Pedro Echeverría V.
1.
El comisionado Antisecuestros Renato Sales dijo: “La industria del
secuestro desafortunadamente se convirtió en un tema que afecta a todas
las clases sociales: obreros, estudiantes, comerciantes, etcétera, y
cada vez más las bandas –ya no de una gran estructura como lo fueron las
de Andrés Caletri y de Daniel Arizmendi, porque esas ya no existen–,
están integradas por jóvenes que en algunos casos no superan los 25 años
de edad”. Yo pensé que los secuestros eran producto del capitalismo y
la lucha de clases; que sólo afectaba a los millonarios que pierden peso
y pesos; y a quien beneficiaba era a los miserables, desempleados,
jóvenes “ninis”, que al fin encontraban un ingreso.
2.
Yo lo único que veo en México son unas 10 mil familias de
multimillonarios que lo tienen todo, a 30 millones de clases medias que
quieren ser ricos pero no pueden y a 85 millones de pobres y miserables
que viven con desesperación. De estos últimos hay 15 millones de
desempleados –incluyendo a los “ninis” (que ni estudian, ni trabajan)-
porque no tienen cupo en las escuelas ni un empleo remunerador. Pero
también se que a éstos los han invitado a entrar a la policía y al
ejército para asegurarse un ingreso a cambio de estar expuestos a morir
“defendiendo a la patria”. ¿De estos 85 millones han salido los
secuestradores que secuestran a los que tienen secuestrado a todo el
país?
3.
Pienso que nadie secuestraría a nadie si no se dieran estas terribles
condiciones de injusticia y desigualdad: unos pocos tienen mil
propiedades y ejercen un enorme poder; el secuestrado sufre porque fue
separado de su familia, de sus negocios y por lo millones que tendrá que
pagar a secuestradores y rescatistas; pero de todas maneras es el héroe
de la película porque todos hablan bien de él. Por el contrario, los
que secuestran son los villanos que viven con la esperanza de recibir
–al fin- dinero que no saben si conservarán y si quedarán libres para
hacer uso de él. La realidad es que los primeros sufren, pero al ser
liberados siguen gozando; a los segundos les espera esconderse, la
cárcel o la muerte. Así es el capitalismo.
4.
La realidad es que en el mundo no deberían existir ni secuestrados ni
secuestradores, pero tampoco multimillonarios y miserables; un puñado de
familias que gocen de todas la riquezas, buenas viviendas y
alimentación y el 90 por ciento de la población sufriendo falta de
vivienda y de comida. Cualquiera me diría que así es el mundo, no hay
que quejarse y sí aceptarlo. Entonces tampoco hay que quejarse de que en
el capitalismo rija la ley del más fuerte. Quizá por eso el comisionado
Renato Sales dice que “el secuestro afecta a todas las clases sociales”
y si no se echa abajo las diferencias entre las clases los secuestros,
asaltos y robos sólo profundizarán la lucha entre las clases. Si no se
soluciona el desempleo y la miseria la situación seguro se agravará.
5.
Si el gobierno de Peña Nieto, como el de Calderón, en nombre del
combate a la delincuencia sigue asesinando al pueblo, está echando más
fuego a lo hoguera. Podrán asesinar o matar a otros 100 mil mexicanos
como en el sexenio anterior, pero estarán arriesgando al país a una
guerra sin fin. (Por ciento nunca se aclaró si el del panita Fernández
de Ceballos fue un secuestro o autosecuestro; si le sirvió al PAN o al
gobierno para entretener, negociar o simplemente para intimidar al
susodicho. Del grupo secuestrador entonces inventado no se supo más. Por
su muy desprestigiada presa parecían guerrilleros progresistas). ¿Qué
tal si los secuestros sirven de pretexto para reprimir o asesinar a
algún grupo político identificado?
6.
Esto del secuestro es inaceptable pero: a) No debe atacarse por la vía
de la violencia de Estado que provoca muchas más muertes, y b) Debe
combatirse vía creación de fuentes e empleo en serio. No se puede
justificar, pero sí tenemos la obligación de entender que es uno de los
males del capitalismo que crea la miseria en casi toda la población y el
control de la riqueza entre pocas familias. Más del 65 por ciento de
los trabajadores labora en la informalidad sin derechos seguridad social
y empleo; el resto tiene trabajo formal que cada día que pasa es
inestable y de hambre. Los únicos culpables son gobierno y empresarios
que ponen en práctica sus programas económicos en beneficio propio.
7.
Lo preocupante es que el hambre y la desesperación del pueblo miserable
llegue a ser tan grande que empiece a amolar o asaltar hasta a su
propia clase social: “Compadre tú tienes para comer mañana y no tengo
para hoy”. Por eso en estos años los empleos de “guardaespaldas”, de
“policías privados”, de servicios privados de patrullaje, así como el
cierre de calles en fraccionamientos de lujo han predominado. Por ello
Sales ha dicho que afecta a todas las clases sociales. Es como la
comida: unos mueren por indigestión al comer mucho y otros porque no
alcanzan algo para comer. Parece que allí está la raíz del problema; el
secuestro, los asaltos y el robo sólo son efecto de la misma causa.
(30/I/14)
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