lunes, 25 de abril de 2011

Iglesia Catòlica : El Vía Crucis de la Iglesia chilena .Rodrigo Alarcón López. Los casos de abusos sexuales protagonizados por religiosos como Fernando Karadima e Isabel Margarita Lagos han puesto al mundo católico criollo en la crisis más importante de su historia. Mientras en el clero reconocen que la situación afectará los ritos de este fin de semana, los especialistas consideran que hay una sanción social y que indudablemente “va a ser una Semana Santa distinta”.

curasSemana Santa: procesiones, mariscos y pescados, misas, películas religiosas, retiros, huevos de
chocolates, fin de semana largo, vía crucis teatralizados, aglomeraciones en terminales y carreteras del país. Los días en que la Iglesia Católica conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo son diferentes para la mayoría de los chilenos, sin importar el credo religioso.
Esta vez hay un ingrediente particular: las distintas denuncias de abusos sexuales contra religiosos, con particular difusión en el caso de Fernando Karadima y la ex superiora de Las Ursulinas, Isabel Margarita Lagos, han puesto a la Iglesia chilena en un complicado escenario. “Si uno mira la historia hacia atrás, esta situación es única en la historia de Chile y creo que también en la historia mundial”, dice el académico e historiador Marcial Sánchez, director del proyecto de cinco volúmenes “Historia de la Iglesia en Chile”. “Más allá del alejamiento de la feligresía o los errores de la Iglesia, es el contexto. Vivimos en un mundo globalizado donde estamos todos conectados, entonces cuando alguien comete un error o un hecho delictivo, inmediatamente nos podemos informar. Ya no es una situación que sucede en el pueblo X del lugar X, sino que si sucede en el pueblo X, todos nos enteramos e inmediatamente levantamos banderas a favor o en contra”, explica.
¿La Iglesia chilena ha vivido crisis como la actual? Según Sánchez, no. “Porque si vamos al siglo XIX y vemos las luchas entre liberales y conservadores, obviamente eran distintas, pero encontramos hasta a un Domingo Santa María (Presidente que promulgó las leyes laicas) que igual en sus cartas privadas hacía referencias a Dios. Además, el contexto de la globalización nos lleva a pensar que la situación que está viviendo la Iglesia chilena es una de las más complejas de su historia”.
Los casos de pedofilia y abusos sexuales también tendrán consecuencias en las ceremonias mismas. Según el sacerdote jesuita Jorge Costadoat, académico de la Universidad Católica y Universidad Alberto Hurtado y director del Centro Teológico Manuel Larraín, “tendría que afectar muchísimo el sentir y la participación de la gente en esta Semana Santa, porque ha sido algo muy serio. A no ser que alguien esté tan metido para adentro, que no se dé cuenta de lo que está ocurriendo. Lo normal sería que como católicos, todos sufrieran lo que está ocurriendo, que sintieran dolor, rabia, confusión. Y especialmente los sacerdotes, van a tener que celebrar estremecidos la Semana Santa”.
Costadoat, doctor en Teología, afirma que los sacerdotes “están debilitados, golpeados, cualquiera de nosotros está afectado por lo que ha ocurrido. Lo que le da mucha fuerza a esta celebración, porque es pasar por la Cruz, el reconocimiento del pecado, el dolor, todo eso”.
El primer rito de Semana Santa ya trajo controversia. “El Mercurio” publicó una fotografía de la misa en la Catedral de Santiago en la que el arzobispo Ricardo Ezzati y otros religiosos daban la comunión, mientras el obispo Andrés Arteaga -uno de los defensores de Karadima- esperaba en solitario que alguien se acercara a recibir el sacramento de sus manos. La imagen provocó la reacción del arzobispado, que aseguró que sí hubo feligreses que comulgaron con Arteaga y publicó su propia fotografía para desmentirlo.
Más allá del episodio puntual de Arteaga, el académico de la Universidad de Santiago y especialista en sociología de la religión, Cristian Parker, asegura que “hay una sanción social” hacia los clérigos vinculados con casos de abusos, un concepto que comparte el jesuita Jorge Costadoat. Parker considera que las denuncias “afectan la posición de la Iglesia desde el punto de vista de su prestigio social, su capacidad de influencia e incluso de su relación con otras instituciones del Estado”. No obstante, el especialista añade que “una cosa es la sanción social y moral y otra cosa es la religiosidad de la gente. La gente le reza a Dios y sabe perfectamente que el cura es un mediador de Dios, pero le rezan a Dios y a la Virgen. Entonces no hay que confundir”.
“Las creencias de la gente, las prácticas religiosas, sobre todo de religiosidad popular, que se dan mucho en Semana Santa, no cambian en relación a la jerarquía o la Iglesia, sino en relación a otro tipo de factores. La Iglesia puede sufrir problemas, conflictos, desprestigio, lo que sea, pero la gente no deja de ir a las distintas ceremonias de Semana Santa. Una cosa es cómo la gente vive su fe y otra es cómo evalúa al clero”, argumenta.
Los entrevistados coinciden en la evidente falta de credibilidad que provocan los casos de abusos sexuales. Sin embargo, sostienen que hay razones más profundas. El historiador Marcial Sánchez asegura que “la problemática de credibilidad no pasa solamente por la Iglesia católica, sino por todos los organismos de poder. Recuerde el problema de credibilidad que tiene el mundo político, los partidos, los gobernantes actuales y anteriores. La Iglesia también está teniendo un nivel de poca credibilidad, respecto a las actuaciones que pudo haber tenido, no en los tiempos correspondientes o las formas como enfrentaron ciertos casos, como el caso Karadima”.
Jorge Costadoat, en tanto, cree que los escándalos han provocado “rabia e indignación”, pero “también tiene que ver con un malestar contra la Iglesia que tiene otros motivos y que es bastante más antiguo. Se han acumulado cosas y en este momento ha explotado una situación que tiene por el suelo la credibilidad de los sacerdotes y de la Iglesia en general, de la jerarquía”.
El sacerdote cree, sin embargo, que “hay cambios muy significativos en cuanto al modo de ver estas dificultades, que han sido antiguas, son de siempre en la Iglesia. Este tema de los abusos no ha sido una cosa masiva, pero siempre se han dado casos. El asunto es que antes le tocaba a un superior un religioso o algún obispo que tomaba a la persona y la mandaba para otra parte. No sabía qué hacer con eso y pensaba que con una buena prédica, una buena retada y mandándolo a otro lado, la persona iba a enmendarse, cuando muchas veces se trataba de un problema sicológico grave. Entonces ha habido un aprendizaje”.
Marcial Sánchez coincide en que la salida es “la sinceridad y transparencia” y enfatiza la necesidad de una Iglesia “más abierta a la comunidad, más escuchadora y transparente. Como fue Cristo en su época: un hombre integrado con la gente, que podía tener una posición distinta al mundo imperante, pero fue capaz de leerlo. La Iglesia debe ser capaz de leer lo que está sucediendo en su entorno, lo que la gente le quiere decir, fundamentalmente a la jerarquía. Por eso, para las jerarquías, y probablemente para el mundo sacerdotal, va a ser una Semana Santa distinta”.
Vìa :
http://radio.uchile.cl/noticias/111478/

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