John Kerry acaba de recordarnos que Venezuela, como toda América Latina, es el patio trasero gringo y como tal hay que controlarlo. No pueden permitir una revolución socialista y democrática como la venezolana. Tienen experiencia desde Pinochet a Carmona y están dispuestos a aplicarla de nuevo
Ya Allende en su día intentó que Chile
avanzara en un proceso revolucionario por medio de las ideas, el
convencimiento y una verdadera democracia basada en la voluntad y la
conciencia popular. Cipayos de la gran burguesía chilena, militares
criminales y una curia eclesiástica proclive, llevaron al poder a la
criminal dictadura pinochetista mediante una cuidada operación de
desestabilización que implicó el desabastecimiento alimentario y
energético de la población chilena, la paralización de los transportes y
una huelga general en medio de ataques indiscriminados de sicarios que
crearon el clima necesario para que los golpistas, con el apoyo y las
bendiciones gringas, se hicieran con el poder. No habían podido lograrlo
con Cuba pero triunfaron plenamente en Chile, como triunfaron en Santo
Domingo, en Nicaragua, en Guatemala, en Panamá, en Granada…..en todo el
“patio trasero” gringo tal y como preconizaba la Doctrina Monroe.
Venezuela era parte integrante de ese patio
trasero. Sus burguesías tenían a “Maiami” y a “Niuyor” como lugares
favoritos. Iban cargados de bolívares –más bien de fuertes- y los
conocían como los “dame-dos”. (Chico ¿Cuanto vale ese carro?....¿Na´más?
Pues dame dos) El fraude electoral era el pan nuestro de cada elección
desde que Pérez Jiménez lo instaurara con el llamado “Frente Electoral Independiente” que arrebata el poder al verdadero ganador electoral, la Unión Republicana Democrática,
todo ello con el entusiasta apoyo gringo que veía en el dictador una
barrera contra el comunismo, como expresaron en la X Conferencia
Interamericana que los gringos celebraron en Caracas en 1954. Recuerdo
de esos años perezjimenistas las sátiras de la revista caraqueña “El Gallo Pelón” y de la clandestina “Tribuna Popular” que
nos remitía a Canarias como aire fresco mi tío Ramón. El perezjimenismo
–que propició las grandes migraciones de canarios hacia Venezuela
empujados por el hambre y la represión fascista española- acaba con su
derrocamiento tras una masiva huelga general, su exilio primero a USA y
luego a España y la llegada del puntofijismo con los Larrazabal, Caldera
y Betancourt. Probablemente es con la Cuarta República, la alternancia
de adecos y copeyanos, los Herrera Campins, los Lusinchi y la
pseudo-socialdemocracia de Carlos Andrés Pérez – y su amigo de negocios y
correligionario español Felipe González- cuando la corrupción, el
saqueo de las riquezas petroleras y el drenaje económico hacia los
bancos gringos y españoles alcanza su mayor volumen, al tiempo que
también llegan a los valores máximos la explotación, la miseria de las
clases trabajadoras y el desprecio a las etnias indígenas. La sumisión
absoluta a las directrices gringas y del FMI llevaron al pueblo
venezolano a un grado tal de miseria y desesperación que reventó en
Guarenas el 27 de febrero de 1989, explosión que llegó a Caracas el 28,
sobre todo a las zonas populares como Catia, Coche, Antímano o El
Valle. Resultado de la represión del “Caracazo” por el gobierno
de Carlos Andrés fue la masacre perpetrada por la Policía Metropolitana,
la Guardia Nacional y el Ejército siguiendo el llamado “Plan Ávila”
que causó según cifras oficiales entre 300 a 400 muertos y más de mil
heridos, aunque las cifras más reales contabilizan más de 3.500
asesinados en la represión fascista del gobierno Adeco. Carlos Andrés
fue encausado por la Corte Suprema de Justicia venezolana por los cargos
de malversación de fondos públicos y fraude a la nación, escándalo que,
junto a lo que significaron los asesinatos del Caracazo, propician la
fracasada rebelión militar del teniente coronel Hugo Chávez y los
militares bolivarianos del 4 de febrero de 1992. El Congreso Nacional
decretará el 21 de mayo de 1993 la separación de Carlos Andrés Pérez de
su cargo por el robo probado de 250 millones de bolívares y los otros
delitos cometidos contra el pueblo, único caso de un Presidente en
ejercicio destituido por decisión judicial, mientras que Hugo Chávez,
tras dos años de prisión en que funda el Movimiento Quinta República
(MVR), es indultado durante la presidencia de Rafael Caldera.
