Al primer
trimestre de este año 2011, la deuda total de nuestros vecinos alcanzó
52.3 trillones de dólares, trillones de ellos que equivalen a billones
nuestros. Su producto interno bruto de este mismo periodo fue de 15
trillones, de nuevo trillones de ellos. Podemos concluir, entonces, que
deben tres y media veces lo que internamente producen.
Por cierto, se han desendeudado un poco. Pero sólo un poco. En 2009
llegaron a deber casi cuatro veces su producto. ¿Cómo se integra ese
enorme volumen de endeudamiento estadunidense? ¿Quién debe qué? ¿Cuál es
el sector más endeudado en estos momentos? ¿Lo adivina usted? No…no es
el gobierno federal. ¿Quién, entonces? El sector financiero. Es
responsable de 27 por ciento de la deuda total. Y las familias tienen un
terrible endeudamiento que casi iguala al de bancos, financieras, casas
de bolsa, fondos de inversión. ¿Cuánto? El 25 por ciento. Sí, la cuarta
parte de la deuda estadunidense la tienen las familias estadunidenses. Y
de esa cuarta parte de la deuda vecina, la deuda hipotecaria representa
la mayor parte, el 75 por ciento de este total. Por ello, representa el
19 por ciento de la deuda estadunidense. Sí, los hogares vecinos deben
10 trillones de dólares por concepto de sus hipotecas. Su deuda
hipotecaria, por cierto, es prácticamente igual a la deuda global del
gobierno federal. Así, y de manera sorprendente, las deudas del gobierno
federal e hipotecaria de los hogares estadunidenses, son prácticamente
del mismo monto. Casi 10 trillones de dólares. Y juntas casi 20.
Y si a este endeudamiento sumamos por una parte la del consumo de los
hogares del país vecino –otros 3 trillones de dólares– y, por otra, la
de los gobiernos estatales y locales –poco más de 2 trillones de
dólares– tendremos poquito menos de la mitad de la deuda total
estadunidense. Sí casi el 50 por ciento de lo que se debe en Estados
Unidos, lo deben los gobiernos y los hogares. Y como parte de los pagos
de gobierno se nutre del impuesto sobre el ingreso de las personas –las
que habitan los hogares, según diría Perogrullo–, el peso fundamental de
la deuda vecina y, consecuentemente, de su servicio, de su pago,
descansa sobre las familias estadunidenses, que nunca como hoy han visto
diezmado su ingreso real. Nunca como hoy fue así. Por eso la reacción
tan severa –con razón y sin razón– contra Obama, que llegó a la
Presidencia en uno de los peores momentos de la historia económica de
nuestros vecinos. Bueno, pero siguiendo con lo de la deuda, diremos que
el resto, es decir, poco más de la mitad representada por 27 trillones
de dólares, la deben cinco entidades o sectores: 1) las empresas
financieras (14 trillones que casi corresponden al 27 por ciento que
antes mencioné); 2) las corporaciones no financieras (7.3 trillones que
equivalen a 14 por ciento del endeudamiento total); 3) las empresas no
corporativas industriales, comerciales y de servicios (3.5 trillones con
6.6 por ciento del total); 4) un poquito las empresas agropecuarias,
con poco menos de medio punto porcentual del endeudamiento total; 5)
finalmente, el resto, es decir, casi más del 4 por ciento restante,
corresponde a 2.2 trillones que deben entidades extranjeras.
¿Qué pasaba hace años, por ejemplo, hace 20 años, en 1991,
antes del gran boom estadunidense? Lo primero que sorprende es que la
estructura, es decir, la participación relativa en el endeudamiento
global de cada uno de los sectores es muy similar a la actual. No ha
habido muchos cambios. Acaso sólo el sector financiero tenía un poco
menos de participación en el endeudamiento, unos siete u ocho puntos
porcentuales menos (19 por ciento en lugar de 27 por ciento actual).
También las entidades extranjeras, con un par de puntos porcentuales menos en la estructura del endeudamiento global (2 por ciento en lugar de 4 por ciento actual). Y esta diferencia se cargaba en un mayor endeudamiento de los gobiernos estatal y local. Pero hay que notar algo. Muy importante. La deuda total era equivalente a sólo dos y media veces el producto bruto estadunidense, no a las tres y media veces que hoy representa. Menos todavía si nos vamos 10 años atrás, pues en 1981, el endeudamiento global sólo representaba una y media veces el producto bruto de nuestros vecinos. Este porcentaje fue muy estable. Al menos desde 1949 y hasta 1981. Pero a partir de 1981 empezó a crecer y crecer y crecer. Esto es sorprendente. Que la economía y la sociedad estadunidenses vivieron cada vez más y más endeudadas. Y en eso no hay ciclos, la relación entre el volumen de la deuda total de la economía y la sociedad de Estados Unidos y su producto interno ha sido persistentemente ascendente. Desde 1981 no dejó de crecer, incluso en algunos momentos muy aceleradamente. Y sólo a finales de 2008, ya como expresión de su crisis, empezó a descender un poco. Sólo un poco. Conclusión: no hay en todo el mundo quién deba tanto, ni quién tenga tantas dificultades para pagar, por curioso que parezca. Ya retomaremos estos pronto, muy pronto.
También las entidades extranjeras, con un par de puntos porcentuales menos en la estructura del endeudamiento global (2 por ciento en lugar de 4 por ciento actual). Y esta diferencia se cargaba en un mayor endeudamiento de los gobiernos estatal y local. Pero hay que notar algo. Muy importante. La deuda total era equivalente a sólo dos y media veces el producto bruto estadunidense, no a las tres y media veces que hoy representa. Menos todavía si nos vamos 10 años atrás, pues en 1981, el endeudamiento global sólo representaba una y media veces el producto bruto de nuestros vecinos. Este porcentaje fue muy estable. Al menos desde 1949 y hasta 1981. Pero a partir de 1981 empezó a crecer y crecer y crecer. Esto es sorprendente. Que la economía y la sociedad estadunidenses vivieron cada vez más y más endeudadas. Y en eso no hay ciclos, la relación entre el volumen de la deuda total de la economía y la sociedad de Estados Unidos y su producto interno ha sido persistentemente ascendente. Desde 1981 no dejó de crecer, incluso en algunos momentos muy aceleradamente. Y sólo a finales de 2008, ya como expresión de su crisis, empezó a descender un poco. Sólo un poco. Conclusión: no hay en todo el mundo quién deba tanto, ni quién tenga tantas dificultades para pagar, por curioso que parezca. Ya retomaremos estos pronto, muy pronto.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/24/opinion/029a1eco
http://www.jornada.unam.mx/2011/07/24/opinion/029a1eco
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