En los deportes y en las cartas –hoy que están de moda los casinos–
se dice “echar el resto” cuando uno ya tiene poco tiempo o dinero para
apostar. Es, quizá, el último momento de un jugador. Luego no hay
alternativa. Lo anterior viene a colación porque seguramente Felipe
Calderón apostó su resto en este quinto informe de gobierno. Es cosa de
ver la cantidad de anuncios en radio y televisión a su favor o
realizados por él mismo, las misivas que envió a ciudadanos, los
silencios que guardó y las audiencias a las que se abrió (no solamente
en Google: incluso, estuvo con el rector de la UNAM, José Narro Robles, a
quien había pospuesto una cita). Es decir, el último jalón.
Es muy claro que de su propaganda acerca de las viviendas que
otorgó, las carreteras que dice llevó a cabo, el famoso Seguro Popular y
otras acciones, parecieran realizaciones de una administración milagrosa,
ya que estuvo larvada por una crisis que Agustín Carstens, el derrotado
en el Fondo Monetario Internacional, caracterizó mal: simplemente un catarrito.
Era difícil, por lo tanto, que se efectuaran grandes proyectos. Así
fue. Las viviendas exhibidas estaban mal hechas y cuarteadas; los
caminos viales fueron pocos y caros; la cobertura de salud tiene graves
problemas en todo, desde el personal médico hasta los hospitales,
pasando por las medicinas y el empleo. No importa, habría que hacer
apología de algo, aunque la exageración trajera la desdicha.
En su alocución el 1 de septiembre, Felipe Calderón utilizó el 40
por ciento de casi hora y media para hablar de la (in)seguridad
nacional. Claro, hubo algo unánime, cuando pidió un minuto de silencio
por los asesinados en Monterrey. Pero pocos comparten su idea que vamos
por el camino adecuado para vencer a la delincuencia. En este asunto
discrepan hasta quienes lo apoyaron incondicionalmente cuando lanzó su
guerra. Además, las cifras revelan que todos los delitos crecieron en
los últimos cuatro años, según México Evalúa, dirigida por Edna Jaime.
Hay más encarcelados y, paradójicamente, mayor número de cárteles y
delincuentes. El tráfico de drogas aumentó y tenemos más adictos.
De 2006 a 2010 sólo hubo 53 sentencias por lavado de dinero, punto crucial en el combate a los narcotraficantes.
Todavía es hora que no se detienen a los que balacearon en
Torreón, Coahuila, y cerca del mismo lugar ya hubo seis muertos
recientes. En el asunto del Casino Royale no tenemos la certeza de
quiénes son los propietarios ni si hubo blanqueo de lana.
En recientes sondeos únicamente el 50 por ciento de los mexicanos
apoya a Calderón, la cifra más baja que se haya dado en la historia
moderna. Y únicamente el 16 por ciento dice estar más seguro, en tanto
que el 56 por ciento señala temor constante. Mientras que el 23 por
ciento dice que la estrategia es correcta, el 51 por ciento afirma que
debe modificarse.
Por lo tanto, es razonable lo que planteó Narro: en un mes tomemos
nuevas acciones. La respuesta del Ejecutivo es formar otra comisión para
analizar y resolver los problemas. Ya sabemos, para que nada cambie lo
mejor es “inventar nueva comisión”.
Lo novedoso no fue el informe ni el encuentro con los
universitarios, sino que en la red enviaron 14 mil 296 preguntas, las
cuales se resumieron en las más importantes. Y en el caso de la
justicia, Calderón reiteró que hay jueces corruptos y que no hacen bien
su trabajo. “No es que yo la traiga contra los jueces; al contrario, los
aprecio y todo, pero ya también empieza uno a cansarse, mano. Uno los agarra (a los malosos) y los agarra y los agarra y los sacan, los sacan y los sacan”.
Juan Carlos Cruz Razo, a nombre del Consejo de la Judicatura,
señaló: “Cuestionar el trabajo de los jueces, sin fundamento, por
consigna, y más aún, sin pruebas, atenta contra la estabilidad
nacional”. No obstante la rebuscada sintaxis, hay una respuesta nítida y
firme a Calderón, quien, en efecto, nunca aportó la mínima prueba
contra los que dicen ofrecer justicia, aunque éstos no son blancas palomas.
Lo más terrible es que la procuradora, Marisela Morales –quien
estuvo antes en el desafuero de López Obrador y después encargada de la
Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia
Organizada–, no ha dado pie con bola, no obstante los cambios realizados por todos lados. Ni en el caso Jorge Hank Rhon, ni en el de Greg Sánchez, ni, menos aún, en el llamado michoacanazo
(en éste los 12 presidentes municipales resultaron absueltos). Y en el
asunto de Néstor Moreno, denunciado hace más de un año por el diario
estadunidense Houston Chronicle, todo es fallido.
Es decir, si en casa no se hacen bien los procedimientos, no se espere que en el domicilio de enfrente exista pulcritud.
Así pues, cientos de millones de pesos, misivas a ciudadanos por
montones –a este tecleador le llegaron dos, una del Instituto de
Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, y otra
como pequeño empresario, aunque soy profesionista libre– y los aparentes
diálogos con muchas fuerzas no levantaron los bonos de un régimen que
va de salida y debería ser más cuidadoso en sus objetivos y metas.
Pero no se crea que únicamente en los terrenos que hemos señalado la cosa sea negativa para el tiempo atrás llamado hijo desobediente.
En su partido tampoco marchan bien sus políticas. Diego Fernández de
Cevallos se placeó muy orondo en el último acto importante de Enrique
Peña Nieto, al hacer declaraciones absurdas acerca del secuestro.
Vicente Fox, por otro lado, está desatado en su polémica contra su
compañero de partido. Incluso, quien decía que Octavio Paz escribía
novelas y Carlos Fuentes era Premio Nóbel, ahora cita en un artículo de El Universal (5 de septiembre), tres veces a Albert Einstein (el burro hablando de ciencia).
Los que mejor dieron a conocer el pantano en que se encuentra esta administración fueron los caricaturistas Helguera y Magú en La Jornada (2 de septiembre de 2011). El primero dibujó un crespón en la boca de Calderón con los nombres de Marcela Yarce (Contralínea)
y Rocío González, a quienes asesinaron hace poco. Y el segundo hizo una
calaca que dice algo así como: “El actual número de muertos no ha sido
nada, espérense para el 2012”, algo real si continúa la estrategia
fallida.
*Periodista
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