En el debate político es preciso cuidar
el lenguaje y mantener el decoro, pues es en las palabras donde se juega
la dignidad de una democracia. La degradación de una democracia
comienza, ineluctablemente, como una degradación del lenguaje. En
efecto, la articulación de ideas es reemplazada por la diatriba y la
necesaria proposición de ideas fundamentadas se transforma en eslogan o
caricatura. Diríase que al descender el lenguaje se diluyen las ideas y
damos el primer paso en una escalada de agresiones.
Un clima turbio, presidido por dimes y
diretes, es un obstáculo mayor a la que debiera ser la virtud de lo
político y razón de ser de un país que se dice democrático, la expresión
libre de ideas y la negociación en la diferencia. Alejarse de este
recto modo de convivencia política y social es, casi sin darnos cuenta,
abrir la puerta a la violencia en sus múltiples expresiones, cuyo final
ya hemos conocido de sobra.
Una “campaña sucia” es el peor escenario
para la democracia que todos dicen anhelar. La responsabilidad política
de las elites en el cuidado de un cierto clima político razonable es
indispensable, pues, tarde o temprano, lo que comenzó como una disputa
en el parlamento o el ejecutivo se va a poner en escena en las calles de
todas nuestras ciudades. El motor intelectual de una democracia
consiste en “discrepar”, es en la diferencia donde se encuentra la
riqueza de ideas que constituyen la complejidad y diversidad de una
sociedad; una “campaña sucia”, por el contrario se alimenta del
amedrentamiento verbal.
No es bueno para nuestra feble
democracia que nuestros actores políticos degraden su actividad por las
pasiones del momento. No es bueno que ministros de estado lancen
acusaciones a tal o cual candidato. No es bueno que los parlamentarios
se insulten entre sí, protagonizando escenas que no enaltecen en nada su
alta investidura. No es bueno que se hagan caricaturas de las
propuestas políticas de uno u otro sector. No es bueno renunciar al
diálogo y la negociación para descender un paso hacia la estupidez y la
violencia.
Álvaro Cuadra
Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. Elap. Universidad Arcis
Vía:
http://www.elciudadano.cl/2013/04/22/66829/campana-sucia/
http://www.elciudadano.cl/2013/04/22/66829/campana-sucia/
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