Anders
Behring Breivik, el supuesto autor de la masacre de Oslo que dejó 92
muertos, admitió su responsabilidad ayer. “Fue cruel, pero debía llevar
adelante estas acciones”,
declaró ante la policía, según su abogado. El
noruego, de 32 años, fue detenido acusado de haber matado a 85 personas
en un campamento de verano en una isla al oeste de Oslo y a otras siete
personas en una explosión con coche bomba en el barrio en donde se
encuentra la sede del gobierno. Por el lapso transcurrido entre los dos
ataques, los investigadores creen que los atentados pudieron ser
cometidos por una misma persona. Los sobrevivientes de la tragedia
contaron sus experiencias.
El abogado Geir Lippestad dijo por televisión que el hombre admitió
su responsabilidad. Las autoridades confirmaron que el atacante estuvo
disparando durante 30 minutos antes de que los agentes de la policía
llegaran a la isla. La policía reveló que el detenido publicó
declaraciones de extrema derecha en Internet, pero el primer ministro
Jens Stoltenberg dijo que aún era muy pronto como para conocer el motivo
de los ataques. El jefe de la policía nacional, Sveinung Sponheim, dijo
que las publicaciones en Internet del sospechoso sugieren que tiene
algún rasgo político enfocado a la derecha y puntos de vista
antimusulmanes, pero todavía está por verse si el incidente tuvo esas
motivaciones.Un funcionario policial sostuvo que el sospechoso parece haber actuado solo en ambos ataques y que no hay lazos con organización terrorista internacional alguna. Sin embargo, Breivik habría tenido contactos con la organización inglesa de extrema derecha Liga de Defensa y otras organizaciones antiislámicas. El premier Stoltenberg dijo que funcionarios noruegos estaban trabajando con servicios de inteligencia extranjeros para ver si hubo más involucrados en la autoría de las masacres. Breivik habría posteado en Internet que había mantenido conversaciones con miembros de la organización inglesa de extrema derecha y de Basta de Islamificación en Europa, para analizar métodos de violencia callejera contra las minorías árabes.
El principal sospechoso fue miembro del Partido del Progreso (FrP, derecha populista) no-ruego y de su movimiento de juventudes. El hombre era también miembro de un foro de Internet neonazi sueco. “Me entristece aún más saber que esta persona fue miembro de nuestro partido”, declaró el presidente del FrP, Siv Jensen, en un comunicado. Breivik entró en sus filas en 1999 y fue dado de baja de la lista de miembros en 2006. También fue responsable local del movimiento de las juventudes del FrP, el FpU, entre 2002 y 2004, precisó el partido.
El hombre de 32 años había adquirido seis toneladas de fertilizante que habría utilizado para fabricar las bombas usadas en las masacres. Al mismo tiempo, la policía investiga los relatos de testigos de que había un segundo atacante. El primer ministro y la familia real de Noruega visitaron a los parientes de las decenas de jóvenes baleados durante los homicidios en la isla. El encuentro se produjo en un hotel de un pueblo contiguo a la isla de Utoya. “Todo el mundo está pensando en ustedes”, dijo el premier con tono emotivo. Al producirse los primeros disparos hacia las cinco de la tarde del viernes, casi 600 jóvenes se encontraban en esta pequeña isla cercana a Oslo para participar en un campamento de verano de la juventud del Partido Laborista, la formación del primer ministro Jens Stoltenberg.
“De repente escuchamos disparos desde detrás de una colina”, dijo Khamshajiny Gunaratnam, quien sobrevivió huyendo a nado de la isla. “Nos dijimos: pero bueno, ¿quién está cazando aquí? Sólo podía ser un cazador”, cuenta en su blog. Vestido con un chaleco de la policía, Breivik, rubio de 1,90 metro, atrajo primero a sus víctimas haciéndoles creer que quería protegerlas y darles informaciones importantes.
“Vengan aquí, tengo informaciones importantes, vengan, no hay nada que temer”, dijo antes de abrir fuego, según Elise, una adolescente de 15 años interrogada por la agencia NTB. Previamente, una violenta explosión devastó edificios del gobierno en el centro de Oslo. Los jóvenes militantes laboristas estaban al tanto, puesto que acababan de asistir a una sesión de información sobre el ataque.
Escondida bajo una roca, la adolescente se echó al suelo a unos pasos del atacante, del que podía escuchar la respiración. “La gente corría por todas partes, como locos. No paraba de disparar”, dijo.
Adrian Pracon, que recibió un disparo en el hombro izquierdo, contó desde el hospital que el hombre disparaba a la gente desde una distancia corta. “Se puso a unos diez metros de mí y disparó a la gente que estaba en el agua”, dijo. En un largo post publicado en su blog, Khamshajiny Gunaratnam cuenta los esfuerzos desesperados que hizo con sus compañeros para esconderse, esquivar al atacante, y huir de las balas corriendo entre las rocas y los arbustos. “Corríamos y corríamos. Lo peor es cuando supe que quien disparaba estaba vestido de policía. ¿En quién debíamos confiar? Si llamamos a la policía, ¿será él quien venga en nuestra ayuda?”, escribía esta joven de 23 años. “Pese a todo, llamamos a la policía. Pero demoraron muchísimo”, recuerda. Sólo después de las siete de la tarde llegó en helicóptero un comando de la policía noruega, que capturó al sospechoso.
Con la isla entera convertida en una escena de crimen, policías patrullaban la zona con botes buscando más cadáveres que pudieran estar sumergidos en el agua.
Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-172923-2011-07-24.html
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