Como lo señaló Fidel Castro:
Libia muestra en toda su crudeza la impunidad del poderío militar imperial para
destrozar a un país soberano, pero también muestra en grados superlativos la
hipocresía de un sistema capitalista decadente cuyas potencias centrales llaman
"operación humanitaria" a una masacre ininterrumpida del pueblo libio, desde
hace 12 días, y durante las 24 horas. Pero además, la destrucción y control de
Libia se proyecta como "gran negocio" donde participan las grandes corporaciones
financieras, comerciales y de servicios, junto con armamentistas, petroleras
y seguridad privada que contratan con el Pentágono.
Informe especial
IAR Noticias/
IAR Noticias/
Y
ahora la OTAN, con su estructura
operativa controlada por el Pentágono, concreta otro récord. Formalmente este
jueves la Alianza Atlántica toma el comando de los bombardeos "humanitarios y el nombre de la operación
pasará de llamarse "Odisea del Amanecer" a
"Protector Unificado". No es un chiste.
Según los partes oficiales, OTAN
tiene a partir de este jueves el mando total sobre las acciones militares
internacionales (léase bombardeos) en Libia, al completarse la
transición de la "coalición" imperial, que ya arrojó miles de misiles y bombas
inteligentes, liderada por Francia, Reino Unido y EEUU, a la Alianza Atlántica.
Es decir que, después de un trabajo de
destrucción sistemática de la infraestructura productiva de Libia, del aparato
militar y del sistema de comunicación de Kadafi, después de sembrar el terror
con la muerte masiva de civiles, las tres potencias "gurcas" del sionismo,
EEUU-Reino Unido-Francia, centralizadas en el comando del Pentágono, se
diluyen (sólo formalmente) en la estructura de 28 miembros de la OTAN.
De esos 28 miembros, sólo cinco se
asumen como "comunidad internacional" y deciden en la ONU (órgano de
aplicación de "legalidad" a las invasiones militares) la legitimidad y la
justificación del despedazamiento de Libia, basado en argumentos de "misión
humanitaria".
Unos días antes, la organización ya
había asumido la dirección de la zona de exclusión aérea impuesta sobre Libia
en virtud de lo acordado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y,
previamente, había hecho lo propio con la vigilancia del embargo de armas
que pesa sobre el país norteafricano a través de una misión naval en aguas del
Mediterráneo.
Esto dio la justificación para que el
trío criminal EEUU-Reino Unido-Francia comenzaran los bombardeos
ininterrumpidos sobre la infraestructura y poblaciones civiles del país
petrolero.
Hay que recordar que Libia, como lo
estuvo Irak en su momento, sufre un bloqueo económico y un aislamiento
internacional cuyo emergente más inmediato es un estado de potencial
"catástrofe humanitaria" del pueblo libio.
El presidente del Comité Militar de
la OTAN, el almirante italiano Giampaolo Di Paola, y el general canadiense
Charles Bouchard, al mando de las operaciones desde la base que la Alianza tiene
en Nápoles (Italia), "explicarán" hoy a la prensa internacional el nuevo marco
de situación.
En definitiva, EEUU y los "gurcas" de
la Alianza, quieren otorgar un marco de "legitimidad" internacional a la fase
final de las operaciones militares para descuartizar a Libia, terminar con
Kadafi y apoderarse de su petróleo.
Para después (como lo hacen siempre) proceder a la "privatización" de la
riqueza petrolera libia, apoderarse de los activos financieros libios en el
exterior, y proceder a la "reconstrucción" del país.
Desde Wall Street y el sector de
Defensa (y posibilitado por la relación comercial Pentágono-contratistas del
Complejo Militar Industrial), se desprenden todas las líneas de decisión y
ejecución del macro-negocio con el armamentismo, el petróleo, la
"reconstrucción" y la infraestructura operativa de las invasiones y
ocupaciones (como Irak, Afganistán y ahora Libia) agregadas las bases
militares norteamericanas (se calculan en casi 1000) diseminadas por todo el
planeta.
Sobre la base de un presupuesto de US$ 780.000 millones (destinado al sector de Defensa) este macronegocio hoy hegemonizado por el lobby sionista demócrata abarca desde la venta de armas y de tecnología de punta, hasta construcción de infraestructura y de prestación de servicios privados a las bases militares y fuerzas de ocupación.
Wall Street provee recursos de financiación, y los contratistas del Complejo Militar Industrial, no sólo proveen armas y servicios de seguridad privada, sino que también proveen la logística completa (ropa. comida, alojamiento, etc) a los soldados, tanto en las áreas de ocupación como también en la red de bases distribuidas por todo el planeta y dentro de EEUU.
Sobre la base de un presupuesto de US$ 780.000 millones (destinado al sector de Defensa) este macronegocio hoy hegemonizado por el lobby sionista demócrata abarca desde la venta de armas y de tecnología de punta, hasta construcción de infraestructura y de prestación de servicios privados a las bases militares y fuerzas de ocupación.
Wall Street provee recursos de financiación, y los contratistas del Complejo Militar Industrial, no sólo proveen armas y servicios de seguridad privada, sino que también proveen la logística completa (ropa. comida, alojamiento, etc) a los soldados, tanto en las áreas de ocupación como también en la red de bases distribuidas por todo el planeta y dentro de EEUU.
La destrucción y control de Libia se
proyecta como "gran negocio" donde participan las grandes
corporaciones financieras, comerciales y de servicios, junto con armamentistas,
petroleras y seguridad privada que contratan con el Pentágono.
Todos unidos bajo el axioma de los Rothschild: "Si no hay guerra, hay que
inventarla para hacer negocios".
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