Uno
de los grandes triunfos institucionales del autoritarismo despiadado
que nos rigió por 17 años, es ese respeto temeroso y a veces cómplice
que muchos tenemos hacia los uniformados. Pareciera como si ellos
vivieran en otro país, regidos por leyes especiales que les aplauden el
ser los principales guardianes de ese relato político y económico que se
instaló y parece no querer retirarse.
…pareciera que hemos confundido el mantener a los uniformes al margen de la política con el terror hacia cualquier cosa que pudieran hacer. Por lo que la subordinación civil de la policía y las Fuerzas Armadas no resulta más que una linda ilusión con la que intentamos resolver nuestros traumas dictatoriales…
El caso más ejemplar de lo que digo es el terror hacia el Ejército.
Por mucho que haya ex presidentes que se jacten de haberlos vuelto a
subordinar al poder civil, lo concreto es que siguen teniendo sus
propias lógicas en las que no sólo disponen de manera curiosa del
excesivo presupuesto que reciben, sino que también tienen pactos de silencio
casi impenetrables con respecto a las atrocidades que muchos de ellos
cometieron en los años oscuros en los que roncaban fuerte.
Pero
esos temas son tomados en cuenta solamente en ocasiones excepcionales,
como cuando descubrimos desfalcos como el llamado “MilicoGate”, o al
momento de darnos cuenta de que muchos de quienes lucen grandes
medallas y uniformes lujosos siguen teniendo en su prontuario una
participación poco clara en la dictadura. Y esto sucede porque
sigue habiendo un miedo no sólo de parte nuestra, sino también de los
que dijeron ser valientes, pero con el tiempo se convirtieron en los
principales sostenedores de los privilegios de los hombres armados.
Con
el llamado “PacoGate” vemos algo similar. Cuando se supo este nuevo
robo a mano armada, los medios lo primero que hicieron fue detenerse en
el acto del mandamás de la institución al informar de esto a la opinión
pública. Muchos salieron a valorar este “gesto” como si fuera algo que
aplaudir, cuando solamente era parte del trabajo con el que toda
institución-y sobre todo las que son impenetrables como Carabineros-
debe cumplir en un régimen democrático.
Esto no lo entendemos porque pareciera
que hemos confundido el mantener a los uniformes al margen de la
política con el terror hacia cualquier cosa que pudieran hacer.
Por lo que la subordinación civil de la policía y las Fuerzas Armadas
no resulta más que una linda ilusión con la que intentamos resolver
nuestros traumas dictatoriales, para contarnos que no hay trancas
democráticas que resolver, cuando lo concreto es que parece que los
subordinados somos nosotros.
vía:
http://www.elquintopoder.cl/politica/pacogate-seguimos-temiendole-a-los-uniformados/
http://www.elquintopoder.cl/politica/pacogate-seguimos-temiendole-a-los-uniformados/
No hay comentarios:
Publicar un comentario