Desde los 12
años, Alejandro Aguiar fue pescador en isla Margarita. Salía a alta mar y
llevaba la pesca a Curazao. Pescaba atún, lisa, carie (sierra chica),
corocoro, sardina, bagre, pargo, mero. Las campañas duraban mes y medio o
dos meses. Regresaba a tierra oliendo a mar.
En isla Margarita o se es pescador o se trabaja en el ferry,
o en los barcos, o de taxista. Aunque últimamente hay empleos en el
turismo, la gente de mar es gente de mar siempre. Alejandro era uno de
esos.
Pasados los 60 años el señor Aguiar dejó de pescar. El mar es muy
traicionero y hay que tenerle cuidado por más que se haya pasado la vida
en él. El mar es dueño y señor de sus espacios. Él solo se gobierna.
Los pescadores saben cuándo es el momento de decirle adiós y así tuvo
que hacer Alejandro.
Para sobrevivir cuando se retiró de la pesca, el señor Aguiar hacía
redes para los pescadores jóvenes y cuidaba lanchas y barcos de otros.
Tenía 70 años y no poseía nada aparte de sus atarrayas y sus redes. Su
único futuro era seguir viviendo así, hasta que el gobierno lo pensionó.
Nunca había cotizado a un instituto de seguridad social ni a un fondo
de pensiones, pero había trabajado siempre. Después de casi dos años de
gestiones fastidiosas, el gobierno bolivariano lo incluyó en el seguro
social y comenzó a recibir una pensión. El horizonte de su vida, y el de
su familia, cambió.
El gobierno de Hugo Chávez no sólo dio pensiones a los adultos
mayores. También eliminó la pesca de arrastre, dañina como es, y decidió
apoyar a los pescadores familiares. Los empresarios de las
arrastradoras pusieron el grito en el cielo y se le echaron encima. Lo
pescadores artesanales lo apoyaron.
La historia de Alejandro Aguiar no es excepcional. Según los
resultados del último censo recientemente difundido, en Venezuela hay 50
personas dependientes por cada 100 en edad de trabajar. Muchos
laboraron toda su vida o son madres que sacaron adelante a sus hijos y
que, en los últimos años de su vida, se encuentran sin ingresos para
sobrevivir. Para ellos se creó una pensión universal.
Durante los 13 de años de gobierno chavista se ha duplicado la
inversión social. Y los resultados están a la vista. La Unesco declaró a
ese país libre de analfabetismo. Venezuela es el segundo lugar en
América Latina y el quinto en el mundo en incremento de la matrícula
escolar. El rendimiento en los salones de clase ha crecido, en parte,
porque 4 millones de niños reciben dos comidas al día gratuitamente.
Ningún menor pisa un aula con el estómago vacío.
Hoy día los servicios sanitarios llegan a todo mundo, no se necesita
trabajar en alguna institución para ser beneficiario. Tienen una
cobertura de 80 por ciento de la población. Tratamientos como la
quimioterapia y las diálisis, que son muy costosos, son gratuitos. Sin
embargo, existen algunos problemas. Con el apoyo de los médicos cubanos
hay atención primaria en prácticamente todos lados, pero faltan
hospitales. En las clínicas faltan camillas. El servicio es insuficiente
y está saturado.
El salario mínimo es de poco más de 360 dólares al mes y los trabajadores del sector público reciben además un ticket
alimentario por casi 420 dólares. A pesar de la crisis, el desempleo se
mantuvo en 8 por ciento. En el sistema estatal de abasto alimentario
(tiendas Mercal), entre 22 y 24 productos de la canasta básica pueden
ser adquiridos con 80 por ciento de descuento.
Los resultados de esta política están a la vista. Venezuela es el
país latinoamericano menos desigual. La desigualdad, medida por el
índice de Gini, es de 0.39 por ciento. La pobreza extrema se redujo a
7.1 por ciento, cuando antes de la llegada de Chávez al poder era de 17 a
20 por ciento, y la pobreza total cayó de 70 a 26.7 por ciento.
Este crecimiento del bienestar de los trabajadores y los sectores más
pobres no ha acabado con los sectores pudientes. Veinte por ciento de
la población más rica disfruta de 44 por ciento de la riqueza nacional,
cuando antes se apropiaba de 57 por ciento. Hay mucho dinero en
Venezuela y el nivel de consumo es muy alto. Las tiendas están siempre
llenas. Abundan los vehículos caros y las tiendas de ropa de marca. Las
residencias de lujo se cotizan en montos similares a los de las
principales ciudades del planeta.
La oposición asegura que el país se desindustrializa, la inflación se
desboca y el gobierno reparte la renta petrolera vendiendo dólares
baratos, aumentando la nómina pública y otorgando subsidios. Rabiosa
porque ha perdido el manejo de la renta petrolera, considera que la
inversión en la mejoría de las condiciones de vida de la población, los
salarios dignos y garantizar la soberanía nacional son gastos
superfluos.
A pesar de los vaticinios catastrofistas que desde hace 13 años se
anuncian, la economía venezolana sigue creciendo. En 2011 el PIB creció
4.2 por ciento. Ciertamente, 2009 y 2010 fueron años malos, pero el
escollo ha sido superado. La crisis llegó a Venezuela más tarde que al
resto del mundo, pero eso no implicó, a diferencia de Estados Unidos y
Europa, que la pobreza y el desempleo aumentaran.
La inflación promedio durante el chavismo es de 22.2 por ciento,
ciertamente un porcentaje muy elevado. Sin embargo, es
significativamente inferior a la que se tuvo en las administraciones
anteriores. La cultura de la inflación no la creó Chávez; cuando él
llegó ya estaba allí.
Impresionante es el crecimiento de la industria de las
telecomunicaciones. Venezuela es país de conectados. Durante 2011 el
sector contribuyó al PIB con 6.6 por ciento.
Hay 3.5 millones de líneas asociadas a planes de Blackberry. Las
líneas en uso de la telefonía móvil alcanzan 28.8 millones de
suscriptores: 98 líneas activas por cada 100 habitantes. Hay 11.8
millones de usuarios de Internet.
Detrás de la frialdad de cifras y estadísticas se encuentran decenas
de miles de historias como las de Alejandro Aguiar. Esas historias
muestran que hay un camino alternativo al neoliberalismo. Esas historias
explican la adhesión popular al chavismo.
Vìa,fuente :
http://www.jornada.unam.mx/2012/02/28/opinion/023a2pol
http://www.jornada.unam.mx/2012/02/28/opinion/023a2pol
No hay comentarios:
Publicar un comentario