Se creía que con el priísmo (fundado sobre las ruinas del Partido Nacional Revolucionario y el Partido de la Revolución Mexicana)
la corrupción, es decir, el saqueo a los ingresos de las secretarías y
empresas descentralizadas, había llegado a su máxima expresión por las
raterías de los funcionarios de la élite, más sus grupos depredadores. Y
que con el arribo de los panistas, con sus proclamas de honradez (que
siguen confundiendo con honestidad, que no es lo mismo) y su moral más
católica que cristiana, las instituciones supuestamente entrarían en un
período de manejo transparente de rendición de cuentas.
Las cosas sólo empeoraron: Calderón y los suyos llegaron al
presidencialismo, a las gubernaturas, presidencias municipales, a
Petróleos Mexicanos, al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS),
al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del
Estado (ISSSTE), a la Secretaría de Salud (Ssa), la Lotería Nacional y
Pronósticos Deportivos, para que nuevos y sedientos derechistas
religiosos se enriquecieran a manos llenas. Roban, delinquen, abusan de
su autoridad, usan indebidamente sus atribuciones y facultades, además
del tráfico de influencias, cohecho, peculado y enriquecimiento ilícito.
En suma, los panistas están en la mira del Código Penal Federal y del
título cuarto de la Constitución “De las responsabilidades de los
servidores públicos y patrimonial del Estado”, y su respectiva ley
reglamentaria.
El mismo Instituto Federal Electoral fue botín para investir a
Calderón. Elba Esther Gordillo nombró a su presidente y éste por órdenes
de ella, se adelantó para declarar vencedor a Calderón, en una maniobra
que, con palabras del mismo Ugalde, fue “la corrupción política [que]
es el abuso de la autoridad pública para un beneficio…” del Partido
Acción Nacional (PAN)-Calderón, quien cínicamente afirmó que su triunfo
reunió los requisitos del “haiga sido como haiga
sido”. Si el triunfo de Salinas frente a Cárdenas en 1988 fue dudoso,
más lo fue, para cargar desde entonces la ilegitimidad, la
cuestionadísima victoria pírrica de Calderón sobre López Obrador. En una
entrevista con León Krauze, Calderón afirmó que el ISSSTE, el IMSS y la
Lotería Nacional no eran un botín.
Pero a partir del sexenio sobre todo de López Portillo hasta rematar con Calderón, éstas han sido objeto de saqueos, cajas chicas del presidente en turno y de los directores de esas instituciones, a las que ahora deben incluirse Pronósticos Deportivos y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) –desde Sánchez Vite a la insaciable
Gordillo, la de las componendas con Fox y Calderón–. Actualmente una
mafia de varios grupos de un cártel surtidor de medicinas, coludidos con
funcionarios de la Ssa, el ISSSTE y el IMSS, son los saqueadores con la
participación de los directores y el secretario del ramo, como es el
caso de Daniel Karam, quien sólo es un adorno en el IMSS, tras el
periodo de Molinar Horcasitas, cuando se descubrió el atraco de los
laboratorios.
Calderón no ha tenido, por su mal gobierno y administración
abandonada, cuidado en el nombramiento de sus amigos en los cargos
públicos. Y permite que su cómplice Elba Esther Gordillo le designe a
bribones en las instituciones que le regaló en pago por los apoyos y
favores para su campaña electoral, y por continuar su mutuo
encubrimiento en la rapiña. Acepta que Fox le “heredó” acuerdos
políticos pactados desde entonces. “Y evidentemente hubo acuerdos. Ella
planteó exigencias de participación en el gobierno que, coincido, no
deben asombrar a nadie. Me parece que forma parte de la política en el
sentido de preservar las posiciones afines a ésta en la administración
pública […]. Yo creo que la política es para eso; no es un reparto de
cuotas ni de botín”.
Obviamente Calderón no es ingenuo ni tonto, aunque lo parezca, y como
trofeo para el robo es que le entregó el ISSSTE, la Lotería Nacional,
Seguridad Pública, el SNTE y cientos de plazas (la de su yerno en
Educación Pública) en las dependencias. Sabía Calderón de antemano que
la Maestra no es una blanca paloma, sino un buitre
dispuesto a llevarse a los que le pongan enfrente como despojos para su
patrimonio, ya que ella es dueña de todo lo que tiene bajo su férreo y
autoritario control.
Egresada de la “escuela” de Jonguitud Barrios y posgraduada con
Salinas y su padrino Manuel Camacho (enlace entre López Obrador y
Ebrard), supo aprovechar sus complicidades con Fox y Calderón con
quienes tuvo tratos dentro de la política del PAN, consistente en dar
cargos gubernamentales a cambio de apoyo. El toma y daca con Gordillo fue para que realizara sus arriendos. Pero Calderón quiere lavarse las manos
con base en que el IMSS, el ISSSTE, Pronósticos Deportivos, la Ssa y la
Lotería Nacional no son un botín, cuando los funcionarios y las mafias
comerciales de ventas de medicinas y demás bienes saquean esas
instituciones con una corrupción que ya superó a la del antiguo régimen.
Los panistas, sus empresarios, sus socios –como Elba Esther Gordillo– y
sus sicarios están robando como nunca antes. El PAN es el semillero del
foxismo y del calderonismo.
*Periodista
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