados Unidos el 2 de febrero de 1848, al final de la Guerra de
Intervención Estadounidense, estableció que México cedería casi la mitad
de su territorio, que comprendía la totalidad de lo que hoy son los
estados de California, Arizona, Nevada y Utah y parte de Colorado, Nuevo
México y Wyoming.
En 1898: Estados
Unidos declara la guerra a España e invade las dos últimas posesiones
coloniales hispanas: Filipinas y Cuba. Independizadas ambas de la corona
europea, pasan a ser verdaderos “estados cautivos” dirigidos por los
gobernantes sitos en Washington.
Año 1934:
El presidente cubano Ramón Grau San Martín fue derrocado por un golpe
de estado urdido por el entonces coronel Fulgencio Batista y por el
Embajador norteamericano en La Habana, Jefferson Caffery. Gracias a ese
cuartelazo y al automático reconocimiento de la Casa Blanca, fue
impuesto como Presidente de la República de Cuba el coronel Carlos
Mendieta (1934-1937). A pesar de que durante su mandato formalmente se
anuló la Enmienda Platt, Mendieta firmó el Tratado que le posibilitaba a
Estados Unidos mantener de manera indefinida la ocupación militar
estadounidense del territorio cubano donde aún está enclavada la mal
llamada “Base Naval de Guantánamo”.
Año 1944:
Unidades de la Marina de Guerra estadounidense bloquean el puerto de
Buenos Aires con el propósito de obligar al gobierno surgido de la
contradictoria Revolución militar de 1943 (en el que ocupaba prominentes
posiciones el entonces coronel Juan Domingo Perón), a romper sus
relaciones diplomáticas y a declararle la guerra a las potencias
integrantes del Eje Berlín-Roma-Tokio. El bloqueo se levantó cuando el
Jefe de la Junta Militar argentino, general Pedro Ramírez, decidió
romper sus relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón.
1944-45, Nicaragua: Paralelamente, y en
contubernio con el Embajador norteamericano en Managua, Arthur Bliss
Lane, el general Anastasio Somoza García, entonces Jefe de la Guardia
Nacional formada por Estados Unidos, ordenó el asesinato de Augusto
César Sandino y la sanguinaria destrucción de la cooperativa sandinista
de Wililí. Nicaragua era ya, sin lugar a duda ninguna, territorio
ocupado y explotado por el capitalismo norteamericano a través de las
armas y de la imposición de u dictador colocado allí por la gente de
Washington.
1948: El presidente Truman envía la primera
misión de entrenamiento militar a El Salvador. 1950: El plan Ajax (norteamericano, por cierto) permite el derrocamiento del presidente Mussadegh de Irán.
En 1950-1953:
Dwigth Eisenhower, presidente de USA, interviene en la guerra entre
Corea del Norte y Corea del Su con el propósito de “evitar la
propagación del comunismo en Asia” (lo que, obviamente, nunca logró).
1953-1954:
El presidente Eisenhower aprueba y ejecuta la operación P.B.
Success para derrocar el presidente Jacobo Arbenz de la República de
Guatemala.
En 1959 hasta 1975:
Eisenhower, Kennedy, Johnson , Ford y Nixon, invirtieron miles de miles
de millones de dólares en armas, soldados y tecnología para derrotar a
Vietnam del Norte y al Vietcong en la antigua Indochina. Allí
encontraron el fracaso y la tumba, pero asesinaron a más de un millón de
vietnamitas con los bombardeos indiscriminados y el uso genocida del
NAPALM.
Abril 1961: el gobierno de
J.F.Kennedy, junto a exiliados cubanos de extrema derecha ycientos de
mercenarios ingleses, norteamericanos y australianos, son derrotados
completamente por las fuerzas armadas populares de Cuba en Bahía
Cochinos, haciendo fracasar la invasión norteamericana a la isla.
En 1965: se efectúa la invasión de la
República Dominicana por los Estados Unidos bajo el nombre de “Operación
Power Pack”. La intervención yanqui terminó el año 1966 una vez que
Washington comprobó que el gobierno títere impuesto por los intereses
norteamericanos estaba firme.
