No deja de ser paradójico que el nombre completo de Hamburgo sea «Ciudad libre y hanseática de Hamburgo» y menos estos días en los que la ciudad se encuentra bajo el denominado “Gefahrengebiet” o Zona de Peligro. Un total de seis autobuses cargados de agentes de policía se concentraron el lunes por las calles de los céntricos barrios de Hamburgo de Altona, St. Pauli y Sternschanze.
Para comprender mejor el ‘Estado de Excepción’ que se está viviendo actualmente en Hamburgo, es preciso conocer el proceso del CSO “Rote Flora”, un teatro que fue okupado por la izquierda autónoma en 1989. El 20 de diciembre se cumplía la fecha límite para el desalojo del edificio propuesta por el propietario del edificio Klausmartin Kretschmer, inversor inmobiliario, quien en 2001 había comprado el antiguo teatro al ayuntamiento de la ciudad.
Por otro lado, desde octubre de 2013 se están llevando a cabo redadas racistas por parte de la policía, con el fin de perseguir y deportar a personas procedentes especialmente del grupo “Lampedusa en Hamburgo”. Todo ello, unido al desalojo de viviendas producido en la "Esso-Häuser", nos da una visión general de lo que está ocurriendo en la localidad alemana. Además es necesario sumar la creciente gentrificación, que impide el acceso a vivienda digna en el centro de la ciudad a personas con menores ingresos, como estamos viviendo en muchos barrios de diversas ciudades del estado español (Lavapiés o Tetuán, por ejemplo).
El 20 de diciembre se cumplió la fecha límite propuesta por el propietario inmobiliario y el 21 de diciembre tuvo lugar una manifestación frente al “Rote Flora” al que acudieron unos 10.000 manifestantes, mostrando su rechazo y oposición al desalojo del CSO y a la creciente especulación inmobiliaria. La policía reprimió la protesta social lanzando gas pimienta, cañones de agua y realizando “Kettling”, una técnica consistente en cercar a los manifestantes durante horas. La consecuencia de la brutal represión de una manifestación que había sido comunicada fue un total de 500 heridos y 16 detenidos.
Una semana después de estos hechos, la policía aseguró que un grupo de personas pertenecientes a la izquierda radical atacaron comisarías. Sin embargo, la versión policial se desmonta ya que no existen imágenes que muestren pruebas de dichos ataques aun habiendo cámaras de seguridad en las comisarías. No obstante, la policía anunció en una declaración de prensa que “aprovechará todas las posibilidades legales para defender la seguridad de sus agentes”.
Fruto de la represión y los montajes policiales se están sucediendo protestas espontáneas; la policía alemana se ha remitido a tales hechos para proclamar el “Gefahrengebiet” y llevar a cabo así identificaciones aleatorias, detenciones y registros sin orden judicial.
Por su parte, con motivo del establecimiento de la zona de peligro, el grupo del Partido de la Izquierda (Die Linke) está estudiando una posible demanda contra esta medida, ya que consideran que se trata de “un acto ilegal”.
La frase “Exigimos cascos azules (ONU)” que puede leerse en la fachada de una vivienda, puede resumir brevemente la situación de terror y represión que se está viviendo en las calles de Hamburgo en estos momentos.
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