Con el apoyo del MVR y frente a los
desprestigiados Adecos y Copeyanos, Hugo Chávez se convierte en las
elecciones de 1998 en el 41º Presidente de la República de Venezuela,
con un programa basado en el llamado “Socialismo del Siglo XXI”, propugnando
la Revolución Bolivariana y comprometiéndose al cambio de la
legislación que había permitido el estado de postración de la nación.
Consciente de las taras que arrastraba la república, impulsa una nueva
Constitución, para lo que se celebra en abril de 1999 un “Referéndum Constituyente”
en que se pide el SI al pueblo venezolano para cambiar la Constitución
de 1961 y convocar elecciones para elegir, mediante voto universal y
secreto, una Asamblea Nacional Constituyente cuyos miembros,
mediante un proceso de debate y consulta popular, redactarían en los 6
meses siguientes una nueva Constitución. El Referéndum Consultivo fue
aprobado con el 80% de los votos emitidos y, en diciembre de 1999, se
aprueba, en un nuevo Referéndum, la “Constitución de la República Bolivariana de Venezuela” con el 71,78% de los votos emitidos, inaugurándose así la “Quinta República” que en su preámbulo establece a Venezuela como un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”
y que, después de 189 años de independencia, es la primera en reconocer
a los pueblos indígenas como sujetos políticos, sus lenguas como
oficiales y sus derechos sobre sus territorios ancestrales.
Ni la derecha caciquil y ultramontana venezolana
ni sus patrones gringos estaban dispuestos a aceptar la nueva situación
de avance hacia el socialismo en su patio trasero. Desde que Chávez
anunciara las “49 Leyes Habilitantes” y sobre todo la “Ley de Tierras y Desarrollo Agrario”
que pretendía poner coto a los latifundios y obligar a los grandes
terratenientes a mostrar los títulos de propiedad de sus tierras – menos
del 5% de los terratenientes tenían esos títulos, el 95% restante eran
producto de ocupaciones o usurpaciones- y a poner en producción los
terrenos balutos, la poderosa patronal Fedecámaras y la agraria Fedenaga se
oponen frontalmente al presidente Chávez, al que incluso el presidente
de Fedecámaras, Carmona Estanga, amenaza con “un choque de trenes”.
Aplicando de forma total el modelo pinochetista de resultados
comprobados, los agregados militares de la embajada USA se mueven
activamente y encuentran eco en algunos militares como el contralmirante
Molina Tamayo y el general Gómez Ruiz. Por su parte Carmona Estanga
entra en conversaciones con el recién elegido secretario general de la
Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) Carlos Ortega - en una
elección amañada, apoyado por los adecos en alternancia con COPEI- con
el rector Ugalde de la Universidad Católica Andrés Bello, con el
presidente de la Conferencia Episcopal venezolana, el obispo
reaccionario Baltazar Porras que ya se había distinguido por su
virulenta oposición a la Constitución y con el Cardenal Ignacio Velasco,
contando con el apoyo del partido “Primero Justicia” y de los adecos que pedían que una junta médica certificara la incapacidad mental del presidente Chávez.
