Para la
falsimedia el fútbol y el Mundial son un festín, donde puede sin
problemas ocupar su lugar desinformante como un hincha más (del deporte
masivo, mercantilizado a su máxima expresión) y pretenderse “objetiva.”
Al fin, ¿quien se atreve a criticar el “deporte”? ¿Quien apunta con
pesadumbre a esas masas vuvuzélicas expresando sin descanso su
nacionalismo pueril en tiempos de expansión global? ¿Quien cuestiona al
espectáculo en Sudáfrica no como apertura al continente oprimido sino
como negocio capitalista colonial de nuestros días?
Pocos,
hacen uso de la crítica y la reflexión, conceptos tan antiguos como
civilizados. Nada me ha llevado de nuevo a esos tiempos de mi niñez y
juventud en Chile, como el artículo “La otra cara del mundial,” del
escritor chileno Hernán Montecinos y que quizás mi distancia física y
temporal de aquello contribuyó a que me tocara más hondo. Me hizo
recordar que yo también, a pesar de no haber sido un jugador, le
prestaba mucha atención a estos eventos, hace más de 40 años. Me
importaban los clubes del pueblo. Los clubes y los jugadores
profesionales, que eran parte de esa cultura, eran parte también de mi
cultura. Todo esto, aunque también entonces la sociedad chilena estaba
llena de contradicciones, de injusticias y opresiones sociales y
familiares, como hoy. Pero a diferencia de hoy, aquel mundo era más
sencillo y auténtico. Los jugadores de entonces eran estrellas pero no
ganaban millones en el extranjero, la mayoría jugaban en los clubes del
país, recibían el cariño de sus hinchas y la admiración de los niños que
soñaban con ser ellos al crecer. Y los jugadores se conformaban con
esto.
Hoy, los medios de difusión presentan el
fútbol, insistentemente, de una manera idiotizante y exagerada. Se
focalizan en el equipo nacional no porque este sea representativo del
país, con jugadores arraigados en él, sino en busca y expresando un
patrioterismo grotesco y falso. Los jugadores integrantes de la
selección nacional chilena, han mostrado mayoritariamene una actitud
sobria este Mundial. Muchos de ellos fueron niños modestos, algunos
pobres, que, llevados por su pasión por el fútbol están donde están.
Porque la pasión del fútbol es de los niños, alli comienza, es esa
pasión la que favorce el desarrollo de este deporte y el florecimiento
de tantos profesionales. Si algo positivo podemos decir del fútbol es
justamente eso, que es pasión de niños y adolescentes de ambos géneros,
que acrecentan el vigor y la vitalidad del deporte en todo el mundo
votando por él, eligiendolo, practicándolo y disfrutándolo desde chicos.
En Chile, desde que se instaló la dictadura
cívico-militar en 1973, no sólo se robaron y asesinaron los sueños y
esfuerzos de décadas de lucha popular, también limitaron las opciones
participativas reales de los chilenos en todo, incluso en el fútbol. La
dictadura usó el deporte, usó el fútbol como herramienta de control
popular, con la excusa de crear unidad entre los chilenos. Y los
chilenos dejaron de ser participantes en los eventos deportivos
nacionales para ser parte del gran circo internacional, entonces, para
atender al Mundial-show se desatiende el fútbol nacional que los
apasiona.
Luego, con la llegada de los gobiernos
elegidos en 1990, se esperaba el fin de las manipulaciones de masas
surgidas con la dictadura, se esperaba la creación de espacios
racionales y humanizantes. Pero, sucedió todo lo contrario. Con la
Concertación en la presidencia, en el gobierno por veinte años, el
chovinismo y el patrioterismo barato, fingido, creció en Chile. Se usó
el equipo nacional, con complicidad total de la falsimedia chilena, a
tal punto que alcanzó incluso a los chilenos fuera de Chile.
Durante el Mundial de 1998, luego de que Chile había logrado
pasar a la segunda ronda con tres empates en su grupo, le comenté a
algunos compatriotas chilenos que el equipo nacional había logrado
bastante, siendo que fuera del Mundial de 1962 que se hizo en Chile, las
actuaciones del equipo nacional habían sido generalmente mediocres. Por
este comentario, que estimo razonable y lógico, no faltaron los
compatriotas que me acusaron de ser anti-chileno, convencidos de que la
selección chilena era “una de las mejores en el mundo”. Esto del
chovinismo futbolístico no quedó, como ven, dentro de los límites del
pais, muchos que viven fuera de Chile también compraron este paquete.
Incluso, en su borrachera patritoterista algunos que han hablado hasta
el cansancio de un pasado “izquierdista” parecen haberse olvidado hasta
de las razones del golpe de estado contra el gobierno popular de
Salvador Allende , y tienen un país que nunca existió en la cabeza, con
fútbol y todo. Puede que esto se deba a que extrañan Chile, y por eso lo
magnifican en todo, o puede sea porque simplemente han aceptado los
valores y la realidad que en Chile han impuesto los opresores durante
las últimas cuatro décadas.
fuente, vìa:
http://www.argenpress.info/2010/07/y-se-han-robado-el-futbol-tambien.html
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