1.
La masa de jóvenes participantes en las manifestaciones, en las
brigadas, en los mítines “relámpago” en los mercados, en las
confrontaciones con la policía, el 2 de octubre en Tlatelolco, se
ubicaba entre los 18 y 28 años, así que hoy cuentan con 60 años y más.
Dado que eran jóvenes que mayoritariamente se movían sólo contra la
injusticia y la represión, pero que comenzaban a interesarse por la
política, lo más seguro es que hayan llegado a ser funcionarios de
gobierno o hayan trabajado para la empresa privada y que muchos de ellos
–siendo profesionistas- se hayan jubilado. Los que destacaron como
dirigentes eran mayoritariamente jóvenes militantes de la Izquierda y la
mayoría de éstos se hicieron diputados o funcionarios del PRD, PT y
otros partidos y grupos de centroizquierda; también del PRI. Aunque
mucho
s nos
conformamos con ser posteriormente profesores universitarios y
periodistas.
2.
Y no fue fácil conservarse en la oposición radical. Los presidentes
Echeverría Álvarez y López Portillo construyeron una política de
“apertura democrática” y de “nacionalismo revolucionario” que abrió las
puertas a los jóvenes con el objetivo de recuperarlos para el régimen
del PRI. O, por lo menos, para el sistema. ¿Quién puede olvidar que los
intelectuales, Paz, Fuentes, Benítez y otros hicieron un llamado
pidiendo apoyo al gobierno con la consigna: “democracia o fascismo”.
¿Quién no recuerda que en 1971 salieron de la cárcel Demetrio Vallejo y
la mayoría de los presos invitándolos a ingresar a partidos o dando
facilidades para crear otros nuevos tal como el PST, PMT, MAUS y otros?
¿Cómo no recordar que en 1977 el Estado creó la llamada Reforma
Política, cuotas millonarias para partidos, tiempos
en
televisión y diputados de plurinominales? O sea, el gobierno pudo
comprar voluntades.
3.
Durante los gobiernos de LEA y JLP (1970-76 y 1976-82) muchos
funcionarios presumían (Luz Alegría, Beatriz Paredes) haber estado en el
movimiento de 1968; sin embargo consta en documentos que los partidos
derechistas PRI y PAN condenaron y combatieron el movimiento
calificándolo de comunista y subversivo. Incluso el PPS de Lombardo, que
se autocalificaba de antiimperialista, condenó al movimiento diciendo
que estaba al servicio de EEUU. Hoy es tan grande el número de políticos
oportunistas que dicen haber participado en el movimiento que por sólo
ese hecho pareciera que el movimiento fue oportunista y gobiernista. Por
eso puede decirse que se ha desgastado el discurso y que es necesario
renovarlo actualizándolo con los movimientos radicales de las calles y
haciendo a un lado a aquellos que habiéndose vendido a los gobiern
os
(PAN, PRI, PRD) hoy lo reclaman para sí, pero ocultando el radicalismo
original de los jóvenes.
4.
Lo importante de 1968 fue ser un gran movimiento libertario
internacional; fue haber sido el gran festejo de la década de los
sesenta que buscaba acabar con el autoritarismo en la familia, en las
escuelas, las iglesias, las fábricas, la cultura, las tradiciones, los
fanatismos y las costumbres. No solo en México, mucho más en Francia,
Alemania, EEUU, Checoslovaquia. Muchos chavos (jóvenes) rompieron en
todo el mundo con sus familias y organizaron comunas igualitarias;
rompieron con el autoritarismo de las escuelas; las iglesias tuvieron
que renovarse para no morir; los obreros hicieron más fuertes a sus
organizaciones y más numerosas sus huelgas; la cultura se hizo amplia y
libertaria en la música, la pintura, el teatro; el vestido, el cabello,
las barbas, las parejas, las relaciones sexuales cambiaron radicalmente.
Mucho s
e
transformó en la década de los años 60 y 1968 vino a ser la coronación,
lo más alto de la década.
5.
Se han escrito muchos libros, folletos y artículos sobre el movimiento
estudiantil de 1968. Sin embargo, como han dicho los clásicos del
marxismo: vale más un movimiento real que 100 libros escritos sobre él.
Sin qué hacer, en 1998 –en su 30 aniversario- escribí un folleto sobre
algunas experiencias de aquel movimiento que viví como activista y
brigadista en los centros obreros de Cuauhtitlán, Altos Hornos, Campos
Hermanos y ferrocarrileros del Valle de México y Pantaco donde
repartimos volantes y realizamos mítines buscando que los obreros
apoyaran el movimiento como paso a un mayor compromiso en sus luchas. En
el mismo folleto pude analizar el silencio y la desinformación que la
Prensa escrita extendió en Yucatán para evitar que los estudiantes
yucatecos dieran su solidaridad. Desafortunadamente el 99 por ciento de
la
prensa nacional, de la radio y la TV, estuvo absolutamente contra el
movimiento.
6.
¿Qué quedó? Sólo se habla de la matanza del 2 de octubre en la que Díaz
Ordaz, el presidente, asumió toda la responsabilidad. Para mi ese es un
acontecimiento político importante, pero no fue lo esencial; lo que más
transformó a la sociedad mexicana y al mundo fue que la población
comenzara a luchar, a participar sin miedo en las universidades, en las
fábricas, en el campo; que empiece a mirar las cosas sin miedo y que se
hayan fortificado sus esperanzas de lucha contra la explotación y la
opresión política. La relación del hombre y la mujer comenzó a ser menos
despótica; los hijos comenzaron a reclamar respeto a los padres; los
estudiantes son menos subordinados al profesor; los empresarios deben
tratar con menos tiranía a los trabajadores; los políticos no deben ser
tan rudos con los gobernados. Es decir, fue a
partir
de los años sesenta cuando se inició una gran revolución que la clase
dominante ha buscado tapar, pero no ha podido.
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