La CTV, Fedecámaras, Fedenaga, y los directivos
de PDVSA convocan a una huelga general indefinida para el 9 de abril
hasta lograr la renuncia de Chávez. En medio de los llamados a la huelga
de la prensa escrita y de las televisiones privadas, todas en manos de
los reaccionarios -tanto que emisoras como RCTV, Venevisión, Globovisión
y Televen dividieron incluso la pantalla en dos partes para poner
reclamos a la huelga junto a los remitidos por el gobierno que llamaban a
la calma- el general de brigada Néstor González se dirige a Chávez a
través de los medios de comunicación diciéndole, entre otras lindezas “Somos un país digno de ser gobernado por algo mejor que usted... Usted
negocia para alcanzar sus objetivos comunistas y vende y traiciona a su
patria y pueblo......al señor presidente le interesa más su relación
con Fidel Castro y el comunismo". El entonces Ministro de Defensa,
José Vicente Rangel, anunció la denuncia de los generales González y
Bustillo ante los tribunales castrenses y advirtió que más allá de las
justificaciones sociales y económicas, la huelga formaba parte de un
plan conspirador para sacar del poder a Chávez y denunció que, además, "existe un propósito de llevar al país a una confrontación", al tiempo que el vicepresidente Diosdado Cabello declaraba que “La
constitución venezolana tiene mecanismos muy claros para que los
ciudadanos puedan en un momento dado, ejercer la capacidad revocatoria
de un mandato de elección popular”.
El 11 de abril, tercer día de la huelga general,
con los medios de la derecha llamando a la insurrección y a una marcha
propuesta por Pedro Carmona sobre la sede presidencial en Miraflores, se
produce el choque con los sectores populares que trataban de defender
el palacio presidencial en los alrededores del viaducto elevado que
cruza la Avenida Urdaneta conocido como “Puente Llaguno”. La Policía
Metropolitana desde la Avenida Baralt y otros francotiradores –alguno de
los cuales fue detenido y puesto en libertad al día siguiente por orden
del espurio “Presidente” Carmona Estanga- disparan de forma
indiscriminada sobre manifestantes y defensores causando 19 muertos y 72
heridos. La publicación por Venevisión de un vídeo sobre los sucesos
de Puente Llaguno en que presentaba a los chavistas disparando sobre los
manifestantes y proclamando que todos los muertos eran opositores a
Chávez recorrió el país y el mundo rápidamente. El impacto fue brutal.
El gobierno español a través de la Agencia Española de Cooperación
Internacional y la Agencia EFE otorgaron al autor del reportaje, el
periodista de la cadena Capriles Luis Alonso Fernández, el “Premio Rey de España de Periodismo” .
Menos mal que el prestigio del Rey de España no podía disminuir mucho
más porque el “periodista” Luis Alonso Fernández, ante las pruebas
presentadas en el largo juicio por aquellos asesinatos –entre ellas el
vídeo real grabado por “Radio Telefis Éireann” de Irlanda que estos días hemos tenido la oportunidad de ver en Telesur- declaró que el vídeo de Venevisión “fue manipulado para dar a entender que así habían ocurrido los hechos”,
pero toda la oposición, con todos los medios de comunicación
–incluyendo el español “El País” y los gringos CNN y Washington Post-
apoyándolos, culparon al gobierno de los asesinatos y declararon la
existencia de un “vacío de poder”.
