Las
últimas semanas hemos sido bombardeados por todos los medios, incluida
esta página, con información sobre la conferencia para el cambio
climático que se desarrolla en Francia (COP21), lamentablemente con tantos datos se produce el efecto contrario, que la gente al final no ve, es decir, “el exceso de estímulo, mata el estímulo”.
Igual hagamos un resumen: sabemos que nuestro continente va a sentir los golpes del cambio climático si no hacemos lo necesario para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los eventos climáticos extremos, como sequías, inundaciones y olas de calor o frío, serán más frecuentes e intensas que ahora (9 de los 10 años más cálidos registrados han ocurrido en este siglo y se pronostica que el próximo verano tendremos temperaturas de entre 1 y 2 grados por sobre la media), los glaciares andinos desaparecerán y se perderá una fuente vital de agua dulce (hiriendo mortalmente a nuestra ciudad de Santiago), muchas ciudades costeras sufrirán los efectos del aumento en el nivel del mar en más de un metro. Nuestra región debe contribuir a reducir las emisiones, a pesar de no ser los grandes culpables, pues somos responsables de solo un 9,6 por ciento de la contaminación.
Debemos asumir nuestra responsabilidad por el clima y comprender que la solución para combatir el cambio climático parte por modificar algunos hábitos.
COP21
es la forma abreviada del inglés de Vigesimoprimera Conferencia de las
Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidad sobre el Cambio
Climático. La idea de COP21 es lograr que 195 países se pongan de acuerdo en cómo combatir el cambio climático,
desarrollando un plan práctico para ello y lograr la “estabilización de
los gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que evite la
interferencia humana dañina en el sistema climático”. El objetivo es
casi como una aspirina, se busca que la temperatura no suba más de 2 °C
por encima del existente entre 1850 y 1899.
Lamentablemente
hay grandes diferencias, los países en desarrollo quieren el derecho de
continuar usando petróleo y carbón hasta terminar con la pobreza.
Argumentan que ahora les toca a ellos, pues los que hoy son ricos y
desarrollados tuvieron acceso sin restricciones a los combustibles
fósiles por 200 años. Nuestra propuesta como país, fue evaluada de
insuficiente por la asociación Climate Action Tracker (CAT). Es decir, si todo el mundo siguiera nuestro ejemplo, no se alcanzaría limitar el calentamiento a 2 °C. Según
la ONG Oxfam los únicos beneficiados de un mal acuerdo en París, serían
“un grupo de mil millonarios que han hecho fortuna gracias a los
combustibles fósiles”.
Los países
desarrollados no deben hacer de esta crisis un negocio, y tendrían que
aportar libremente o a un costo muy bajo con el asesoramiento y
tecnología necesaria para disminuir la emisión de los gases de efecto
invernadero con el resto de los países. Nosotros como ciudadanos comunes, debemos dejar de creer que todo está en manos de los gobernantes,
pensemos en todo lo que nos rodea: el celular, la computadora donde
lees este artículo, la silla en la que te sientas, lo que comes, la ropa
que usas, etc.
Casi todo lo que ves, tocas o sientes ha sido cultivado, construido, transportado usando energía que viene de combustibles fósiles.
Energías que han sido de gran utilidad para el desarrollo de la
humanidad, permitieron la industrialización y sacaron a millones de la
pobreza. Ya está sobradamente documentado y demostrado que el dióxido de
carbono tiene un efecto invernadero; es decir, atrapa el calor en la
superficie del planeta, es lo mismos que ocurre al interior de un auto
dejado por mucho rato al sol (peor si es negro).
Debemos asumir nuestra responsabilidad por el clima
y comprender que la solución para combatir el cambio climático parte
por modificar algunos hábitos: por ejemplo, adquirir cosas que se
produzcan cerca, desde los alimentos a la ropa e importar solo lo que
sea necesario, es cierto que esto saldrá más caro, pero también debemos
dejar de buscar siempre lo más barato, ya que la evidencia demuestra que
lo barato nos está costando demasiado caro y pone en grave riesgo
nuestra sobrevivencia.
Además, al
buscar las cosas producidas localmente, estaremos estimulando la
creación de nuevas empresas y recuperar las que antes teníamos, como las
fábricas de telas, ropa y calzado, estaríamos creando más fuentes de
trabajo y dejaríamos de depender tanto del cobre. Otra forma de
disminuir la emisión de gases de invernadero es construir dentro de la
ciudad, edificios granjas para cultivar hortalizas y así acercar la
producción al lugar de consumo. También, fomentar el uso de las fuentes de energías alternativas, una manera es que los edificios de departamento instalen paneles solares, etc.
Hay otras, además de usar bicicleta, en que todos podemos colaborar y trabajar para sanar un mundo al que tenemos tan enfermo. El propósito final no es salvar el planeta, es salvarnos a nosotros mismos.
vìa:
http://www.elquintopoder.cl/medio-ambiente/cop21-no-es-salvar-el-planeta-es-salvarnos-a-nosotros-mismos/
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