Hoy el mundo produce más comida de la que necesita, pero miles de
millones no tienen qué comer porque la vocación de estos supermonopolios
no es el humanitarismo, sino los negocios. Las grandes multinacionales
productoras de semillas han conseguido controlar el mercado alimentario
con una promesa que han venido haciendo ya desde la década de los 60: la
erradicación del hambre en el mundo y su solvencia alimentaria. Pero el
hambre no depende de la cantidad de alimentos producidos, sino de su
distribución.
Sucedió en el Huila en el marco del paro agrario.
Las imágenes muestran cómo las autoridades destruyen 70 toneladas de
arroz de alta calidad argumentando la violación de normas de producción,
uso y comercialización de semillas, como lo establece la Resolución 970. Los campesinos
se levantaron. Les prohíben usar las semillas nativas, las de toda la
vida, las que producen ellos mismos, y los obligan a adquirir las
“certificadas”. ¿“Certificadas” por quién? Por multinacionales, las
mismas que han construido los estándares de certificación que ahora el
ICA defiende por encima del interés campesino, que es el interés
nacional.
Vía:
http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Supermonopolios_prohiben_las_semillas_nativas._Destruyen_70_toneladas_de_arroz_de_alta_calidad
Hagamos tres precisiones sobre este asunto medular en materia de soberanía alimentaria.
En primer lugar, si bien es cierto que el 85 por ciento de las semillas
certificadas son producidas por empresas nacionales, lo que se ha
omitido aclarar por conveniencia es que esas empresas las producen
gracias a la franquicia concedida por sus pares multinacionales,
verdaderas propietarias de la biotecnología.
En segundo lugar, la Resolución 970 sí deriva sus efectos más
importantes de la firma del TLC. Al contrario de lo que defienden las
autoridades, y si bien la regulación de las semillas viene dándose desde los años 90, el TLC establece la “adecuación de los sistemas de propiedad intelectual sobre la biodiversidad”.
Eso obligó al país a suscribir convenios adicionales y a garantizar
prácticamente la total inmunidad jurídica para las empresas que producen
la biotecnología, así como a proteger sus intereses en el mercado. En
EE. UU. se produjo una cepa de trigo literalmente imposible de destruir.
Lo que parecía una variedad resistente a todas las plagas se convirtió
en una plaga en sí misma. Aunque los campos de siembra de prueba se
suspendieron, la cepa apareció recientemente en Oregon y Kansas causando
alarma. Los hechos llevaron a que la importación de trigo de EE. UU.
fuera vetada en buena parte del primer mundo, pero, a pesar de sus
efectos negativos sobre la economía, el gobierno estadounidense ha
tenido que salir a defender la inmunidad jurídica de la compañía que
produjo la cepa.
En tercer lugar, las normas nacionales vigentes desde el 2006, cuando el
país se preparaba para la entrada en vigor del TLC, adquieren más
fuerza debido a los compromisos en materia de “propiedad intelectual” y
sí criminalizan al campesino que “usurpe derechos de obtentor de
variedad vegetal protegidos legalmente o similarmente confundibles”, con
hasta 4 años de prisión. ¿Confundibles? Esta norma de nuestro código
penal, además de inconstitucional, explica por qué el Esmad despojaba a
la gente de su arroz y destruía sus semillas nativas. En total, en solo dos años, las autoridades han destruido o rechazado 3’960.617 kilogramos de semilla.
Las grandes multinacionales productoras de semillas han conseguido
controlar el mercado alimentario con una promesa que han venido haciendo
ya desde la década de los 60: la erradicación del hambre en el mundo y
su solvencia alimentaria. En efecto, han concentrado el conocimiento que
permitiría que cada ser humano sobre la Tierra tuviera garantizado ese
mínimo de dignidad. Sin embargo, hoy el mundo produce más comida de la
que necesita, pero miles de millones no tienen qué comer porque la
vocación de estos supermonopolios no es el humanitarismo, sino los
negocios, y ellos controlan el más estratégico de todos: el de la
producción de alimentos.
Aquí los únicos “confundibles” son nuestros legisladores, nuestros
representantes, todos precoces, empacando maleta para ir a La Habana a
hablar con la guerrilla, pero sin ningún entusiasmo para ir a explicarle
al campesinado, a quien representan verdaderamente. Ecoportal.net
El Tiempo
http://www.eltiempo.comVía:
http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Supermonopolios_prohiben_las_semillas_nativas._Destruyen_70_toneladas_de_arroz_de_alta_calidad
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