En octubre de
1983: en Grenada, por órdenes de Ronald Reagan fueron masacrados
decenas de granadinos. Aquella fue una de las más sangrientas invasiones
realizadas por el Imperio norteamericano contra una nación virtualmente
indefensa, como las lanzadas antes y después contra Nicaragua,
República Dominicana, Panamá, Haití y otros países caribeños, al
desplegar la fuerza de más de 6.000 "marines" con apoyo aéreo, naval y
terrestre contra una de las más pobres y pequeñas naciones del mundo,
utilizando la excusa de proteger las vidas de unos 400 estudiantes
estadounidenses que se hallaban en la isla
El
20-12-1989 : los yanquis invaden Panamá con la excusa de atrapar a
Noriega y ‘recomponen’ violentamente un cuadro político favorable a USA
antes de que se produjese la entrega del canal al pueblo panameño, tal
como estaba acordado oficialmente desde hacía décadas.
En 1982, USA junto a Israel invaden El Líbano
para, según ellos, combatir a Hezbollah, pero el interés no era otro que
dominar toda la zona y apoderarse de las rutas del petróleo.
20 de marzo del 2003, USA junto a sus aliados
ingleses, españoles y franceses invade Irak persiguiendo a Sadam Hussein
y…obvio, al petróleo.
Año 2010: los
capitalistas, militares y políticos norteamericanos obtienen
‘pacíficamente’ el ingreso de sus tropas a territorio sudamericano,
específicamente a Colombia, desde donde comenzarán a “crear conflictos
internos” en las naciones vecinas para, finalmente, invadir y apoderarse
del petróleo y gas natural existente en Venezuela y en la Amazonía
brasileña.
Y AUN HAY QUIENES ACEPTAN ESTAS
MASACRES
En realidad, podríamos llenar
páginas y páginas contabilizando las invasiones norteamericanas en el
planeta, desde 1830 a la fecha,pero igualmente quedaríamos corto en
nuestro recorrido, pues sería de mal gusto histórico dejar sin mención
las ocasiones en que Washington metió sus garras en diferentes países
con el único propósito de imponer -por la fuerza de las armas y/o del
dinero-gobiernos yanaconas, serviles a los mandatos gringos y fácilmente
corruptibles (porque ello, cuando a Washington le resultase necesario,
podía usarse ‘legal y moralmente’ contra el ex aliado, como ya aconteció
a asesinos de la talla de Sadam Hussein y Augusto Pinochet).
En la retina de cualquier estudioso del tema, quedan
adheridas las trágicas secuencias vividas por hermanos latinoamericanos
en Puerto Rico, Guatemala, Honduras, República Dominicana, Cuba, México,
Panamá, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay,
Argentina, Chile…, naciones en las que los gobiernos de Estados Unidos, a
sangre, fuego y hambrunas, impusieron gobernantes tiranos como Leonidas
Trujillo, los Somoza, Batista, Muñoz Marín, Geisel, Garrastazú Medici,
Bordaberry, Stroessner, Banzer, Videla, Pinochet, y un largo e
interminable etcétera que aterra.
Esto, en
América…pues si revisásemos lo acontecido en otros continentes, como
África y Asia, deberíamos concluir necesariamente en una opinión de
consenso: los yanquis son asesinos, ladrones, racistas y expoliadores,
habiéndose convertido ya en la que quizá sea la peor plaga conocida por
la Humanidad…y como tal debería ser enfrentada.
La
lista de genocidios, robos, expoliaciones, invasiones, bombardeos,
apropiaciones, asesinatos selectivos, intromisiones en la política de
los demás, etc., etc., es tan larga que sorprende encontrar personas
supuestamente cultas e informadas que sigan creyendo en las falacias
explicitadas por los dirigentes norteamericanos y por sus aliados
expansionistas (Inglaterra, España, Francia, Israel).
Los sudamericanos, específicamente nosotros los
chilenos y nuestros hermanos de Venezuela, Argentina y Bolivia, deberán
poner sus barbas en remojo ya que el genocida yanqui se encuentra
asentado a escasos kilómetros, en Colombia (por obra y gracia de un
mandatario de apellido Uribe, cipayo de Washington y socio de
transnacionales de dudosa actividad).
Desde las
tierras colombianas, los invasores gringos miran con sus apetitos
insaciables las extensas llanuras venezolanas y los ricos pozos
petrolíferos de la costa llanera, las selvas de la amazonía, los
minerales andinos y, cómo no, la reserva de agua dulce más grande del
planeta, ubicada en la Patagonia chileno-argentina.
Y luego de saber todo esto, ¿alguien querrá
preguntar por qué cada vez hay menos gente en el mundo que ame,
quiera o respete a los yanquis?
fuente, vìa :
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