En esa madrugada del 12 de abril todos
recordamos las escenas en televisión. En TVE aparecía el general Lucas
Rincón Romero –del que nunca se supo su implicación real- anunciando que
el Alto Mando Militar había solicitado la renuncia a Chávez y que el
presidente había aceptado, comunicado que no era respaldado por
documento alguno. Inmediatamente, y en contra de lo que prevenía la
Constitución de que, caso de falta absoluta del Presidente/a se haría
cargo interinamente el Vicepresidente/a –en este caso Diosdado Cabello-
con la obligación de convocar elecciones en el plazo de 30 días
–artículo 233 de la Constitución que tras la muerte de Chávez hemos
escuchado hasta la saciedad- es el Presidente de Fedecámaras quien se
proclama Presidente de la República. El “Decreto Carmona” (Acta de constitución del Gobierno de Transición Democrática y Unidad Nacional)
cambia el nombre del país al antiguo de “República de Venezuela”
suprimiendo lo de Bolivariana, suspende la Constitución, anula las Leyes
Habilitantes, disuelve el Poder Legislativo destituyendo a todos los
diputados al Congreso Nacional, al tiempo que destituye a todos los que
ostentaban los poderes del estado ( Tribunal Supremo, Fiscalía General,
Contraloría General, Defensor del Pueblo y Consejo Nacional Electoral)
dando al Presidente autonombrado poderes para designar a los nuevos
integrantes de todas las instituciones. Los presentes en al acto en el
Salón Ayacucho de Miraflores firman de conformidad el Acta del “Decreto
Carmona”, empezando por el Cardenal Velasco en nombre de la Iglesia
Católica; el vicepresidente de Fedecámaras, Carlos Fernández; el
representante de los medios privados de comunicación -promotores
indispensables del Golpe de Estado- Miguel Angel Capriles; el secretario
general de COPEI, José Curiel, a nombre de los partidos opositores; el
presidente de la Asociación Bancaria, Ignacio Salvatierra; el
presidente del Consejo Empresarial Venezuela-EE.UU, Luis Henrique Ball;
el gobernador de Zulia......y así hasta 400 conjurados de la derecha
ultramontana y la burguesía venezolana.
Los gobiernos español y gringo de Aznar y Bush
no tardan segundos en expresar su solidaridad y apoyo al golpe de
estado. Emiten el siguiente comunicado conjunto "Los gobiernos de
Estados Unidos y de España, en el marco de su diálogo político
reforzado, siguen los acontecimientos que se desarrollan en Venezuela
con gran interés y preocupación, y en contacto continuo". Ambos gobiernos "declaran
su rechazo a los actos de violencia que han causado una cantidad de
víctimas", "expresan su pleno respaldo y solidaridad con el pueblo de
Venezuela" y "expresan su deseo de que la excepcional situación
que experimenta Venezuela conduzca en el plazo más breve a la
normalización democrática plena". Contaban también con el apoyo de
la Unión Europea y con sus satélites del patio trasero, en especial El
Salvador y Colombia, mientras Argentina y Cuba expresaban su rechazo
enérgico. Por supuesto que se referían a “su” democracia que permitiera
seguir en comandita con la burguesía criolla, la expoliación y el
control del país.
Ese 12 de abril , ante los rumores de que
Diosdado Cabello y Nicolás Maduro estaban refugiados en la embajada
cubana, las turbas fascistas cercaron la misma, destrozaron los coches
oficiales, cortaron el agua y la luz y no la asaltaron por la
contundente respuesta que el embajador cubano le dio al alcalde de
Baruta –el hoy “demócrata” Henrique Capriles Radonski- que se presentó
allí a las tres de la tarde para “comprobar que no habían refugiados chavistas” de
que defenderían la embajada como parte del territorio nacional cubano.
Chávez fue detenido y llevado a Fuerte Tiuna y en la madrugada del 13
trasladado a la base naval de Turiamo donde logró emitir una nota
aclarando que nunca había dimitido de sus poderes como Presidente. La
presión popular a lo largo de toda Venezuela y la intervención del
general Raúl Isaías Baduel, que se pronunció por el regreso a la
normalidad constitucional y la proclamación como presidente temporal
hasta el regreso de Chávez del vicepresidente Diosdado Cabello realizada
en la retomada por el pueblo Venezolana de Televisión, logran que el 14
de abril de 2002 Hugo Chávez fuese liberado de la prisión militar en la
isla de Orchilla y repuesto en su función constitucional como
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Gomera a 18 de abril de 2013
Francisco Javier González
Vía:
http://kaosenlared.net/america-latina/item/54052-venezuela-revoluci%C3%B3n-vs-fascismo-i-la-g%C3%A9nesis-del-fascismo-actual.html
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