1. Felipe Calderón, el presidente espurio, no recibe a nadie sin
importancia. Recibirá a Javier Sicilia porque piensa que lo puede usar
muy bien, pero puede que no logre nada. Calderón, como todos los
gobernantes, piensa y planea cualquier reunión; la tiene siempre bien
calculada. Se reúne con sus amigos del gobierno y algunos empresarios
para chacotear y tomar algunos alcoholes; también las hace con
dirigentes panistas para regañarlos y leerles la cartilla; conversa con
altos dirigentes del PRI para llegar a acuerdos de igual a igual; pero
con los del PRD lo hace desde lo alto para buscar cómo debilitar a AMLO.
También se reúne con el embajador yanqui pero sólo para obedecer
órdenes o sufrir algún estirón de orejas; casi lo mismo sucede cuando se
reúne con los dueños de Televisa y de TV Azteca que siempre le sacan
muy buenas concesiones. Todas las reuniones son juegos de poderes y
triunfa, indudablemente, quien más fuerza tiene.
2. Sicilia, para lograr la reunión con Calderón, anunciada para el
jueves 23 de junio, desconoció los acuerdos que 13 días antes aprobamos
después de analizar y discutir en las mesas de trabajo que realizamos en
Ciudad Juárez. Se planteaba que el ejército debería regresar a sus
cuarteles, realizar un juicio político a Calderón y otras autoridades,
no buscar reunión de acuerdos con él hasta en tanto no logremos tener
más fuerza y presencia para obligarlo a cumplir y para que no sea un
distractor que alargue los asuntos. Reclamamos que después de recorrer
miles de kilómetros, discutir y aprobar acuerdos, no tenía caso una
introducción a los resolutivos que nadie aprobó, así como tampoco a los
seis puntos que no se sabe quien redactó. La realidad es que los
acuerdos no son “un chorizo de peticiones a Santa Claus” como han dicho
los enemigos de los acuerdos, sino demandas económicas, políticas y de
seguridad urgentes y necesarias.
3. Calderón nunca dará una audiencia a Marcos, a López Obrador, a la
APPO oaxaqueña o a los dirigentes de la CNTE -aunque tampoco alguno de
éstos se la solicitaría- porque representan proyectos políticos
radicalmente contrarios. Pero Sicilia ha buscado por todos los medios la
conciliación, los acuerdos, el no chocar, para que siempre esté abierto
el camino “para lograr cambios pacíficos en el país”; es una estrategia
que por experiencias de varias décadas muchos hemos estado convencidos
que no funciona porque la clase política y empresarial nunca ha cedido
ante las buenas palabras y las verdaderas razones. Pero la realidad
–debe reconocerse- quizá pueda funcionar con extremada lentitud, aunque
también ser aprovechada por el gobierno como distractor; eso me
demuestra la mesa que abrieron Gobernación y el EPR, que lleva más de
dos años reuniéndose cada seis meses sin ningún resultado positivo: ha
sido sólo un distractor.
4. Tiene que ser una reunión abierta a la prensa que bien podría usar
Calderón para realzar a su gobierno, hacer campaña política, culpar al
narcotráfico y la delincuencia, así como para prometer que el gobierno
seguirá investigando. ¿Qué más puede responder Calderón ante el dolor,
incluso el llanto de quienes han sufrido la pérdida de algún familiar?
Si se centra la reunión en la búsqueda de los culpables y no se plantean
los problemas profundos, de fondo, que han provocado todas estas
muertes, Calderón con las manos en la cintura puede salir triunfante de
la reunión y si eso pasara, Sicilia y acompañantes sólo le habrían
servido muy bien la mesa para que Calderón salga triunfante. Entonces
los que hemos criticado la limitación del movimiento y exigimos que los
acuerdos de las mesas instaladas en Ciudad Juárez sean las bases de los
acuerdos tendríamos totalmente la razón. Las caravanas se debilitarían y
no tendrían justificación.
5. La realidad es que si parto de la idea de que nadie tiene la razón
teórica y ésta sólo puede demostrarse en la práctica de largo plazo, y
si por experiencia histórica la razón sólo puede estar en los grandes
movimientos sociales y en sus luchas desde abajo, entonces puede decirse
que lo que hacemos los articulista es dar simples opiniones, incluso
facilitar algunos razonamientos acerca de teorías y movimientos
sociales; nada más. Sin embargo nadie está en cero porque ha vivido
experiencias –mientras más largas e intensas mejor- que permiten ver,
entre las clases sociales que se enfrentan, quienes son los explotadores
y opresores y quiénes son los pobres y miserables oprimidos. “Quiénes
son los amigos del pueblo y por qué luchan” (Plejanov) Puedo reafirmar
.y está probado- que el PRI, el PAN, el PRD son corruptos y engañan a la
población, pero no puedo decir lo mismo de Marcos, AMLO, Sicilia, los
electricistas, mineros o la CNTE.
6. Pienso que hay que partir que todos ellos están luchando con mucho
honestidad y desarrollando cada quien su estrategia política. Cada uno
tiene cientos, miles, decenas de miles de seguidores convencidos que
ellos tienen la razón política; se pueden acusar mutuamente de
seguidismo y caudillismo, pero no debe olvidarse que las verdades pueden
estar en los documentos, en los discursos y subjetivamente en los
estilos y las actitudes. La realidad es que estuve en las mesas de
discusión en Ciudad Juárez, colaboré en los resolutivos de la mesa
siete, estuve de acuerdo con el sector radicalizado que protestó por
hacer a lado los acuerdo discutidos y aprobados, pero hoy –pensando-
siento que hay que dejar que Javier Sicilia, Álvarez Icaza, Raúl Vera,
Miguel Alvarez, Concha, desarrollen su estrategia de negociaciones y
búsqueda de acuerdos con el espurio Calderón. A pesar de estar
convencido que puede jugarles el dedo en la boca, hay que esperar.
7. A Calderón no solamente hay que hacerle un juicio político sino
que también penal para que responda por los 40 mil muertos, otros tantos
enterrados en fosas clandestinas. Lo mismo debió hacerse con Fox por
los grandes fraudes de sus familiares, a Zedillo y a Salinas con mil y
un acusaciones. Ningún expresidente debió librarse del juicio penal. Sin
embargo en esto demuestra su enorme fuerza y unidad la clase política;
todos los partidos cuidan las estructuras estatales de dominación, a
pesar de que se confronten en asuntos secundarios. La gran fortaleza del
Estado mexicano, la habilidad y marrullería de la burguesía gobernante,
la fuerza aplastante del corporativismo sobre las organizaciones
campesinas y obreras y, en contraparte, nuestra aún pequeña fuerza y
presencia como organizaciones democráticas e independientes de los
trabajadores nos impide que realicemos acciones de fondo. Por eso la
estrategia de Sicilia debe observarse.
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