(apro).- En la última reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de
la Unión Europea, realizada el pasado 24 de marzo, todos se mostraban
sonrientes para la foto, pero no pudieron ocultar la desazón que embarga
a muchos de ellos.
Y es que prácticamente todos han sufrido importantes derrotas
políticas, que dan muestra fehaciente de que sus decisiones no son
compartidas por sus electores, lo cual resulta sorprendente, en virtud
de que han antepuesto consideraciones político-electorales inmediatas a
la viabilidad del pacto europeo, y por supuesto han ignorado los costos
sociales que ha provocado la demora para tomar decisiones en muchas
entidades.
Pese a esta preeminencia de lo que los políticos entienden
como intereses locales sobre los europeos, sus compatriotas y también el
electorado les han vuelto la espalda.
Esto es claro cuando se miran los acontecimientos políticos recientes: en el importante land
alemán de Baden-Würtemberg, feudo demócrata-cristiano desde 1953, los
resultados electorales han sido adversos para la canciller Angela
Merkel, mientras que en las elecciones cantonales francesas fue
derrotado el partido del presidente Sarkozy.
Además, hay que tomar en cuenta la obligada comparecencia del primer
ministro italiano Silvio Berlusconi ante los tribunales; la incapacidad
de los políticos belgas para formar gobierno, luego de casi un año sin
él, o las innumerables encuestas que confirman la creciente pérdida de
respaldo ciudadano de David Cameron en Reino Unido y José Luis Rodríguez
Zapatero en España, entre otros.
Lo cierto es que esos gobernantes europeos deciden entre ellos las
políticas, con graves afectaciones a las condiciones de vida de sus
gobernados y los de toda la Unión Europea, con el único respaldo de sus
propios partidos y de sus gobiernos.
En la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, José Sócrates, hasta
hace unos días antes primer ministro portugués, presentó su cuarto
programa de ajuste presupuestal en un año, y se lo aprobaron, pero no
ocurrió lo mismo en la Asamblea de Portugal.
Con la votación unida de opositores de izquierda y de derecha, lo que
no cualquiera logra, se rechazó dicho programa, y poco importó a los
parlamentarios lusos que ese Plan para la Estabilidad y el Crecimiento
IV hubiera sido aprobado en Bruselas, durante la reunión cumbre de la
Unión Europea. Importó más es el generalizado rechazo social a las
medidas instrumentadas, que sin duda se ampliaría frente a nuevas
medidas de austeridad.
Por su parte, antes de que se le solicitara, Rodríguez Zapatero
–quien en cada encuesta da muestras de que ya no lo apoyan ni los
votantes más fieles del PSOE– presentó a esa Cumbre “una batería de
reformas” estructurales y presupuestales para evitar que las
dificultades portuguesas para financiar su deuda contagien los bonos
gubernamentales españoles y las obligaciones que emitirán los bancos
privados.
Sin entender lo que va primero y lo que va después, luego de
comparecer ante esa Corte, presidida por la gran jueza alemana, el
presidente español presentará esa batería de reformas a los grandes
empresarios españoles y finalmente a los dirigentes sindicales.
En la Europa del euro hay una fuerte discusión. Después de
sobresaltos importantes en 2010, todo parece indicar que la permanencia
de esa moneda común está clara. Lo que no queda claro es si el costo que
los europeos están pagando, y que lo seguirán haciendo por un buen
tiempo, ha valido la pena.
Para garantizar la permanencia del euro, en la zona se impuso la
visión de que era indispensable que los gobiernos con problemas para
financiar su deuda hicieran duros planes de ajuste presupuestal que
garantizaran reducciones sustanciales del déficit fiscal, a fin de que
convergieran en la meta de 3%.
Primero se hizo en Grecia, luego en Irlanda y ahora en
Portugal, pero no sólo ellos, también se ajustó el gasto público en los
otros países de la Unión Europea. Y es que entre estos políticos había
el convencimiento de que esos ajustes generarían que los grandes
inversionistas, que básicamente son los que compran los bonos
gubernamentales, tuvieran confianza en que los compromisos de pago de
los gobiernos se cumplirían y que, por esa razón, dejarían de exigir
mayores tasas.
Además, razonando de manera ortodoxa, se sostenía que esos ajustes
fiscales no afectarían la recuperación del crecimiento y la generación
de empleo.
Luego de un año ha quedado claro que esas expectativas
económicas no se cumplieron. El costo de los bonos griegos e irlandeses
siguió aumentando, pese a que sus gobiernos recibieron el apoyo
financiero de los otros gobiernos europeos.
Las presiones para otros gobiernos de la periferia europea tampoco
cesaron, prueba de ello es la difícil situación portuguesa y la
posibilidad siempre presente de que los “mercados” finalmente decidan
embestir al toro español.
En Gran Bretaña, el gobierno conservador ha tenido que modificar a la
baja sus expectativas de crecimiento y a la alza las del déficit, de
modo que la teoría en la que se sostenía ese plan de austeridad y de no
afectación en el comportamiento de las importantes variables del
crecimiento y empleo, otra vez ha mostrado que no funciona.
Luego de un año, el rechazo político a la manera como este grupo
gobierna a la Unión Europea es cada vez más amplio. Sin embargo, no sólo
presente, sino que conserva su vigencia.
Y eso tiene una sola explicación: a algunos les ha sido útil y les
sigue siendo útil, y por ello, pese a su indudable impertinencia
general, el predominio de los intereses de esos pequeños grupos que en
cada país nunca pierden es lo suficientemente fuerte para impedir que
los gobiernos razonen de manera distinta, no importa el signo ideológico
en el que se inscriban.
Los que mandan lo siguen haciendo, por eso definen la política a
socialdemócratas, demócrata-cristianos, liberales, conservadores y
cualquiera que esté en posición de poder verdadero.
Ese es el leit motiv de los gobernantes europeos. Por eso la
continuidad del proyecto unitario parece tener pocas posibilidades de
desarrollo, por lo menos en un sentido social. Sentido que era, ni más
ni menos, la aportación europea al mundo.
odselley@gmail.com.mx
Fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/89811
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/89811
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